Autor: Manel Sancho
El concepto de múltiples cuerpos (físico, etéreo, astral, mental, causal, etc.) es una idea que se encuentra en muchas tradiciones esotéricas, filosóficas y espirituales. Aquí me basaré principalmente en las tradiciones esotéricas, aunque intentaré buscar algunas ideas basadas en la ciencia, aun sabiendo que es una misión prácticamente imposible ya que nos movemos en un terreno desconocido y que es prácticamente imposible de demostrar. Por ello en muchos aspectos entraremos en un terreno especulativo. Se considera que el cuerpo físico es el cuerpo tangible, compuesto por materia física, del que nosotros tenemos constancia. Es el vehículo a través del cual interactuamos con el mundo material que nos rodea. Es el entorno en el que nos movemos y percibimos con nuestros sentidos. Por otro lado, el cuerpo etérico, también conocido como el doble etérico, se considera que es el vehículo de la vitalidad y la energía vital del ser humano y supuestamente de cualquier ser vivo.
El doble etérico es una réplica exacta del cuerpo físico, pero compuesto de materia más sutil, tal vez electromagnética. Está íntimamente relacionado con el cuerpo físico y es responsable de su vitalidad y funcionamiento. Se extiende unos pocos centímetros más allá del cuerpo físico y puede ser percibido como un resplandor o halo alrededor del cuerpo, a lo que podríamos denominar aura etérica. El doble etérico actúa como conductor de la energía vital (prana) que es esencial para la vida y la salud. Además, sirve de puente entre el cuerpo físico y los cuerpos más sutiles (astral, mental y causal). Facilita la percepción de sensaciones físicas y puede influir en la sensibilidad del cuerpo físico. El doble etérico estaría compuesto de cuatro tipos de éter: éter químico, éter vital, éter luminoso y éter reflector. Cada tipo de éter tiene funciones específicas relacionadas con la vitalidad, la percepción y la memoria. La estructura del doble etérico es dinámica y puede cambiar según el estado de salud y la vitalidad del individuo.
En el marco del hinduismo, el prana es una palabra en sánscrito que significa ‘aliento‘ y que representa la fuerza o energía vital, la cual impregna la realidad en todos los niveles, incluidos los objetos inanimados. Su concepto sería similar al concepto griego de pneuma, aliento, respiración, espíritu, lo que infunde la vida. La primera mención de la palabra prana aparece en el Rigveda, el texto más antiguo de la India, de mediados del II milenio a. C., donde significa ‘respiración’ en el sentido de ‘vida’. Según Hiroshi Motoyama, en su libro Chakras, Kundalini y las energías sutiles del ser humano: «El aire y el oxígeno que hay en el prana pueden considerarse como sus manifestaciones, pero no constituyen el prana en sí mismo. El prana es más sutil, más fundamental que cualquier tipo de gas«. Según la medicina del Ayurveda y el yoga, el prana, la fuerza vital representada en el ‘aire inspirado’, fluye a través de una red de canales llamados nadís que están distribuidos por todo el cuerpo y que se dice que está asociado con la red de arterias y venas, aunque esto no ha sido comprobado científicamente. La teoría tradicional del yoga señala que la palabra nadi proviene del idioma sánscrito con el significado de tubo, canal o vena. Tales «canales» o «venas sutiles» serían las vías a través de los cuales discurre el praṇa entendido como soplo o energía vital para tonificar a todo el cuerpo. Desde tiempos remotos ya los griegos se interesaron por el estudio de aquello que denominaron éter, algo abstracto que en la actualidad la ciencia sigue considerando como interesante objeto de investigación, denominándolo, no obstante, de forma diferente: materia sutil. El doctor Klaus Volkamer, científico y profesor de la universidad de Friburgo, Alemania, ha podido demostrar científicamente la existencia real del éter, basándose para ello tanto en las antiguas tradiciones del conocimiento como también en los estudios del famoso físico Albert Einstein. El profesor Volkamer declaró: «Junto a la materia visible, formada por partículas elementales, se encuentra una forma de materia invisible, sutil». Una afirmación que sin lugar a dudas podría revolucionar por completo el concepto del mundo y de las ciencias naturales.
Esto que actualmente se presentaría como novedoso es en realidad una idea muy antigua, pues en todas las tradiciones de la erudición y también en todas las épocas ha existido la idea de que más allá de la materia existe otra materia, pero en este caso una materia sutil. Las antiguas culturas asiáticas consideraban este éter, para ellos el tao, como la causa del origen del mundo. Los antiguos griegos pensaban de forma parecida y Platón hablaba ya de éter y Aristóteles de la intellegie (inteligencia), que sería una fuerza vital que lo traspasa todo. Qué duda cabe de que existían otras muchas formas de definirlo, como por ejemplo «visitalis«, la fuerza vital, el hálito. Eruditos y filósofos de la talla de Schelling, Hegel, Espinoza y Kant han admitido la existencia de tal materia, y Demócrito, Pitágoras, Newton y Descartes la consideraron como de lo más natural. Tan sólo la ciencia natural moderna se opone a ello por no poder demostrarla en base a pruebas categóricas. Klaus Volkamer declaró: «La mayoría de los físicos reconocen actualmente que hace aproximadamente 100 años se debería haber aceptado ya la existencia del llamado éter, lo que significaría que la ciencia actual se equivoca. Yo personalmente creo más a Einstein que a la física moderna, pues él mismo, quien en 1915 presentó la Teoría de la Relatividad con la que liquidó el éter porque las ‘elegantes’ matemáticas no precisaban del mismo, tuvo que reconocer más tarde que para que el espacio se curve tiene que tener la facultad de arquearse, ya que en un supuesto vacío sin estructura, ¿cómo es posible que se curve algo? Por ese motivo Einstein, cuando abandonó Berlín en 1920 y dio en la universidad de Leiden una conferencia inaugural, expuso la siguiente conclusión: ‘Con motivo de la teoría general de relatividad creada por mí, que describe claramente la curvatura del tiempo y del espacio como base de la gravitación, necesito un éter que se pueda flexionar’».
Pero antes de continuar no puedo dejar de mencionar la visión de uno de los más importantes filósofos. La crítica de la razón pura de Immanuel Kant es una obra filosófica compleja, pero intentaré resumir sus ideas principales. Immanuel Kant, un filósofo alemán del siglo XVIII, escribió este libro para explorar los límites y las capacidades del conocimiento humano. Quería entender cómo conocemos el mundo y qué podemos realmente saber. Según Kant el conocimiento a priori es independiente de la experiencia, tal como sucede con las matemáticas. En cambio, el conocimiento a posteriori depende de la experiencia, tal como sucede con las observaciones científicas. Los fenómenos son las cosas tal como las percibimos a través de nuestros sentidos, tal como veríamos un árbol. Por su lado los noúmenos son las cosas en sí mismas, independientes de nuestra percepción. Kant argumenta que no podemos conocer los noúmenos directamente, ya que Kant sostiene que el conocimiento es una combinación de dos elementos: 1) Las intuiciones sensibles, que es lo que percibimos a través de los sentidos. 2) Los conceptos del entendimiento, que son las estructuras mentales que organizan nuestras percepciones, tales como causualidad, tiempo y espacio. Kant propone una «revolución copernicana» en la filosofía, ya que en lugar de asumir que nuestra mente debe ajustarse a los objetos del mundo externo, Kant sugiere que los objetos del mundo externo deben ajustarse a las estructuras de nuestra mente. Es decir, nuestro conocimiento del mundo está filtrado y organizado por nuestras propias facultades cognitivas. Kant critica la metafísica tradicional, que implica el estudio de lo que está más allá de lo físico, como Dios, el alma, etc., porque intenta conocer los noúmenos, que según él, están más allá de nuestra capacidad de conocimiento. Por todo ello Kant concluye que: 1) Podemos conocer el mundo de los fenómenos, lo que experimentamos. 2) No podemos conocer el mundo de los noúmenos, las cosas en sí mismas. 3) Nuestra razón tiene límites y debemos reconocerlos para evitar errores en nuestra comprensión del mundo. Kant proporciona una base sólida al conocimiento científico porque se ocupa de fenómenos que podemos percibir y medir. En cambio desafía a los filósofos a reconocer los límites de la razón y ser cautelosos al hacer afirmaciones sobre lo trascendental más allá de la experiencia. En resumen, La crítica de la razón pura de Kant explora cómo conocemos el mundo y los límites de nuestro conocimiento, proponiendo que nuestra mente juega un papel activo en la formación de nuestra experiencia y que hay límites insuperables en lo que podemos saber.
