Amnistía e investidura/¡Por fin, Puigdemont!

Amnistía e investidura

Suspender el proceso de investidura en el supuesto de que Carles Puigdemont sea detenido si regresa a España para la sesión de investidura carece de toda lógica que no sea la de dar preferencia al estatus personal de Puigdemont sobre el del Parlament como representante legítimo del pueblo de Catalunya

Junts confirma que intentará suspender el pleno de investidura de Illa si Puigdemont está detenido

Con el resultado de las elecciones generales del 23J resultaba evidente para todo el mundo que el inicio y la continuidad de la legislatura dependía de una condición suspensiva con potencialidad de convertirse en condición resolutoria, que no era otra que la aprobación de la proposición de ley de amnistía, que en principio se preveía que fuera presentada por varios grupos parlamentarios, pero que al final fue presentada en solitario por el grupo parlamentario socialista.

Hasta que Pere Aragonès no decidió disolver el Parlament y convocar nuevas elecciones, esa parecía ser la única condición para que la legislatura pudiera echar a andar con posibilidad de tener una duración posible razonable, aunque tal vez no fuera que se cumpliera todo el mandato. Pero la amnistía parecía ser condición necesaria y también suficiente para un comienzo con duración indefinida de la legislatura.

Sin la disolución del Parlament, Carles Puigdemont hubiera concurrido a las elecciones europeas y desde su escaño en el Parlamento Europeo habría podido asistir a la aplicación de la ley de amnistía sin interferir en dicho proceso de aplicación. Con la disolución del Parlament y la decisión de Puigdemont de concurrir a las elecciones catalanas como candidato a la presidencia de la Generalitat, la amnistía continuaba siendo condición necesaria, pero dejaba de ser condición suficiente, o, mejor dicho, podría dejar de ser condición suficiente. para la integridad de la legislatura. La investidura a la Presidencia de la Generalitat entraba a formar parte de la ecuación que se tenía que resolver.

En la conexión entre la amnistía y la investidura del President de la Generalitat están interesados ​​tanto Junts como el PP y Vox. La repetición de las elecciones en Catalunya dejaría en suspenso el inicio de la legislatura general o, al menos, reduciría el margen de maniobra del Gobierno de manera muy importante. A Junts por unos motivos ya las derechas españolas por otros, la repetición de las elecciones en Catalunya les interesa mucho. Es verdad que solamente a ellos. Pero ellos no son poca cosa, especialmente cuando la aritmética en el Congreso de los Diputados es la que es. Y cuando, sobre todo, tenemos una Sala Segunda del Tribunal Supremo y un juez instructor a los que no importa lo más mínimo hacer una interpretación fraudulenta de la ley de amnistía, para decidir en primer lugar mediante auto que la amnistía no es de aplicación a los exmiembros del Govern que fueron condenados en la sentencia del procés por el delito de malversación, para, a continuación elevar una cuestión de inconstitucionalidad contra la ley de amnistía despojada de la tipificación que hace del delito de malversación. Esta decisión de la Sala Segunda fue replicada por el juez instructor respecto de Puigdemont manteniendo en vigor la orden de detención contra él.

La interpretación de manera fraudulenta de la ley de amnistía por la Sala Segunda supone también una interpretación fraudulenta de la Constitución, no tiene posibilidad alguna de prosperar. Romper la unidad de la ley en el planteamiento de la cuestión de inconstitucionalidad contra ella supone también la ruptura de la unidad de la Constitución, es tan insostenible jurídicamente, que el Tribunal Constitucional no va a tener que hacer un gran esfuerzo intelectual para rechazarla.

Pero la respuesta a la cuestión de inconstitucionalidad lleva tiempo. Un tiempo que no permite esperar que esté resuelta antes del 26 de agosto, fecha que, por decisión de la Mesa del Parlament, es la fecha límite para la investidura del President. A esto es a lo que obedecer la forma torticera de procedimiento de la Sala Segunda del Supremo, que daba, además cobertura al juez Pablo Llarena para mantener en vigor la orden de detención contra Puigdemont. En su decisión, es el momento de la investidura y no el de la constitucionalidad de la ley lo decisivo.

Frente a la decisión de la Sala Segunda y del juez no pueden hacer nada ni las Cortes Generales ni el Gobierno. Únicamente el Tribunal Constitucional puede desautorizarlos. Y eso ocurrirá cuando ocurra, pero, en ningún caso antes del 26 de agosto. A Puigdemont, exactamente igual que a Oriol Junqueras y demás consellers condenados en el juicio del procés, la ley de amnistía les será aplicada en los términos que decida el Tribunal Constitucional.

