La esfera tiene 65 centímetros de diámetro y forma parte de 395 bienes arqueológicos que estaban resguardados en diferentes sedes diplomáticas de Estados Unidos.
La petroesfera fue repatriada el pasado el 24 de febrero. Crédito: MNCR.
En las selvas del sur de Costa Rica, en la región de Diquís, reposa un enigma fascinante: las esferas de piedra (o petroesferas). Estas reliquias precolombinas, esculpidas con una precisión asombrosa, cautivan por su forma esférica perfecta y su tamaño variable, que va desde los 30 centímetros hasta los 2 metros de diámetro.
Su origen se remonta a las culturas que habitaron la zona entre el 300 a.C. y el 800 d.C., durante el periodo precolombino. Los antiguos pobladores tallaron estas esferas en rocas como el gabro, la arenisca y la caliza, demostrando un dominio excepcional de las técnicas de talla y pulido de piedra.
El misterio que envuelve a estas esferas ha dado lugar a numerosas investigaciones y teorías sobre su significado. Algunos las consideran símbolos religiosos o sociales, mientras que otras sugieren que podrían haber servido como marcadores astronómicos o delimitadores de territorio. Lo que es cierto es que su presencia nos conecta con el ingenio y la cosmovisión de las antiguas civilizaciones de Costa Rica.
Esfera hallada en 2021 en Palmar Sur de Osa, Costa Rica. Crédito: MNCR.
Declaradas Patrimonio de la Humanidad en 2014, las petroesferas del Diquís son un tesoro cultural invaluable, e incluso hoy en día se siguen hallando ejemplares de las mismas. Otras, fueron encontradas en el pasado y ahora están siendo repatriadas.
Este último es el caso una esfera precolombina que se encontraba en el consulado de Costa Rica en Washington y acaba de volver a su lugar de nacimiento. Según informa el Museo Nacional de Costa Rica (MNCR), forma parte de 395 bienes arqueológicos que estaban resguardados en diferentes sedes diplomáticas de Estados Unidos.
«Se trata de artefactos precolombinos elaborados en piedra y cerámica. Destacan entre ellos una esfera precolombina de cerca de 65 centímetros de diámetro, así como metates, piedras verdes (jade), vasijas policromas, figuras humanas y de animales y herramientas en piedra. Algunas de las piezas tenían hasta 10 años de estar en las oficinas diplomáticas. La mayoría fueron entregadas voluntariamente, mientras que otras fueron decomisadas por autoridades del país norteamericano y entregadas a Costa Rica a través de las oficinas consulares», se precisó en un comunicado.
Por su parte, la Embajadora de Estados Unidos en Costa Rica, Cynthia Telles, expresó que «nuestras dos naciones comparten una creencia común sobre la importancia de preservar y celebrar nuestras historias únicas. Al repatriar estos artefactos, honramos a los antepasados que los elaboraron y a las generaciones que mantuvieron y nutrieron su legado. Reconocemos el valor de estas piezas como algo más que objetos, porque son parte integral de la identidad del pueblo costarricense».
Algunos de los objetos de cerámica repatriados. Crédito: MNCR.
Desde 1986 y hasta la fecha, Costa Rica ha repatriado 3650 bienes arqueológicos provenientes de diferentes países de América y Europa.
Proyecto cultural
La actual repatriación es parte de un proyecto más amplio financiado por el Fondo de Acuerdos Culturales de la Embajada de Estados Unidos de América, que además comprende el desarrollo de capacitaciones para actores estratégicos involucrados en la salvaguarda del patrimonio nacional arqueológico, así como actividades de divulgación, educación y sensibilización pública.
Para este proyecto, el fondo asignó al país norteamericano un presupuesto de 83 mil dólares, mientras que Costa Rica, a través del presupuesto del Museo Nacional, aportó 5.582.660 colones.
En 2025, está prevista una exposición itinerante que mostrará una selección de las piezas repatriadas.
Fuente: MNCR. Edición: MP.
Esfera de piedra es repatriada a Costa Rica junto con otros artefactos precolombinos