El doble etérico juega un papel crucial en prácticas de curación energética como el Reiki, un tipo de medicina alternativa japonesa considerada como una pseudoterapia englobada dentro de las «terapias de energía», y el Qi Gong (o Chi Kung), un ejercicio similar a un arte marcial de la medicina tradicional china que intenta regular la mente, el cuerpo y la respiración. Además tenemos las proyecciones etéricas, que consisten en experiencias fuera del cuerpo en las que una persona puede percibir su entorno desde una perspectiva etérica. Asimismo, mediante la fotografía Kirlian se supone que podemos capturar la imagen del aura o el campo energético de los seres vivos, que se asocia con el doble etérico. El militar, masón y teósofo inglés de principios del siglo XX, Arthur Powell, sugiere que el doble etérico está compuesto de una forma de energía sutil que tiene propiedades electromagnéticas, ya que esta energía vital se asemeja a los campos electromagnéticos en su comportamiento y efectos. Las interacciones del doble etérico con el entorno pueden influir en los campos electromagnéticos que rodean al cuerpo humano. Se teoriza que los campos electromagnéticos generados por el cuerpo etérico pueden afectar la salud y el bienestar físico, ya que la perturbación de estos campos podría estar relacionada con enfermedades y trastornos. Las prácticas de curación energética a menudo se basan en la manipulación de estos campos electromagnéticos para restaurar la salud y el equilibrio. Aunque la ciencia convencional aún no ha confirmado la existencia del doble etérico, hay investigaciones en curso sobre la bioenergética y los efectos de los campos electromagnéticos en los seres vivos. Asimismo, la electrofotografía, como la fotografía Kirlian, intenta capturar y estudiar los campos de energía que podrían estar relacionados con el doble etérico. La bioenergética es un tipo de terapia que se enfoca en la energía vital que fluye a través del cuerpo. Esta energía vital, conocida como bioenergía, es la fuerza detrás de todas las funciones biológicas y psicológicas. Pero las afirmaciones sobre el doble etérico y su relación con el electromagnetismo aún no están respaldadas por la ciencia convencional, lo que puede limitar su aceptación.
Tal como indiqué en un anterior artículo, los biocampos electromagnéticos son fundamentales para entender cómo funcionan nuestros cuerpos, ya que se considera que son un intermediario entre el cuerpo físico y lo que podemos considerar nuestras zonas etéreas. Ha podido constatarse que el cuerpo humano tiene un lenguaje electromagnético y otro químico, que interactúan entre sí constantemente. Franz Anton Mesmer (1734-1825) introdujo el término magnetismo animal, explicándolo de manera muy semejante a lo que la medicina tradicional China entiende como Chi (Qi). En una época en la cual el electromagnetismo era considerado como algo externo a nosotros, es curioso que Mesmer explicara que sus efectos tenían una causa magnética y que utilizara imanes para curar a la gente. Por otro lado, Luigi Galvani (1737-1798) es bastante famoso por su experimento sobre la corriente eléctrica que contrae la pierna de una rana. El enlace científico entre biología y electricidad provocó que los científicos pudieran profundizar sobre las propiedades electromagnéticas de los tejidos vivos, permitiendo entender gran parte del actualmente llamado bioelectromagnetismo. Se introdujeron conceptos tales como corrientes eléctricas en las estructuras biológicas, uno de cuyos elementos clave es la membrana celular. Luigi Galvani pensaba que la electricidad animal existía en un estado de desequilibrio, y determinó la existencia de “una máquina capaz de crear dicho desequilibrio”. Actualmente sabemos que esa máquina es la membrana celular, que separa cargas eléctricas creando una diferencia de potencial o voltaje. La membrana celular separa moléculas con carga eléctrica, provocando una diferencia de potencial entre ambos lados de la misma membrana. Se trata de un potencial eléctrico que equivale a energía disponible y lista para ser utilizada. Llamamos electrolitos a las moléculas con carga eléctrica. Asimismo, tenemos iones con carga positiva como el sodio, potasio, calcio e hidrógeno, mientras que los iones con carga negativa son el cloro, bicarbonato y los fosfatos. En condiciones de reposo, la célula tiene más carga negativa en su interior con respecto al exterior de la membrana celular, que puede valorarse en alrededor de -70 milivoltios.
La separación de cargas eléctricas se conoce como polarización y permite guardar energía, que gestiona la membrana celular. De hecho ello está definido por el potencial de membrana, el cual es el estado normal de la célula y según Antonios Tzambazakis, autor de El campo electromagnético humano: “la termodinámica del desequilibrio es un concepto importante para establecer el campo bioelectromagnético humano”. El Dr. Igor Jerman, experto en bioelectromagnetismo, en un artículo titulado Evidencia sobre el Biocampo, indica que toda célula tiene un campo eléctrico de muy alta intensidad, de unos 107 V/m, y un bajo voltaje, de unos -70 mV. Por otro lado, el físico estadounidense y escritor sobre espiritualidad y ciencia, Menas Kafatos, menciona que: “se entiende de manera amplia que el biocampo está asociado con los campos electromagnéticos de los organismos; cada célula tiene un campo eléctrico de muy alta intensidad, y bajo voltaje; éste es una de las características principales de la vida”. La membrana celular es tan delgada que permite el flujo de varias líneas de fuerza a través de ella, lo que provoca la alta intensidad. La separación de cargas es bastante sutil, de donde proviene el bajo voltaje, que es suficiente para crear energía potencial. Ello permite la existencia de un campo eléctrico que ejerce una fuerza sobre todas las moléculas con carga eléctrica que estén en su zona de influencia. Por todo esto, su movimiento no será caótico sino que será guiado por este campo, lo que es fundamental para que exista la vida. Este campo eléctrico de la célula tiene vínculos con procesos vitales de la función y la comunicación celular, tales como: 1) Activar la curación de heridas; 2) la embriogénesis; 3) la regulación de la función celular. Asimismo, diversos investigadores correlacionan este campo eléctrico con el sistema de meridianos de la medicina tradicional China, en la que los puntos de acupuntura serían como líneas electromagnéticas.
La teoría dice que si cada célula posee un campo eléctrico, entonces la suma de todos los campos de todas las células de nuestro cuerpo generaría lo que podríamos denominar el campo electromagnético humano. El potencial de acción es lo que sucede cuando la energía potencial, de unos -70 mV, se convierten en energía cinética. Determinadas proteínas que atraviesan la membrana celular son las que transportan ciertos iones a través de la misma. En este tema, la proteína transmembrana más útil es la de sodio-potasio. Si hay un estímulo que supera el umbral, provoca que la proteína transporte 3 iones de sodios al interior, con lo que la carga eléctrica ahora estaría invertida. Si la célula es una neurona, entonces este impulso eléctrico fluye por todo el axón creando una corriente eléctrica que alcanza el otro extremo de la neurona, la dendrita, que a su vez se dedican a transmitir la señal, sea a otra neurona, a un músculo, a un órgano, o incluso liberando alguna hormona. En cualquier caso, el impulso eléctrico se ha enviado a su destino. Podemos considerar que el potencial de acción es una señal eléctrica enviada por el axón a cualquier nervio. Esta descarga eléctrica es tanto energía como información. Entre sus características tenemos que es una señal de abierto o cerrado, como los 1 y 0 de las computadoras, ya que el estímulo tiene solamente dos posibilidades: superar o no superar el umbral. Es importante saber que si el impulso eléctrico es muy grande, entonces aparecen varios potenciales de acción, uno detrás de otro. La codificación, en lenguaje binario, se descifra mediante la frecuencia en lugar de la amplitud. Los potenciales de acción permiten que todo funcione, tal como el latir del corazón, los procesos digestivos, cualquier músculo en contracción, cualquier hormona siendo liberada, la retina procesando una imagen, o cualquier pensamiento, emoción y movimiento.
El potencial de acción es la manera en la que se comunica todo el cuerpo, ya que los distintos organismos envían y reciben información a través de la electricidad y el magnetismo. Alberto Foletti, autor de Medicina bioelectromagnética: El papel de la señalización por resonancia, nos dice. “Los organismos, en cambio, pueden considerarse objetos electromagnéticos, que contienen estructuras atómicas y moleculares”. Ahora veamos cuáles son los órganos y partes del cuerpo que producen electromagnetismo y si existe alguna relación entre ellos. Sabemos que todas las reacciones bioquímicas requieren la transferencia de cargas eléctricas. Por ello el funcionamiento de las neuronas y los músculos se basa en un lenguaje electromagnético-químico. Cuando hablamos de corrientes eléctricas que fluyen a través de un cuerpo como el humano, tenemos que referenciar al Dr. Robert Becker, un famoso investigador en electromedicina. Sus investigaciones demuestran que los organismos vivos poseen una carga eléctrica de corriente continua, la cual se puede medir desde la superficie corporal. Por lo tanto, el cuerpo humano utiliza corrientes continuas para comunicarse y enviar información. En un artículo escrito por el célebre neurólogo cognitivo Dr. Michael Persinger se menciona el trabajo del Dr. Robert Becker y el efecto de corrientes eléctricas aplicadas a los seres humanos. Sus resultados demuestran que dichas corrientes pueden influenciar el cerebro.
