Desde la evolución darwiniana a la idea de que la personalidad está en gran parte determinada por las elecciones, las teorías favoritas de los más eminentes pensadores del mundo son tan eclécticas como la ciencia misma.
Cada mes de enero, John Brockman, el empresario y agente literario que preside el salón de Edge.org, le pide a su círculo de científicos, digeratis y humanistas que hagan frente a una cuestión.
En años anteriores, la pregunta era «¿cómo está cambiando Internet la forma de pensar?» y «¿cuál es el invento más importante en los últimos 2.000 años?»
Este año, se plantea la pregunta «¿cuál es, por su profundidad, elegancia y belleza, su explicación favorita?»
Las respuestas, dadas a conocer en la medianoche del domingo, ofrecieron un curso intensivo de ciencia tan bien conocido como poco convencional, tan al gusto del astrónomo real Martin Rees, el físico Freeman Dyson y el biólogo evolutivo Richard Dawkins.
Varios de los cerca de 200 académicos nominados sostienen las dos teorías científicas más potentes jamás desarrolladas. «La selección natural de Darwin gana sin duda», sostiene Dawkins, profesor emérito de la Universidad de Oxford.
«Nunca en el campo de la comprensión humana ha habido tantos hechos explicados con tan poca teoría», indicado la teoría que abarca todo lo relacionado con la vida, y basada en la idea de selección natural que opera con mutaciones genéticas aleatorias.
La teoría de la relatividad de Einstein, que explica la gravedad como una curvatura del espacio, también consigue ser de estas pocas.
Tal como el físico teórico Steve Giddings, de la Universidad de California en Santa Barbara, escribe: «Esta idea central ha dado forma a nuestras ideas de cosmología moderna y también nos ha proporcionado una imagen de la expansión del universo.»
La relatividad general explica los agujeros negros, la curvatura de la luz e «incluso ofrece una posible explicación del origen de nuestro universo, como el efecto de túnel cuántico de la ‘nada'», escribe.
Muchas de las ideas nominadas, sin embargo, no se encuentran en los cursos de ciencias que se enseñan en la escuela secundaria o la universidad.
Terrence Sejnowski, un neurocientífico computacional, del Instituto Salk, ensalza el descubrimiento que la mente consciente y deliberativa no es la autora de las decisiones importantes, como en lo que la gente trabaja y quienes se casan. En su lugar, escribe, «hay un antiguo sistema cerebral llamado ganglios basales, que son circuitos cerebrales a los que la conciencia no puede tener acceso y que controla desde bastidores.
Hace funcionar el neuroquímico dopamina, que puede predecir lo gratificante que será una elección, si cojo este apartamento, ¿seré feliz? «Evalúa el estado actual de toda la corteza e informa al cerebro acerca del mejor curso de acción», explica Sejnowski. Sólo más tarde, la gente construye una explicación de sus decisiones, auto-convenciéndose incorrectamente que la voluntad y la lógica fueron los responsables.
Para el neurocientífico Robert Sapolsky, de la Universidad de Stanford, está surgiendo la idea más hermosa, la que explique cómo, casi mágicamente, se construyen los fenómenos complejos desde los componentes más simples.
Por ejemplo, un ser humano surge de unos pocos miles de genes. La inteligencia de una colonia de hormigas (la especialización del trabajo, los intrincados nidos subterráneos), surgen desde un comportamiento ‘aparentemente sin sentido’ de miles de hormigas individuales.
«Básicamente, no hay ningún modelo o fuente central de mando», dice Sapolsky. Cada hormiga individual tiene un algoritmo simple para interactuar con el medio ambiente», y de aquí surge una colonia con alta eficiencia.»
Entre otros trucos, la colonia ha resuelto el famoso problema del vendedor ambulante, o el reto de hacer una larga lista de destinos por el camino más corto posible.
El efecto pavloviano
Stephen Kosslyn, director del Centro de Estudios Avanzados en ciencias del comportamiento en Stanford, está muy impresionado por el condicionamiento pavloviano, en el que un estímulo neutro, tal puede ser un sonido, llega a ser asociado con una recompensa, como el alimento, produciendo una respuesta como es la salivación.
