La crisis hace que surjan soluciones imaginativas para combatirla, y otras polémicas como la que propone el ministro de cultura de Grecia: alquilar los monumentos y sitios arqueológicos del país, como medio para obtener ingresos adicionales y contribuir a su costoso mantenimiento.

El primer monumento en entrar a esta especie de prostitución de la cultura sería la joya griega por excelencia, la Acrópolis de Atenas, que se ofrece a marcas y firmas comerciales para sesiones fotográficas por unos 1.600 euros al día.

La necesidad hace que se relajen las tradicionales restricciones, que en las últimas décadas tan sólo habían concedido permiso para filmar en el lugar a Francis Ford Coppola y Nia Vardalos.

Está claro que no todos los lugares arqueológicos van a tener la misma demanda. Pocos querrán filmar o fotografiar lugares poco conocidos, ya que lo que se busca es el refuerzo irónico de sitios que están en la mente de los consumidores, como Delfos, Cabo Sunion, o incluso Micenas, por poner unos ejemplos.

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