El Dr. Michael Persinger también resalta el hecho de que el Dr. Robert Becker y sus colegas han reportado la presencia de al menos un campo electrostático alrededor de los organismos, lo que confirmaría la existencia del campo eléctrico celular del cual ya hemos hablado antes. Investigaciones posteriores han permitido profundizar en las propiedades de dichos campos eléctricos y corrientes continuas que están relacionadas con la curación de heridas y la regulación de procesos como la embriogénesis. De acuerdo con los resultados del Dr. Robert Becker puede afirmarse que el cuerpo humano posee un sistema eléctrico de corriente continua y que existe un campo electrostático alrededor de los organismos. Como ya se ha mencionado, la detección y medición de la actividad electromagnética de los seres vivos es bastante habitual desde hace varias décadas. Se sabe que cualquier corriente eléctrica que fluye a lo largo de un conductor produce un campo magnético alrededor del mismo. En el caso de los seres vivos, la corriente eléctrica es el potencial de acción y el conductor es el axón de la neurona. Esto abre la posibilidad de que varias estructuras biológicas tengan campos magnéticos. Si el cuerpo está inmerso en un flujo de corrientes eléctricas, entonces hay un campo magnético alrededor de cada una de esas corrientes. Actualmente, los investigadores miden campos electromagnéticos endógenos mediante el uso de dispositivos específicos para cada parte del cuerpo, como el cerebro, mediante electroencefalograma y magnetoencefalograma, y el corazón, mediante electrocardiograma y magnetocardiograma. Un gran ejemplo es el Proyecto del Conectoma Humano, cuya misión es analizar una enorme base de datos de magnetoencefalografías hechas a voluntarios de todo el mundo.
Suponiendo la separación entre mente y cerebro, tal como se considera en entornos esotéricos, una pregunta que podemos hacernos es: ¿En este caso, cómo interaccionan la mente y el cerebro? La interacción entre la mente y el cerebro es un tema fascinante que ha sido objeto de estudio y debate en neurociencia, psicología, filosofía y otras disciplinas. El cerebro es un órgano físico compuesto de neuronas y otras células, responsable de todas las funciones corporales, incluidos los procesos mentales. Las neuronas se comunican a través de sinapsis, usando neurotransmisores y señales eléctricas. Las actividades mentales, como pensar, sentir, y percibir, están vinculadas a patrones específicos de actividad en diferentes regiones del cerebro. Por ejemplo: 1) La corteza prefrontal, que está asociada con funciones ejecutivas, como la toma de decisiones, planificación y control de impulsos. 2) El sistema límbico, que está involucrado en las emociones y la memoria. 3) La corteza sensorial y motora, que procesa la información sensorial y controla los movimientos. Se ha visto que el cerebro tiene la capacidad de reorganizarse y formar nuevas conexiones neuronales en respuesta a la experiencia, el aprendizaje y el daño. Esto muestra cómo la mente, a través de experiencias y pensamientos, puede influir en la estructura y función del cerebro, ya que la mente incluye pensamientos, emociones, percepciones y recuerdos. La psicología estudia cómo estos procesos mentales afectan el comportamiento y la salud mental, en que trastornos como la depresión, la ansiedad y la esquizofrenia tienen correlatos en la actividad y la estructura cerebral. La Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) es un enfoque terapéutico que se basa en la idea de que cambiar los patrones de pensamiento puede alterar las emociones y el comportamiento, mostrando la influencia bidireccional entre la mente y el cerebro.
Desde la perspectiva filosófica tenemos el dualismo, propuesto por el filósofo, matemático y físico francés René Descartes, que sostiene que la mente y el cerebro son entidades distintas, en que la mente es no-física, lo que encaja con la idea de cuerpo mental, y el cerebro es físico. De todos modos, esta visión ha sido cuestionada por las evidencias neurocientíficas modernas. También tenemos el llamado monismo materialista que sostiene que solo existe lo físico, por lo que la mente es una manifestación de los procesos cerebrales. Bajo esta perspectiva los estados mentales serían idénticos a los estados cerebrales. Asimismo tenemos el emergentismo, que propone que la mente emerge de la complejidad de las interacciones neuronales en el cerebro, aunque no se reduce simplemente a ellas. La mente, en este sentido, tiene propiedades únicas que no se pueden explicar completamente solo por la neurobiología. Bajo una perspectiva integrativa tenemos la psico-neuro-inmunología, que estudia la interacción entre el sistema nervioso, el sistema endocrino y el sistema inmunológico, mostrando cómo los estados mentales pueden influir en la salud física a través de mecanismos biológicos. La interacción mente-cerebro no solo se limita al cerebro sino también a cómo los procesos mentales afectan al cuerpo entero. El estrés crónico, por ejemplo, puede afectar el sistema inmunológico y cardiovascular. A menudo se compara el cerebro con el hardware de una computadora y la mente con el software. Esta analogía ayuda a visualizar cómo los procesos mentales pueden depender del sustrato físico del cerebro, aunque es simplista y no captura toda la complejidad de la relación mente-cerebro. Inspiradas en el cerebro humano, las redes neuronales artificiales en la inteligencia artificial ofrecen un modelo para entender cómo las conexiones y activaciones neuronales pueden dar lugar a procesos cognitivos complejos. La interacción entre la mente y el cerebro se considera que es bidireccional y compleja. El cerebro, como órgano físico, sustenta los procesos mentales, mientras que la mente, con sus pensamientos, emociones y percepciones, puede influir en la estructura y función del cerebro a través de la neuroplasticidad y otros mecanismos. Esta relación es un área activa de investigación y continúa desafiando a científicos, psicólogos y filósofos a explorar y entender más profundamente la naturaleza de la conciencia y la experiencia humana.
El libro La conciencia explicada de Daniel C. Dennett, publicado en 1991, es un intento ambicioso de comprender y explicar la conciencia humana desde una perspectiva científica y filosófica. Daniel Clement Dennett, filósofo y escritor estadounidense, es uno de los filósofos de la ciencia más destacados en el ámbito de las ciencias cognitivas, especialmente en el estudio de la conciencia, intencionalidad, inteligencia artificial y de la memética. Dennett se basa en una amplia gama de disciplinas, incluyendo la filosofía, la neurociencia, la psicología y la inteligencia artificial, para construir su teoría de la conciencia. En su libro Dennett comienza explicando que la conciencia es uno de los fenómenos más complejos y misteriosos. Comparado con una ilusión de magia, parece que la conciencia es algo más de lo que realmente es. Imagina que tu cerebro es como un aeropuerto muy ocupado. La conciencia, según Dennett, no es una torre de control central que lo dirige todo. En lugar de eso, es más como un sistema descentralizado con múltiples procesos que interactúan entre sí. No hay un tipo de jefe en la torre de control, sino una serie de operaciones que trabajan juntas para coordinar los vuelos, que podríamos identificar como pensamientos, percepciones y acciones. Dennett usa la idea de los «homúnculos«, microscópicos humanos dentro del cerebro, para desmitificar la idea de un controlador central. En su lugar, sugiere que el cerebro está compuesto por muchos «robots» simples que realizan tareas básicas. Cuando estos robots colaboran de manera eficiente, surge la conciencia. Es como un equipo de trabajadores en una fábrica que, sin un supervisor principal, logra producir un producto complejo trabajando en conjunto.
Una de las metáforas que Dennett critica es el «teatro cartesiano«, la idea de que hay un lugar en el cerebro donde todo se junta y alguien «mira» el espectáculo. Dennett argumenta que esta visión es errónea y que la conciencia no es un punto singular en el cerebro, sino una serie de procesos distribuidos. Es como si no hubiera un único cine donde se proyecta una película, sino muchas pantallas pequeñas en diferentes salas mostrando partes del espectáculo. Dennett también introduce el concepto de «memes«, ideas que se replican y evolucionan, algo habitual en las actuales redes sociales, para explicar cómo la cultura y el aprendizaje influyen en la conciencia. Las ideas se propagan de cerebro en cerebro, como los genes en la biología. Las memorias y las experiencias también juegan un papel crucial, actuando como una biblioteca personal que informa nuestras decisiones y percepciones. Imagínate una red de computadoras donde cada una almacena y comparte información, influyendo en el comportamiento del sistema completo. Según Dennett, la conciencia ha evolucionado a través de procesos naturales de selección. Así como los organismos evolucionan para adaptarse mejor a su entorno, nuestras mentes han desarrollado capacidades conscientes para mejorar nuestras posibilidades de supervivencia. Es similar a cómo los teléfonos inteligentes han evolucionado con nuevas funcionalidades en respuesta a las necesidades de los usuarios. Dennett argumenta que lo que creemos saber sobre nuestros propios procesos mentales es en gran medida una ilusión. La introspección no es una mirada directa a nuestros pensamientos, sino más bien una interpretación construida por el cerebro. Es como si intentáramos entender cómo funciona una fábrica simplemente mirando el producto terminado sin ver el proceso de producción. Finalmente, Dennett sugiere que la conciencia es múltiple y no singular. No hay un único «yo» que esté siempre presente, sino múltiples versiones de nosotros mismos que cambian según el contexto y la situación. Es similar a tener diferentes «aplicaciones» abiertas en una computadora, cada una realizando tareas distintas pero todas contribuyendo al funcionamiento general del sistema. Dennett concluye que la conciencia no es un misterio impenetrable, sino un fenómeno que puede ser comprendido a través de la ciencia y la filosofía. Al desmitificar la conciencia y verla como el resultado de procesos biológicos y cognitivos, podemos entender mejor qué significa ser consciente y cómo funciona nuestra mente.