Esto es algo familiar. Menos conocido es que el condicionamiento pavloviano podría explicar los efectos placebo. Después de que la gente haya utilizado analgésicos como el ibuprofeno o la aspirina en muchas ocasiones, los fármacos comienzan a tener efectos antes que de ser digeridos sus ingredientes activos.
De la experiencia anterior, el mero hecho de tomar la píldora se ha convertido en lo que fue la campana de Pavlov para sus perros, provocando la salivación: el «estímulo condicionado» de tan sólo ver la píldora», desencadena los procesos de alivio del dolor invocados por la propia medicina», explica Kosslyn.
Las teorías de la ciencia que explican el desconcertante comportamiento humano o el funcionamiento interno del universo también resultaron favoritos, en particular:
* El psicólogo Alison Gopnik, de la Universidad de California, Berkeley, con su explicación de por qué los adolescentes son tan inquietos, temerarios y emocionales. Supone dos sistemas cerebrales, un sistema emocional y motivacional y un sistema de control cognitivo, con fallos de sincronía, explica.
El sistema de control inhibe los impulsos y permite retrasar la gratificación de manera que empiece más tarde que lo hacía en generaciones pasadas, pero el sistema de motivación, por otra parte, golpea cada vez más pronto.
El resultado: «Un sorprendente número de adultos jóvenes que son enormemente inteligentes y bien informados, pero sin objetivo, que son entusiastas y exuberantes, pero incapaces de comprometerse con un trabajo en particular o un amor particular hasta bien entrados los veintitantos o treinta años.»
Bellas ideas
* El neurobiólogo Sam Barondes, de la Universidad de California, San Francisco, nomina la idea de que la personalidad está en gran parte determinada por la elección. Una fuerza es casual, la que está en los genes de los padres cuando el óvulo y el esperma producen al niño.
«Pero también está la elección de cómo se desarrollan los procesos del desarrollo neurológico, un pequeño virus por aquí, un evento intrauterino por allí, y tenemos la elección en cualquier momento», señalaba en una entrevista. Otro lanzamiento de dados: el cómo responde un padre a la predisposición genética de un niño a ser sociable, neurótico, abierto a nuevas experiencias o cosas similares, reforzando las tendencias innatas o combatiéndolas.
El papel de la elección en la creación de diferencias entre las personas tiene consecuencias morales, añade Barondes, «promover la comprensión y la compasión por esa amplia gama de personas con quienes compartimos nuestras vidas.»
* Timothy Wilson nomina la idea de que «la gente es lo que ellos hacen». Mientras que el comportamiento de la gente surge de su carácter, aunque alguien devuelva una cartera perdida porque es honesto, «lo contrario también es válido», señala el psicólogo de la Universidad de Virginia. Si devolvemos una cartera perdida, nuestra evaluación de lo honesto que somos se incrementea a través de lo que él llama «auto-inferencia». Una consecuencia de este fenómeno: «Todos deberíamos seguir el consejo de Kurt Vonnegut,» cuando dice: «Todos somos lo que pretendemos ser, así que debemos tener cuidado con lo que pretendemos ser.»
* El psicólogo David Myers, del Hope College, encuentra en «la polarización de grupo» una hermosa idea, ya que explica que el cómo interactuamos con los demás tiende a amplificar los puntos de vista iniciales. En particular, discutir los problemas con compañeros de ideas afines, tiende a ser cada vez más la norma en Estados Unidos, donde los estados rojos atraen a los conservadores y los estados azules atraer a los liberales, empujando a la gente hacia los extremos. «Lo sorprendente es que el grupo en su conjunto se vuelve de promedio más extremo de lo que era antes del debate», afirmaba en una entrevista.
* Martin Rees, profesor de cosmología y astrofísica en la Universidad de Cambridge, nomina el «concepto sorprendente» de que lo que consideramos el universo «podría ser muchísimo más amplio» de lo que observan los astrónomos.
Si esto es verdad, puede que el cosmos solamente «sea una pequeña parte secuela de ‘nuestro’ big bang, que a su vez, es sólo una explosión entre un conjunto tal vez infinito de big bang», escribe Rees. Aún más intrigante es que en estos distintos universos bien podría prevalecer una física diferente, por lo que «eso que llaman ‘leyes de la naturaleza’ tan sólo sean … reglas locales.»
- Referencia: Reuters.com, 16 de enero 2012, por Sharon Begley
- Pedro Donaire
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