¡Todo lo que entra tiene que salir! Consideremos el insecto francotirador de tamaño milimétrico. Esta pequeña criatura se alimenta de la savia que se encuentra en el xilema de las plantas, un tejido especializado que transporta líquidos y nutrientes desde el suelo hasta los tallos y las hojas. El problema es que la savia de Xylem es 95 por ciento agua, por lo que los insectos sedientos deben chupar hasta 300 veces su peso corporal natural por día para obtener los nutrientes adecuados.
¡Para evitar que todo este líquido se acumule en sus cuerpos y explote ! , deben deshacerse de él y rápidamente. Entonces la naturaleza conspiró para otorgarles el uso de una catapulta en sus diminutos extremos traseros que arroja la orina en gotas individuales. Estas gotas salen de la parte trasera del francotirador a velocidades 40 veces más rápidas que las de un guepardo corriendo por la sabana africana.
No hace mucho, el Laboratorio Bhamla de la Universidad Tecnológica de Georgia, un grupo de investigación de bioingeniería, decidió investigar al francotirador y su extraordinaria catapulta para orinar. Resulta que es un modelo excelente para eyectores de agua energéticamente eficientes para cosas como relojes inteligentes cuando el agua queda atrapada en su interior. A continuación, un cómic de Jordan Collver y Rik Worth sobre los súper poderes para orinar del francotirador.