El experimento de Benjamin Libet, neurólogo estadounidense, es un estudio famoso en neurociencia que investiga el momento en que las personas deciden realizar una acción y el momento en que el cerebro comienza a prepararse para esa acción. Se les pidió a los participantes que se sentaran frente a un reloj especial con una aguja que se movía rápidamente. Los participantes debían mover su muñeca en cualquier momento que quisieran, sin planificarlo de antemano, y recordar la posición de la aguja del reloj en el momento exacto en que sintieron el deseo consciente de mover la muñeca. Los investigadores registraban tres cosas: 1) La actividad cerebral utilizando un electroencefalograma (EEG), con el que midieron la actividad eléctrica en el cerebro. 2) El momento de la decisión consciente, para lo que anotaban la posición de la aguja del reloj cuando el participante sentía el deseo consciente de mover la muñeca. 3) El movimiento real, que significaba el momento en que efectivamente movían la muñeca. Libet descubrió que había un aumento en la actividad cerebral, llamado «potencial de preparación«, unos 500 milisegundos antes de que el participante moviera la muñeca. Los participantes reportaron que sentían el deseo consciente de mover la muñeca aproximadamente 200 milisegundos antes del movimiento. Esto significa que el cerebro ya había comenzado a prepararse para el movimiento unos 300 milisegundos antes de que los participantes fueran conscientes de su decisión de mover la muñeca. Libet concluyó que la decisión consciente de realizar una acción puede no ser el verdadero inicio del proceso de acción. En cambio, parece que el cerebro comienza a prepararse para la acción antes de que seamos conscientes de nuestra intención de actuar. Este experimento ha planteado preguntas importantes sobre el libre albedrío, tales como: 1) Determinismo vs libre albedrío: Si el cerebro ya ha decidido antes de que seamos conscientes, ¿tenemos realmente control consciente sobre nuestras acciones? 2) Papel de la conciencia: Puede ser que la conciencia tenga un papel más en la inhibición o veto de acciones que en la iniciación de las mismas. Pero el experimento de Libet no significa necesariamente que no tengamos libre albedrío, sino que sugiere que la relación entre nuestra conciencia y nuestras acciones es más compleja de lo que se pensaba.
El concepto de múltiples cuerpos en las tradiciones esotéricas se relaciona estrechamente con sistemas como los chakras en el hinduismo y el budismo, así como con los meridianos en la medicina tradicional china. Los chakras son centros de energía ubicados a lo largo de la columna vertebral y en la cabeza, cada uno de los cuales está asociado con diferentes aspectos físicos, emocionales, mentales y espirituales. Los chakras son considerados parte del cuerpo etérico o energético. Cada chakra se relaciona con una glándula endocrina en el cuerpo físico y con funciones psicológicas y emocionales específicas. Las glándulas endocrinas producen hormonas y las liberan de manera directa en la sangre desde donde viajan a los tejidos y órganos de todo el cuerpo. Las glándulas endocrinas ayudan a controlar muchas funciones del cuerpo, como el crecimiento y el desarrollo, el metabolismo y la capacidad reproductiva. Los chakras también están conectados con el cuerpo astral o emocional, ya que influyen en nuestras emociones y estados de ánimo. La energía de los chakras puede afectar nuestra mente, pensamientos y patrones de creencias. Los chakras superiores, especialmente el tercer ojo (ajna) y la corona (sahasrara), están asociados con la espiritualidad. Las prácticas como el yoga, la meditación y la terapia de Reiki se utilizan para equilibrar y armonizar los chakras, promoviendo el bienestar integral. La medicina tradicional china incluye conceptos de energía vital Chi (Qi), meridianos y puntos de acupuntura, todos los cuales están profundamente entrelazados con la salud física, emocional y mental. Según la medicina tradicional china, en el cuerpo etéreo/energético el Qi es la energía vital que fluye a través de los meridianos, los canales que recorren el cuerpo. El flujo adecuado del Qi es esencial para la salud y el bienestar. Los meridianos están asociados con órganos y sistemas físicos, y los desequilibrios en el flujo de Qi pueden manifestarse como problemas de salud físicos. El Qi también afecta nuestro estado emocional y mental. Por ejemplo, la tristeza puede debilitar los pulmones, mientras que el estrés puede afectar el hígado. Las técnicas como la acupuntura, la acupresión y el Qi Gong se utilizan para equilibrar el flujo de Qi, promoviendo la salud integral.
Tanto los chakras como los meridianos describen sistemas energéticos que conectan el cuerpo físico con los cuerpos sutiles. Ambos sistemas reconocen la importancia del flujo de energía para la salud y el bienestar. Ambos enfoques, aunque provienen de diferentes tradiciones culturales y filosóficas, comparten una visión holística de la salud que considera la interrelación entre el cuerpo, la mente y el espíritu. Muchas personas encuentran beneficios combinando prácticas de diferentes tradiciones. Por ejemplo, una persona puede practicar yoga para equilibrar los chakras y recibir acupuntura para armonizar el Qi. Los conceptos de múltiples cuerpos, chakras y meridianos, aunque provienen de diferentes tradiciones esotéricas y medicinales, están interrelacionados en su enfoque en la energía y su impacto en el bienestar integral. Estos sistemas ofrecen herramientas valiosas para comprender y mejorar nuestra salud física, emocional, mental y espiritual. Chakra significa círculo en sánscrito. Según su ubicación representa la energía en diferentes partes del cuerpo. Es un concepto muy utilizado en la cultura oriental y en disciplinas como el yoga o la meditación. Estos vórtices energéticos o chakras son siete y representan la unión entre la conciencia o la mente y la materia o el cuerpo físico. De esta manera nuestro ser físico, emocional, espiritual y social se unen. Los chakras absorben la energía, la procesan y la asimilan según la frecuencia vibratoria de cada ser humano, desencadenando una respuesta fisiológica como parte final del proceso. Para poder comprender mejor qué son y cómo funcionan los chakras es fundamental creer que todo es energía, como actualmente la ciencia está descubriendo. Los chakras se distribuyen por toda la columna vertebral, desde el coxis hasta la coronilla y cuando somos conscientes de su existencia podemos trabajar aspectos del cuerpo físico y del plano de la conciencia. Pero, ¿qué significa cada chakra? Una forma sencilla de comenzar a estudiar los chakras es reconociéndolos por su color y por el lugar que ocupan. 1) El chakra raíz es de color rojo y es el que nos conecta con la tierra. Está ubicado en la base de la columna vertebral, en el sacro. Está relacionado con las necesidades básicas que tenemos como personas, tales como el amor, la seguridad y la subsistencia. Este chakra está relacionado con el funcionamiento de las glándulas suprarrenales que producen hormonas esteroideas, epinefrina y norepinefrina. Estas hormonas ayudan a controlar los latidos del corazón, la presión arterial y otras funciones importantes del cuerpo. 2) El chakra sexual es de color naranja y es conocido por ser el del placer porque está relacionado con la parte sexual de cada persona. Está ubicado debajo del ombligo y rige el funcionamiento de los ovarios y los testículos.
3) El chakra del plexo solar es de color amarillo y es como si fuera una gema brillante. Está apenas dos dedos por encima del ombligo y es donde parece reside nuestra identidad, lo que buscamos de la vida, nuestras intenciones y lo que pretendemos hacer con ellas. Las sensaciones que están relacionadas con este chakra se perciben en el intestino y rige el funcionamiento del páncreas. 4) El chakra del corazón, que es de color verde y está ubicado en el centro del pecho, representa el fluir del amor y está relacionado con la empatía, la capacidad de perdonar y la gratitud. Rige el funcionamiento de la glándula timo, una pequeña glándula inmune y endocrina que está ubicada entre el corazón y el esternón, debajo de la glándula tiroides. 5) El chakra laríngeo, que es de color azul y está ubicado en el centro de la garganta, está vinculado con la comunicación y la expresión. Suele ser el chakra que mejor asociamos con una molestia física como puede ser sentir un nudo en la garganta cuando estamos angustiados o no encontramos la manera de expresar nuestros sentimientos. Rige el funcionamiento de la glándula tiroides, glándula pequeña en forma de mariposa ubicada al frente del cuello. Produce hormonas que controlan la forma en que el cuerpo utiliza la energía. 6) El chakra del tercer ojo, que es de color morado y está ubicado en el entrecejo, representa la imaginación, la intuición y la percepción. Rige el funcionamiento de la glándula hipófisis, glándula endocrina que produce distintas hormonas, entre ellas la hormona del crecimiento, y la glándula hipotálamo, zona del cerebro que produce hormonas que controlan la temperatura corporal y la frecuencia cardíaca. 7) El chakra corona, que es de color blanco y está situado en el centro del cabeza, está relacionado con la sabiduría y la iluminación y es considerado el chakra maestro. Es la vía para comunicarnos con lo divino, con algo que trasciende la experiencia humana y con el universo. Rige la glándula pineal, una pequeña estructura ubicada en el techo del diencéfalo, cuya principal función es la de regular los ritmos circadianos, tales como sueño-vigilia, secretar melatonina, hormona con fuerte efecto sobre la acción gonadal, además de oncostática, geroprotectora y antioxidante.