Suspender el proceso de investidura en el supuesto de que Carles Puigdemont sea detenido si regresa a España para la sesión de investidura carece de toda lógica, que no sea la de dar preferencia al estatus personal de Puigdemont sobre el del Parlament como representante legítimo del pueblo de Cataluña.

https://www.eldiario.es/contracorriente/amnistia-e-investidura_132_11574581.html

¡Por fin, Puigdemont!

¡Por fin, Puigdemont!

Independentistas y españolistas, izquierda y derecha, jueces y periodistas, ciudadanos en general y hasta el propio Puigdemont, todos celebraremos su regreso, sabemosdores de que no es posible pasar página al procés sin resolver la situación del ex presidente.

¡Por fin, Puigdemont! Si el ex presidente catalán cumple su promesa de acudir al debate de investidura, un mismo grito recorrerá España este jueves a la hora en que asome por el Parlament: ¡Por fin, Puigdemont! Será como gritar un “gol” en un mundial, todos a una, se oirá en calles y playas: ¡Por fin, Puigdemont!

Lo gritará, en primer lugar, esa parte del independentismo (mayoritaria, vistos los resultados de las catalanas) que todavía lo tiene como líder y que lleva casi siete años guardando su regreso triunfal cual rey Sebastián largamente esperado y deseado, el único capaz de mantener. vivo el sueño independentista, el único digno del título de presidente. ¡Por fin, Puigdemont!

Lo gritará también la otra parte del independentismo, la de ERC, para quien Puigdemont es una china en el zapato, un permanente dedo en el ojo, el niño en el bautizo, el muerto en el entierro y el president en la investidura. Su vuelta a España y su previsible paso por prisión, aun a riesgo de incrementar su capital político desde el victimismo, desactivará su capacidad de enredar desde el exterior. No impedirá que ERC cumpla su acuerdo con el PSOE, solo lo aplazará unos días, y luego unos y otros podrán mirar hacia delante. ¡Por fin, Puigdemont!

Lo gritará por supuesto el PSOE, el PSC, Sánchez, Illa. El ex presidente ha condicionado la política española del último lustro, y sobre todo el último año, tanto el arranque de la legislatura como la investidura catalana. Regresado a Barcelona, ​​aún puede agitar lo suyo y poner un alto precio a los escaños de Junts en el Congreso, pero algo de alivio encontrarán los socialistas entre tanto sinsabor, y Sánchez podrá seguir escribiendo su relato de la normalización política de Catalunya. ¡Por fin, Puigdemont!

Ah, la derecha, también la derecha española lo gritará con ganas. Siete años fantaseando con su captura y su entrada en prisión, siete años esperando esa foto, siete años canturreando “Puigdemont, te vamos a metro en prisión” . Dirigentes políticos, directores de periódico, columnistas, tertulianos, todos esperando este momento. Por muy breve que sea su paso por la cárcel, nadie les quitará el gusto de verlo en un coche policial, o la foto previsible en la celda o el patio que seguramente se filtrará. Que parezca, aunque sea un ratito, que sí, que lo hemos atrapado, que lo hemos encarcelado, que el golpismo y el terrorismo no salen gratis… ¡Por fin, Puigdemont!

Entre ellos, se oirá con especial ardor el grito de varios jueces, aquellos que desde la Audiencia Nacional, el Supremo o un juzgado de Barcelona , ​​llevan años retorciendo el Código Penal, emitiendo órdenes de detención europeas, viendo como Europa les pone la cara colorá. , contraprogramando la ley de amnistía, sin lograr enchironarlo hasta ahora. Aunque sean unas pocas semanas, podrán descansar con el ex presidente entre rejas. ¡Por fin, Puigdemont!

El mismo Puigdemont cantará su propio gol, él también harto de sí mismo, de las exigencias de mantener el personaje a la altura de las expectativas creadas, y por supuesto harto de vivir lejos de casa, que aunque no haya pisado hasta ahora una cárcel, los siete años expatriado no se los devuelve nadie. Ahora que su estrella se apaga, regresar, con el añadido heroico (para los suyos) de ser detenido, es una oportunidad de reconstruirse políticamente. ¡Por fin, Puigdemont!

Y los ciudadanos, claro. También nosotros, catalanes y no catalanes, independentistas, españolistas y ajenos al conflicto, todos cansados ​​de ver y oír a los de los párrafos anteriores, y todos conscientes de que, agotado el procés, no es posible pasar página sin resolver la situación de Puigdemont. , el último fleco una vez reconducido políticamente el conflicto, aprobada la ley de amnistía y con el relevo en la Generalitat. Su regreso no cierra el conflicto, que sigue vivo y pendiente de soluciones políticas; pero sí finiquita el capítulo procesista. Así que venga, gritad conmigo: ¡Por fin, Puigdemont!

https://www.eldiario.es/opinion/zona-critica/puigdemont_129_11574556.html

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