Curiosidades sobre los besos que cambiarán tu manera de verlos y darlos

Curiosidades sobre los besos

Probablemente el beso es una de esas costumbres que compartimos de manera más universal: existe en el 90% de las culturas (y sí, eso significa que existe un 10% de culturas en las que las personas no se besan, por muy raro que nos parezca).

La preocupación por dominar “el arte de besar” también parece ser indeleble al paso del tiempo, tanto es así que en el Kamasutra ya se hacía referencia a distintas formas de besar. Parece ser que, al menos inconscientemente, conocemos la importancia y el impacto del primer beso y por ende, nos preocupamos por besar mejor.

Breve historia del beso¿cómo se extendió entre los adultos?

Los orígenes del beso se han perdido en la historia. Algunos estudiosos afirman que se originó a partir de las prácticas de alimenticias de las madres con sus bebes. Es decir, las madres solían masticar la comida y luego se la pasaban a sus pequeños para que estos la digirieran mejor.

Por ese motivo, el beso como expresión de cariño estaba destinado exclusivamente a los niños. De hecho, en la Edad Media, el caballero que besaba a una dama estaba obligado a casarse con ella. No fue hasta el siglo VI en Europa, que el beso comenzó a extenderse como una forma de afecto entre los adultos.

Las curiosidades sobre los besos en las culturas

El beso como saludo difiere en cada cultura, en Japón, por ejemplo, no son muy dados a besarse y mucho menos en público. En cambio, en las culturas medio-orientales es costumbre saludarse entre hombres con tres besos: uno en cada mejilla y al final en la frente.

En muchos países de Latinoamérica las personas se saludan con un beso, en Italia con dos, uno en cada mejilla y en Francia con cuatro besos. Los esquimales, sin embargo, se besan frotando sus narices mientras que en Nueva Zelanda existe el llamado “beso mariposa” donde las dos personas acercan sus ojos y parpadean continuamente creando un efecto con las pestañas parecido al batir de las alas de una mariposa.

No obstante, el beso, tal como se practica en Occidente, resulta repugnante para algunas culturas, por lo cual, no lo practican.

Los diferentes significados del beso

El beso tiene un profundo poder simbólico. Un beso puede representar un simple saludo afectuoso, el deseo erótico o el cariño maternal. También puede encarnar la subordinación y la reverencia, tales son los casos del conocido beso al anillo del Papa o el clásico beso en la mano a aquellas personas que tienen un rango superior.

Pero quizás su significado más conocido es como símbolo de condena y traición. Entonces es imposible evitar que venga a nuestra mente “El beso de Judas” o quizás algunas imágenes de filmes donde el juez besa a su condenado como una señal de sentencia indiscutible.

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Por otra parte, si nos centramos en el cuento de la Bella Durmiente, a través del beso que provoca el despertar podemos comprender toda una época histórica que nos mostraba la mujer como un ser sin deseos sexuales que debían ser despertados por el hombre.

De igual manera, en el Beso de la Rana, cuando el anfibio se transforma en príncipe, nos envía un claro mensaje sobre las creencias en el poder de transformación espiritual que poseía la mujer sobre el espíritu del hombre.

La lateralidad a la hora de besar

Por otra parte, con el objetivo de no darnos un beso esquimal con toque de narices incluido, las personas suelen mover un poco sus rostros. Sin embargo, parece ser que tenemos también para esto un patrón preestablecido neurológicamente: todos tenemos la tendencia a mover el rostro hacia la derecha en el momento de dar un beso. Ese es el motivo por el que casi nunca chocamos, ya que la mayoría de las personas son diestras.

Además, besar no es una tarea tan fácil como parece, aunque nos venga automático. En un beso apasionado se activan hasta 34 músculos faciales mientras que un beso en la mejilla pone en acción 12 músculos. De hecho, algunas personas con lesiones cerebrales, pierden la habilidad de besar.

El beso más largo del mundo

El beso más largo del mundo se produjo en 2013, una pareja tailandesa batió todos los récord: su beso duró la friolera de 58 horas y 35 minutos, en un evento organizado por Ripley’s Believe It or Not! en la ciudad de Pattaya. De hecho, fue tan largo que comenzó el 12 de febrero y terminó dos días después, el Día de San Valentín.

No obstante, los encargados del Guinnes World Record han desactivado esta competición porque a medida que el récord se hacía más largo, y dado que no se permitían pausas de descanso, los participantes se exponían a riesgos caudados por la privación de sueño, como la psicosis.

Ya se habían dado varios casos de competidores que habían sufrido efectos adversos durante anteriores intentos de récord y que habían sido trasladados al hospital con necesidad de reanimación. Por ese motivo, ahora se celebra el maratón de besos más largo en el que aspirantes pueden dormir, comer y separar los labios durante los descansos.

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La ciencia detrás de los besos

Aunque besar sea una costumbre milenaria, los besos siguen siendo centro de atención, no solo para los enamorados sino también los investigadores, que cada día están más interesados en descubrir los secretos que encierran las disímiles formas de besar.

Así, científicos de las universidades de Santa Clara y Lugano se plantearon examinar los efectos de los besos románticos en los lípidos de la sangre, el estrés percibido, la depresión y el grado de satisfacción en las relaciones humanas. Analizaron un total de 52 adultos casados o que vivían con sus parejas y los dividieron en dos grupos: al primero no se le brindó ninguna orientación y al segundo le pidieron que aumentara la frecuencia de los besos románticos cotidianos. Después de seis semanas, repitieron las pruebas psicológicas y fisiológicas.

¿Cuáles fueron los resultados? Las parejas que aumentaron la frecuencia de sus besos mostraron menos estrés, sus relaciones interpersonales mejoraron y disminuyó el colesterol en sangre. Así, el beso, más que un significado simbólico o excitante también posee profundas repercusiones en el orden mental y físico.

Un beso romántico en los labios activa la corteza somatosensorial, el sistema simpático y estimula reacciones endocrinas. Aumenta los niveles de dopamina (sustancia asociada con la sensación de bienestar) y de testosterona (hormona asociada al deseo sexual). Las glándulas adrenales segregan adrenalina y noradrenalina, que aumentan la presión arterial y la frecuencia cardiaca. A la vez, la glándula pituitaria libera oxitocina y se estimula la liberación de endorfinas u hormonas de la felicidad propiciando la sensación de bienestar y relajación. Además, ayuda a minimizar las reacciones alérgicas de la piel.

Por si eso fuera poco, otras investigaciones han descubierto que los hombres que besan a sus parejas por la mañana pierden menos días de trabajo por enfermedad, tienen menos accidentes de tráfico y viven unos ¡cinco años más! ¿Necesitas más razones para besar?

Referencias Bibliográficas:

Kory Floyd (2023). Lipidemic Effects of Kissing are Mediated by Stress:
Results from a National Probability Sample. Health Communication; 38(10): 2026-2034.

Floyd, K., Boren, J. P., Hannawa, A. F., Hesse, C., McEwan, B., & Veksler, A. E. (2009). Kissing in marital and cohabiting relationships: Effects on blood lipids, stress, and relationship satisfaction. Western Journal of Communication; 73(2): 113–133.

Cane, W. (2005). The art of kissing. New York: St. Martin’s Griffin.

Kimata, H. (2006). Kissing selectively decreases allergen-specific IgE production in atopic
patients. Journal of Psychosomatic Research; 60: 545-547.

Fisher, H. (1992). Anatomy of Love: A Natural History of Monogamy, Adultery, and Divorce. New York: W.W. Norton.

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