Para lograr una vida plena es necesario que todos los chakras están equilibrados o, al menos, la mayoría de ellos. Para equilibrarlos se utilizan desde técnicas de relajación hasta la propia meditación, que es el método que mejor ayuda a identificarlos y trabajarlos. Los chakras son los agentes encargados de regular nuestro campo energético y son capaces de transformar la energía de nuestro cuerpo porque representan la puerta de entrada para que esa energía llegue a nosotros. Por otro lado, una experiencia kundalini es cuando se libera energía tremendamente poderosa a través del chakra base en la parte inferior de la columna vertebral. Este proceso es descrito por Itzhak Bentov en su libro Stalking the Wild (Acosando a la naturaleza): «Se dice que la kundalini, tal como se describe en la literatura del yoga, es una ‘energía enroscada, como una serpiente, en la base de la columna vertebral’. Cuando esta energía se ‘despierta’, entra en la columna vertebral, asciende por ella y la persona que tiene la experiencia la ve o la percibe como una serpiente luminosa. Una vez que ha subido a la cabeza, es de esperar que la vara luminosa la atraviese por la coronilla; es decir, se ve el haz de energía en forma de vara proyectarse a través del cráneo apuntando hacia arriba. Cuando esto sucede, se dice que la persona está ‘iluminada’. Con el tiempo, esa persona puede volverse muy intuitiva y desarrollar algunos poderes psíquicos, como la clarividencia, la clariaudiencia o las habilidades curativas«.
El cuerpo astral es uno de los cuerpos sutiles del ser humano según el esoterismo. El cuerpo astral es el vehículo de las emociones, deseos y sentimientos. Se diferencia del cuerpo físico y del cuerpo etérico por su mayor sutileza, ya que se considera que está compuesto por una materia astral que es mucho más refinada que la materia física y etérica. El cuerpo astral tiene una estructura compleja y cambia de forma y color según los estados emocionales de la persona. Es responsable de las experiencias durante el sueño y las experiencias extracorporales. Sirve como un intermediario entre el cuerpo físico y los niveles más altos de conciencia, como el cuerpo mental y causal. El cuerpo astral opera en el plano astral, una dimensión de la existencia distinta de la física, donde residen entidades y fuerzas que influyen en la vida emocional y mental. Paramahansa Yogananda escribió en su Autobiografía de un yogui: «El universo astral es cientos de veces más grande que el universo material con muchos planetas astrales, repletos de seres astrales«. El plano astral se divide en siete subplanos, que varían desde los niveles más densos hasta los más sutiles y espirituales. El desarrollo del cuerpo astral está ligado a la evolución emocional y espiritual de una persona. Emociones y deseos elevados purifican el cuerpo astral, mientras que emociones bajas lo contaminan. Algunos esotéricos conocen esto como el subplano del Bajo Astral, la residencia legendaria de demonios y entidades malévolas que se remonta a la antigüedad. Es desde aquí que los satanistas de hoy convocan a sus entidades demoníacas en sus rituales de magia negra. Técnicas como la meditación y la autoobservación son esenciales para el desarrollo y la limpieza del cuerpo astral. Y aquí creemos que hay una cierta vinculación con la ciencia de la epigenética, de la que hemos hablado en un anterior artículo y que es sin duda uno de los descubrimientos más importantes de los últimos años en el campo de la biología, por lo que la podemos considerar como un extraordinario medio para obtener un equilibrio físico y mental saludable.
Tenemos una serie de fenómenos astrales, tales como: 1) Los sueños, que son experiencias astrales y pueden proporcionar información valiosa sobre el estado emocional y espiritual de una persona. 2) Proyección astral, o viaje astral, que es la capacidad de moverse conscientemente en el plano astral y explorar diferentes niveles de realidad. 3) Auras y percepciones psíquicas, en que la percepción del aura y de fenómenos psíquicos se relaciona con la actividad del cuerpo astral. El cuerpo astral es un recurso valioso para aquellos interesados en la exploración de los cuerpos sutiles desde una perspectiva espiritual y esotérica. El viaje astral es un término esotérico de procedencia oriental que define la experiencia desarrollada por el cuerpo astral de la persona, el cual consiste en la «envoltura estelar del alma«. Esta creencia está fuertemente arraigada y ya se manifestaba en antiguos textos hindúes, egipcios, griegos, y hasta en la Biblia cristiana. Se considera que el cuerpo astral está conformado por una sustancia energética ligera, translucida, luminosa y evanescente que es una réplica sutil del cuerpo físico. Las tradiciones esotéricas consideran que tiene por misión transportar el alma de la persona en el momento de la muerte física en un fantástico viaje astral hacia el universo. En parapsicología, el viaje astral se entiende como un fenómeno equivalente a la proyección psi o desdoblamiento, aunque existen ciertos investigadores del fenómeno que aseguran tener indicios demostrativos de que no se trata exactamente del mismo fenómeno sino de otro semejante. La diferencia entre ambos radica en un aspecto puramente filosófico, basado por un lado en la existencia de una entidad espiritual energética que se manifiesta durante el viaje astral independientemente del cuerpo físico, mientras que por otro lado las ciencias psíquicas sostienen que la proyección psi obedece en realidad a un mecanismo puramente psíquico que se manifiesta de forma paranormal mediante la actividad perceptiva extrasensorial, cuya manifestación está evaluada científicamente aunque no siempre se produzca de forma consciente. Los antiguos egipcios creían que el cuerpo astral o ba era un pájaro con rostro humano. Un viaje astral es la separación entre el cuerpo físico y el cuerpo astral, sin mediación del cuerpo etérico ni del cuerpo mental, aunque el cuerpo mental sirva de intérprete. Esta separación es muy parecida a la muerte. Muchas de las personas que han permanecido muertas clínicamente durante algunos minutos lo han experimentado conscientemente, pero no hace falta estar al borde de la muerte para experimentarlo. Algunas personas lo experimentan de forma espontánea cuando están perfectamente despiertas, sin proponérselo siquiera, mientras que otras se pasan la vida buscando en vano dicha experiencia y lo más que consiguen es una potente proyección mental. Por supuesto, existen personas que viajan astralmente siguiendo toda clase de técnicas o ingiriendo diversos tipos de drogas alucinógenas.
Los considerados maestros en dichas técnicas y quienes utilizan las drogas alucinógenas dicen mayoritariamente que los viajes astrales son peligrosos, pero la verdad es que solo son peligrosos para las personas con debilidades psíquicas o cardíacas, ya que producen taquicardias y son capaces de desequilibrar a una mente débil. Aquí describimos algunas experiencias de quienes dicen han efectuado viajes astrales. Lo primero que sucede en un viaje astral consciente es la vívida separación del cuerpo astral con respecto al físico. Cuando esto sucede, el cuerpo físico queda inerte, con la mirada perdida o los ojos cerrados, con unas constantes vitales muy bajas, pero en absoluto dormido. La concentración es necesaria, pero no indispensable. Y se puede tener conciencia, o no, de lo que sucede a nuestro alrededor físico mientras el cuerpo astral vuela por otros planos. La sensación vívida de la separación puede darse de formas diversas. Una de ellas es la sensación de mareo. Otra una sensación de movimiento ondular, como el vaivén de las olas del mar. También hay la sensación de giro frenético, como si estuviéramos a bordo de una violenta atracción de un parque de atracciones. Pero la más común es la sensación de elevamiento, como si fuéramos un globo lleno de gas que comienza a elevarse. Las primeras impresiones del viaje astral son en relación con nuestro entorno y con nuestro propio cuerpo físico, al que podemos ver postrado, si estamos acostados, o sentado en flor de loto si practicamos una sesión de yoga. Precisamente la visión del propio cuerpo resulta bastante desconcertante para la mayoría de las personas que realizan un viaje astral sin tener una buena preparación, que implica la capacidad intelectual de cada persona para entender diferentes fenómenos a los que puede enfrentarse a lo largo de la vida. Una vez que el cuerpo astral se ha elevado lo suficiente como para poder ver el cuerpo físico y las estancias que le rodean, sobre todo en las primeras experiencias, es posible que se dedique a viajar por ciertas áreas del mundo físico con cierta prudencia. La viveza del viaje hace que veamos las cosas físicas tal y como las vemos habitualmente, es decir, claras y sólidas. Las puertas y las paredes, que el cuerpo astral puede atravesar sin el menor esfuerzo, nos atemorizan por su robusta apariencia. Después de dar un par de vueltas por nuestro entorno, el cuerpo astral suele dispararse, sin ningún control por nuestra parte, hacia otros planos.
