La historia de los pigmentos es una de las más fascinantes y poco conocidas. Los colores que causan tantas sensaciones -según Goethe son «los tormentos y lo goces de la luz»- tiene una vida secreta que atraviesa todo los acontecimientos históricos y artísticos. Dentro de esta reflexión sobre el color, cabe resaltar el caso del caput mortuum
Caput Mortuum es una expresión latina que significa «cabeza muerta» o «residuos». En el contexto de la alquimia, hacía referencia a los residuos que quedaban tras un proceso químico, como la sublimación, y simbolizaba la ruina y la decadencia. Sin embargo, es parte del proceso con el que finalmente se obtendrá la piedra filosofal a partir de una materia vil transformada. El término se ilustraba comúnmente con una calavera y se utilizaba en la química del siglo XVIII para denotar restos o sobrantes.
Caput Mortuum también se refiere a un pigmento púrpura a base de óxido de hierro (hematita). Este pigmento se utilizó ampliamente en la pintura al óleo y como colorante, especialmente para las túnicas de figuras religiosas y políticas. El nombre del pigmento puede derivar de su uso en alquimia, ya que la herrumbre (óxido de hierro) es un residuo de la oxidación. Inicialmente, se obtenía como subproducto en la fabricación de ácido sulfúrico durante los siglos XVII y XVIII y también en la elaboración del rojo veneciano.
El término Caput Mortuum, sin embargo, a veces se utiliza también para designar al marrón egipcio, un pigmento del siglo XVI hecho de polvo de momia, que dejó de utilizarse en el siglo XIX. Este pigmento marrón, también conocido como marrón de Egipto, fue utilizado por artistas renombrados como Eugène Delacroix y Edward Burne-Jones. Sin embargo, la demanda de este pigmento disminuyó a principios del siglo XX y su fabricación cesó.
Caput Mortuum se relaciona estrechamente con otros pigmentos de óxido de hierro, como la hematita roja y el ocre amarillo. Estos pigmentos comparten una base química similar pero varían en sus tonos y propiedades específicas. Mientras que la hematita roja ofrece un tono más brillante, Caput Mortuum presenta un matiz más oscuro y apagado. Además, este pigmento se compara con el rojo inglés y el sienna quemada, aunque cada uno tiene características únicas que los distinguen. La versatilidad y la historia profunda de Caput Mortuum aseguran su lugar permanente en la paleta de los artistas.
Esta nota es parte de una «historia de los pigmentos» con la que queremos traer a la luz el fascinante y poético mundo de los colores.
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