El cuerpo astral vuela las primeras veces hacia el firmamento y es capaz de llevarnos a otros mundos, pero prefiere dirigirse a los canales astrales. Estos canales son como túneles oscuros, o de diferentes colores, que absorben el cuerpo astral y lo elevan hasta diversos planos astrales. La mayoría de los canales son rectos y permiten una rápida ascensión, pero también los hay retorcidos y laberínticos, que pueden llevarnos hacia arriba o hacia abajo a otras dimensiones. Los canales ascendentes se relacionan por regla general con imágenes simbólicas y celestiales, unas luminosas y atrayentes y otras apagadas y tristes. Uno de esos canales es muy amplio y en él podemos ver a mucha «gente» caminando y ascendiendo dificultosamente. La escena recuerda el purgatorio de la Divina Comedia dibujado por el pintor francés Gustave Doré, pero nuestro cuerpo astral raras veces camina junto a los demás. Es más, parece tener cierta reticencia a acercarse y pasa volando por encima de todos. Uno de los canales preferidos del cuerpo astral, quizá porque se parece mucho a la imagen clásica que tenemos del cielo, es el canal azul. Este canal nos eleva y nos lleva a una zona luminosa y nubosa. La entrada del canal es algo oscura, pero en la cima emana una atrayente y tranquilizadora luz. Muchas personas que han tenido una experiencia cercana a la muerte clínica se lanzan hacia esta luz inmediatamente. A la salida del túnel nos encontramos con una especie de cielo azul, luminoso y nubloso, muy agradable y confortable. En este cielo podemos pasar un tiempo, aunque el tiempo en dicho lugar es tan grato que a menudo las personas quieren quedarse en allí para siempre. Es decir, que la estancia en ese lugar nos hace desear la desconexión con el mundo físico. Al principio nos encontramos solos, pero pasado un tiempo podemos empezar a tener compañía y disfrutar de situaciones celestiales, con ángeles, etc. Poco después, sentimos la necesidad de avanzar en dicho plano y nos dirigimos astral e irremediablemente hacia la fuente de luz, una fuente que no parece tener origen pero que nos atrae hacia una especie de puerta que deseamos cruzar con toda el alma, a pesar de que a veces nos asalten ciertos temores al hacerlo.
Pero antes de poder avanzar hacia esta puerta nos encontramos con un personaje al que algunos llaman guardián azul. Ese guardián parece un ser luminoso y azul, formado con esa misma luz y nubosidad del plano. A primera vista parece de nuestro tamaño, pero a medida que nos vamos acercando a la puerta se convierte en un gigante para nosotros que nos impide el paso. Su presencia es tan acogedora como sobrecogedora y nos hace sentir la necesidad de seguir adelante y traspasar el portal. Pero si no ha llegado nuestra hora, es decir, si no estamos del todo muertos e insistimos en cruzar, nos dice algo así como: «Aun no ha terminado tu misión en la tierra«, y nos manda de regreso inmediatamente a nuestro cuerpo físico. A veces no hace falta que queramos cruzar el portal para que nos mande de vuelta e incluso muchos cuerpos astrales ni lo ven siquiera cuando les habla y les devuelve al cuerpo físico. Otras personas se han asustado cuando, en lugar de devolverles al cuerpo, les dice que pueden quedarse todo el tiempo que quieran allá arriba. De cualquier manera, solo deja pasar por el portal a los verdaderamente muertos, aunque algunos magos y santones aseguran haber cruzado el portal gracias a su elevada calidad espiritual. Pero, ¿qué dice la ciencia con respecto al enigma de los viajes astrales? Las experiencias extracorpóreas, también llamadas viajes astrales, parece que tienen su explicación científica. Según algunos científicos, esa extraña sensación de verse desde fuera el propio cuerpo, que tanta literatura filosófica y esotérica ha proporcionado a lo largo de la historia, tiene que ver con una desconexión entre los circuitos del cerebro que procesan las diferentes informaciones sensoriales que le llegan. Este descubrimiento ha sido posible gracias a diferentes experimentos que, con ayuda de la realidad virtual, han realizado dos equipos de científicos europeos del Colegio Universitario de Londres, del Instituto Karolinska de Suecia y del Instituto Federal de Tecnología de Lausanne (Suiza). Ambos equipos creen que han confirmado que esa separación del cuerpo físico no se trata de ninguna sensación paranormal, como publican en la revista Science.
En los dos trabajos los científicos han utilizado videocámaras y unas gafas de realidad virtual que confunden las señales que llegan al cerebro desde los sentidos. El equipo de Henrik Ehrsson, del Instituto Karolinska, hizo que sus voluntarios observaran, a través de las gafas, una barra de plástico que se movía debajo de la cámara que tenían a su espalda, mientras que con otra barra idéntica les tocaban en el lugar correspondiente de su pecho. La prueba duró dos minutos. Todos ellos señalaron después, en un cuestionario, que habían sentido que se encontraban en el lugar de las cámaras, dos metros más atrás de donde se situaban realmente sus asientos. «Este experimento sugiere que la visión es muy importante para sentir que estamos en nuestro cuerpo. Es decir, sentimos que nuestro yo está ubicado donde están nuestros ojos«, ha señalado Ehrsson. El neurólogo también hizo que observaran, igualmente con las gafas puestas, cómo un martillo situado también donde la cámara se movía simulara que fuera a golpear su cuerpo virtual. Mediciones de la conductivivad de la piel demostraron que los voluntarios habían respondido emocionalmente por temor a ser golpeados, como si hubieran salido de su cuerpo físico y se encontraran en un entorno irreal. En la otra prueba, realizada por el equipo suizo de Olaf Blanke, se utilizaron imágenes de simulaciones tridimensionales (holografías). Primero hicieron que los voluntarios vieran la imagen virtual de su cuerpo dentro de un espacio. Luego les cambiaban de sitio y cuando se les pedía que volvieran a su posición original, todos retornaban al punto donde habían visto sus cuerpos virtuales. Sin embargo, cuando lo que se les mostraba era un objeto del mismo tamaño que su cuerpo, no se producía esa identificación. Para Blanke estos experimentos prueban que la conciencia de sí mismo, al parecer única del ser humano, no está relacionada con la lengua o la memoria, sino que «depende de mecanismos del cerebro que están en un lugar llamado adjunción temporo-pariental«. Según explica Lieberman, la unión temporo-parietal es la zona que normalmente utilizamos para mentalizar, «que es el proceso que nos permite comprender que otras personas tienen puntos de vista diferentes o diferentes sentimientos o reacciones«. Hasta ahora, nunca se había conseguido crear estas sensaciones con el cuerpo entero en personas sanas. Sí se han documentado este tipo de experiencias en casos de infartos, ataques epilépticos, experiencias traumáticas o por abuso de drogas. Algunas encuestas indican que casi un 10% de las personas ha sentido alguna vez en su vida este tipo de proyección astral, a menudo cuando estaban a punto de dormirse. Los científicos afirman que la posibilidad de proyectar la conciencia de una persona sobre un cuerpo virtual podría ser muy útil para hacer operaciones a distancia y sobre todo para comprender que estas experiencias no son fruto de la imaginación ni de fenómenos paranormales. De todos modos estos estudios no pueden descartar la viabilidad de los viajes astrales.
Unos científicos “confirman” la existencia del alma y aseguran que ésta no muere sino que regresa al universo. En efecto, Stuart Hameroff y Roger Penrose trabajan desde 1996 en una teoría cuántica de la conciencia, según la cual el alma se encuentra contenida en estructuras denominadas microtúbulos, alojadas en las células cerebrales. La consciencia es el conocimiento inmediato que tenemos de nosotros mismos, de nuestros actos y reflexiones, pero también la capacidad del hombre de verse, reconocerse y de juzgar sobre esa visión. Su naturaleza causó muchas preguntas desde que tenemos memoria y posee implicaciones existenciales, médicas y espirituales. El doctor Stuart Hameroff, del Departamento de Anestesiología y Psicología así como directivo del Centro de los Estudios de Conciencia de la Universidad de Arizona, en la ciudad de Tucson, Estados Unidos, y su colega, Roger Penrose, físico matemático en la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, llevan trabajando desde 1996 en una teoría cuántica de la conciencia, que establece que el alma estaría contenida en una estructura de microtúbulos en las células cerebrales. «La idea nace de que el cerebro es una computadora biológica, con cien billones de neuronas cuyas conexiones sinápticas actúan como redes de información«, aseguró Penrose. Sus conclusiones señalan que nuestras experiencias son el resultado de los efectos de la gravedad cuántica en los microtúbulos, un proceso al que llaman reducción objetiva orquestada (Orch-Or). La comunicación entre neuronas mediante la secreción de neurotransmisores se realiza a través de vesículas sinápticas distribuidas a lo largo de sus axones. El citoesqueleto de las neuronas juega un papel de suma importancia en la dinámica de estas vesículas. Hameroff y Penrose proponen que los microtúbulos, las unidades más pequeñas del citoesqueleto, actúan como canales para la transferencia de información cuántica responsable de la consciencia. Hasta ahora había un cierto consenso científico en considerar que la consciencia surgió como una propiedad de los organismos biológicos durante la evolución. Sería, por lo tanto, una adaptación beneficiosa que proporciona una ventaja evolutiva a las especies conscientes. En cambio, la teoría Orch-OR afirma que la consciencia es una característica intrínseca de la acción de un universo no computable. Hameroff y Penrose proponen que los microtúbulos actúan como canales para la transferencia de información cuántica responsable de la consciencia. Según un reportaje publicado por el Daily Mail, en una experiencia cercana a la muerte, por ejemplo, los microtúbulos pierden su estado cuántico, pero la información dentro de ellos no se destruye. Es decir que, en términos comprensibles, el alma no muere sino que vuelve al universo.
El Dr. Hameroff explicó detalladamente su teoría en un documental narrado por el actor norteamericano Morgan Freeman, llamado Through the wormhole (A través del agujero de gusano), que fue emitido por el canal Science de Estados Unidos. En este documental el doctor Hameroff declaró que cuando «el corazón deja de latir, la sangre deja de fluir, los microtúbulos pierden su estado cuántico. La información cuántica en los microtúbulos no se destruye; no puede ser destruida; simplemente se distribuye y se disipa por el universo«. Y añadió que si el paciente es resucitado, esta información cuántica puede volver a los microtúbulos y el paciente dice: «Tuve una experiencia cercana a la muerte«. Sin embargo si el paciente muere, «sería posible que esta información cuántica existiera fuera del cuerpo indefinidamente, como un alma«. El Dr. Hamerof cree que las nuevas ideas sobre el papel de la física cuántica en los procesos biológicos, como la navegación en los pájaros, ayudan a confirmar su teoría. Ambos científicos, de renombre internacional, se unen a la teoría de la existencia del alma. También el Dr. Rick Strassman afirma que la entrada del alma en el cuerpo humano se produce a través de la glándula pineal, también conocida como epífisis cerebral, que es una pequeña glándula endocrina que se encuentra en el cerebro de los vertebrados. Produce melatonina, una hormona derivada de la serotonina que afecta a la modulación de los patrones del sueño, tanto a los ritmos circadianos como estacionales. La glándula pineal tuvo un papel importante en la filosofía de René Descartes, al considerarla, desde una perspectiva dualista aunque actualmente descartada por la ciencia, como el asiento principal del alma y el lugar en el que se forman todos nuestros pensamientos. En ese mismo sentido, Descartes especuló que su fisiología estaba involucrada en la sensación, la imaginación, la memoria y que era la causa de los movimientos corporales.
Un sorprendente estudio científico sugiere que el entrelazamiento cuántico en el cerebro genera la conciencia humana. Esta controvertida idea de neurociencia de la Universidad de Shanghai podría cambiar por completo nuestra forma de entender la mente humana y tal vez explicar la relación entre el Cuerpo Mental y el cerebro. Durante mucho tiempo se ha afirmado que el cerebro humano es similar a un ordenador. Pero, en realidad, eso es subestimar al cerebro. Aunque comparar neuronas y transistores es una metáfora cómoda y no del todo descabellada, el cerebro es muy eficiente ya que su energía es renovable y es capaz de hazañas computacionales que ni siquiera el ordenador más avanzado puede lograr. En muchos sentidos, el funcionamiento interno del cerebro humano constituye una frontera computacional desconocida. Nuestro cerebro es superior a un ordenador, e incluso al superordenador más avanzado del mundo. Pero existe otro tipo de ordenador, el ordenador cuántico, que puede cambiar esta situación. La idea de que el cerebro humano tiene propiedades cuánticas no es nueva. De hecho, el físico británico Roger Penrose y el anestesista estadounidense Stuart Hameroff sugirieron por primera vez este controvertido concepto en la década de 1990, con su modelo de «reducción objetiva orquestada» de la conciencia, antes comentado. Desde entonces muchas pruebas han insinuado que, aunque el cerebro no sea un ordenador cuántico en toda regla, algunas propiedades cuánticas pueden contribuir a generar conciencia. Ahora, un nuevo estudio de la Universidad de Shanghai aporta una prueba más. Se trata de que un proceso concreto del cerebro humano muestra un comportamiento similar al entrelazamiento cuántico, un fenómeno que se produce cuando dos partículas (normalmente fotones) quedan inextricablemente unidas incluso a grandes distancias. Este fenómeno confundía incluso a las mentes más brillantes, como Albert Einstein, que llamó al entrelazamiento cuántico «espeluznante acción a distancia«. Este estudio del 2024, publicado en la revista científica Physics Review E, sugiere que un material graso llamado mielina que rodea el axón de la célula nerviosa, la fibra que transmite los impulsos eléctricos a otros nervios o tejidos corporales, proporciona un entorno en el que es posible el entrelazamiento de fotones. Esto podría explicar el surgimiento de la cognición y, sobre todo, de la sincronización, esencial para el procesamiento de la información y la respuesta rápida.
En el artículo puede leerse: «La conciencia en el cerebro depende de las actividades sincronizadas de millones de neuronas, pero el mecanismo responsable de orquestar esta sincronización sigue siendo difícil de encontrar. Los resultados indican que la cavidad cilíndrica formada por una vaina de mielina puede facilitar la emisión espontánea de fotones desde los modos vibracionales y generar un número significativo de pares de fotones entrelazados«. El equipo construyó modelos matemáticos que detallan cómo los fotones infrarrojos podrían incidir en la vaina de mielina e impartir energía a los enlaces químicos, en concreto a los enlaces de carbono-hidrógeno incrustados en este tejido graso. Esto, a su vez, podría estimular la generación de biofotones con muchos pares entrelazados y servir como una especie de «recurso de comunicación cuántica» dentro del sistema nervioso. Según Yong-Cong Chen, coautor del estudio, en declaraciones a la revista New Scientist: “Cuando un cerebro está activo, millones de neuronas se disparan simultáneamente. Si el poder de la evolución buscara una acción manejable a distancia, el entrelazamiento cuántico sería un candidato ideal para este papel«. Pero este fenómeno tendría que observarse en un entorno biológico, probablemente en el cerebro de un ratón, antes de que los científicos certifiquen el nuevo «recurso de comunicación cuántica» del cerebro. Y ése es un proceso que los autores admiten que será difícil. Además, la idea de que el entrelazamiento cuántico desempeñe un papel en la consciencia no es una idea muy extendida. Hameroff, uno de los principales impulsores de la idea de que los fenómenos cuánticos podrían controlar aspectos de la cognición, llegó a decir a New Scientist que «era muy popular criticarnos» tras la publicación de su modelo de consciencia. Pero la ciencia se basa en las hipótesis y las pruebas rigurosas para discernir la verdadera naturaleza de la existencia, por lo que antes parecía una «espeluznante acción a distancia«, según Einstein, puede convertirse rápidamente en la piedra angular del mundo cuántico.
El cuerpo mental es uno de los vehículos sutiles del ser humano, encargado de la actividad mental y del pensamiento. Es distinto del cerebro físico y opera en el plano mental, una dimensión superior de la realidad. El cuerpo mental está compuesto de materia del plano mental, la cual es más sutil que la materia física, la materia etérica y la materia astral. Se describe como una forma ovoide que rodea y penetra el cuerpo físico, extendiéndose unos centímetros más allá de él. Entre las funciones del cuerpo mental tenemos: 1) Permitir la percepción y la realización de procesos intelectuales como la memoria, la imaginación y el razonamiento. 2) Facilitar la comunicación con seres y entidades en el plano mental. 3) Actuar como un puente entre el cuerpo causal, asociado con el alma o el yo superior, y el cuerpo astral, asociado con las emociones y deseos. El desarrollo y el refinamiento del cuerpo mental dependen de la calidad y la naturaleza de los pensamientos de una persona. Pensamientos elevados y altruistas contribuyen al fortalecimiento y purificación del cuerpo mental, mientras que pensamientos negativos y egoístas lo debilitan. El cuerpo mental trabaja en conjunto con los otros cuerpos sutiles (etérico, astral y causal) para conformar la totalidad del ser humano. Se enfoca en cómo el pensamiento influye en las emociones (cuerpo astral) y en la vitalidad física a través del cuerpo etérico. Arthur Powell describe el plano mental como una dimensión donde existen entidades y energías que influyen en los pensamientos y en el desarrollo espiritual. El plano mental se subdivide en niveles inferiores y superiores, correspondientes a diferentes grados de pureza y desarrollo mental. Powell se basa en las obras de figuras prominentes en la Teosofía como Annie Besant y C.W. Leadbeater, sintetizando sus escritos. El cuerpo mental puede equipararse con la mente y el sistema nervioso central, responsables de nuestros pensamientos, percepciones y estados de ánimo, en que juegan un papel muy importante nuestros sentidos y el cerebro. El acto de pensar concreto pone en vibración al cuerpo mental. Esta vibración se transfiere a la materia menos sutil del cuerpo astral del pensador desde el que, a su vez, se transfiere a las partículas etéricas del cerebro y por medio de éstas pone en acción la materia gris más densa del cuerpo físico. De manera que, todos estos pasos sucesivos son necesarios para que un pensamiento se traduzca en consciencia activa en el cerebro físico.
El sistema nervioso simpático, parte del sistema nervioso que aumenta la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la frecuencia respiratoria y el tamaño de las pupilas, así como también hace que los vasos sanguíneos se estrechen y reduce los jugos digestivos, está mayormente vinculado al cuerpo astral, pero el sistema cerebro-espinal está principalmente bajo la influencia del Ego, actuando por mediación del cuerpo mental. La médula espinal se compone de nervios (sistema nervioso) que se extienden por a lo largo del tronco (columna vertebral). El cerebro manda mensajes a las partes del cuerpo que viajan a través de la médula espinal. Ésta se inicia en la base del cerebro y baja hasta parte baja de la espalda. Cada partícula del cerebro físico tiene su contraparte astral. Si suponemos al entero cerebro físico extendido formando una capa del grueso de una partícula, podemos imaginar la correspondiente materia astral, lo mismo que la mental, extendidas de la misma manera en capas superpuestas, la astral un poco más arriba que la física y la mental encima de la astral. Tendríamos así tres capas de materia de diferente densidad, correspondiéndose una a la otra, pero no juntas, salvo por líneas de comunicación, aquí y allá, entre las partículas físicas y astrales, y entre éstas y las mentales. ¿Tal vez mediante comunicación cuántica utilizando el entrelazamiento cuántico? Esto representa bastante bien la condición en el cerebro del ser humano. Por lo tanto, cuando un ser humano con el cerebro en tales condiciones quisiera enviar un pensamiento del cuerpo mental al físico, el pensamiento, debido a que muchos canales no están abiertos, tendrá que desviarse por la materia mental hasta encontrar un conducto que le permita llegar al cerebro físico, en que tendrá que moverse hasta encontrar las partículas capaces de expresarlo. Es claro que tal método explica por qué algunas personas no comprenden las matemáticas, o no les gusta la música, el arte, etc. La razón es que la porción del cerebro dedicada a esa facultad particular no está abierta todavía. Cada partícula posee su propio conducto, en que posee plena comunicación en todas las porciones del cerebro. De manera que cada pensamiento tiene su canal adecuado, por el cual puede descender a la materia correspondiente del cerebro físico. Si analizamos el proceso de la conciencia en líneas generales, yendo desde el no-yo hacia el Yo Superior, observamos primeramente el contacto en el cuerpo físico desde el exterior; este contacto se convierte en sensación en el cuerpo astral; la sensación se transforma en percepción por el cuerpo mental; luego las percepciones se combinan en conceptos; conservando así la forma ideal, la cual constituye el material que hará posible pensamientos futuros. Todo contacto con el no-yo modifica al cuerpo mental, redistribuyendo una parte de la materia del mismo en una imagen del objeto externo.
Pensar, en su aspecto formal, es establecer relaciones entre tales imágenes. Cuando el pensador reforma las mismas imágenes una y otra vez, añadiendo el factor tiempo, aparece la memoria y la anticipación. La conciencia, al trabajar así, recibe, además, luz de arriba en forma de ideas no fabricadas con materiales suministrados por el mundo físico, sino que son reflejadas en ella directamente de la Mente Universal. Cuando el hombre razona, añade algo propio a la información recibida de afuera. A medida que su mente trabaja con los materiales suministrados, enlaza las percepciones, mezclando las diversas corrientes de sensación y combinándolas en una imagen. Este trabajo de establecer relaciones, de sintetizar, es en realidad una especialidad de la mente. Tal actividad del cuerpo mental actúa sobre el astral, como se dijo antes, y éste, a su vez, actúa sobre el etérico y el físico; con lo cual la materia nerviosa de este último vibra entonces bajo los impulsos que se le envían. Esta acción se manifiesta en forma de descargas eléctricas y corrientes magnéticas que circulan entre las partículas, produciendo intrincadas interrelaciones. Estas corrientes abren lo que se llama un cauce nervioso, por el cual otra corriente circulará con mayor facilidad que si la cruzara, Por tanto, si las partículas afectadas por una vibración determinada se ponen de nuevo en actividad al repetir la consciencia la misma idea, la vibración sigue fácilmente por el cauce ya abierto, volviendo a despertar a la actividad a otro grupo de partículas y presentando a la consciencia una idea asociada. Este es, en pocas palabras, el mecanismo de la asociación de ideas, la importancia de lo cual es demasiado bien conocida por todos los estudiantes de psicología. Se ha indicado antes que la función peculiar de la mente es establecer relaciones entre objetos de conciencia. Esta frase abarca toda la variedad de procesos mentales.
Se ve claro, por tanto, como la comunicación puede ser directa por medio de la transferencia del pensamiento, sin necesidad de formular los pensamientos en palabras, ya que la barrera del lenguaje no existe en el plano mental. Existen ciertos libros antiguos, escritos por grandes iniciados en el lenguaje del color, el llamado lenguaje de los Dioses. Tal lenguaje es conocido por muchos chelas (pupilos de los Maestros). Fue tomado, en cuanto a color y forma se refiere, del “lenguaje”, del mundo mental, en el cual un simple pensamiento produce, simultáneamente, forma, color y sonido. No es que la mente piense un color, un sonido o una forma, sino que piensa un pensamiento, el cual es una vibración compleja en materia mental, por lo que el pensamiento se expresa de esa manera a causa de la vibración que establece. De consiguiente, en su cuerpo mental, el hombre está libre de las limitaciones de los órganos de los sentidos separados, puesto que es receptivo, en todos los puntos, a toda vibración que en el mundo físico se presentará separada y diferente de las otras. El cuerpo mental del hombre medio está, en la actualidad, mucho menos desarrollado, relativamente, que los cuerpos astral y físico. El hombre normal, en el presente estado de la evolución, se identifica con la consciencia del cerebro, la que actúa sobre el sistema cerebro-espinal. Se siente, distinta y consecutivamente como «yo» sólo en el plano físico; es decir, en estado de vigilia. Sin embargo, salvo en cuanto concierne al sistema cerebro-espinal, la conciencia del hombre medio actúa desde el plano astral, la esfera de la sensación. El resultado de todos estos experimentos está claro puesto que nuestro cerebro cuenta con un conjunto de dispositivos inconscientes inteligentes que monitorean constantemente el mundo que nos rodea y le asignan valores que guían nuestra atención y dan forma a nuestro pensamiento.
Gracias a esas etiquetas subliminales, los estímulos que nos bombardean se vuelven un paisaje de oportunidades cuidadosamente ordenadas según su relevancia para nuestras metas actuales. Sólo los eventos más relevantes llaman nuestra atención y ganan una oportunidad para entrar en nuestra consciencia. Por debajo de nuestro nivel de consciencia, nuestro cerebro inconsciente evalúa en todo momento las oportunidades latentes, lo que atestigua que nuestra atención opera en gran medida de manera subliminal. Pero en los seres humanos más altamente evolucionados, el centro de conciencia está en el cuerpo mental, actuando desde el mundo mental inferior, de manera que son impulsados por ideas más que por sensaciones. Es decir que, el hombre medio es consciente, pero no auto-consciente en los planos astral y mental. Reconoce los cambios astrales y mentales dentro de sí mismo, pero no distingue entre los iniciados por él mismo dentro de sí y los iniciados por influencia del exterior sobre sus vehículos astral y mental. Para él todos son cambios dentro de sí mismo. Por lo tanto, el plano físico es el único mundo “real”, para él, mientras que todos los fenómenos de conciencia pertenecientes a los mundos astral y mental son los que llama «irreales«, «subjetivos» o «imaginarios«. Los considera creados por su propia “imaginación” y no como resultado de impacto de los mundos externos sobre sus cuerpos astral y mental. En efecto, es un niño en lo que respecta a los planos astral y mental. De ahí que, en un ser humano falto de desenvolvimiento, el cuerpo mental no pueda funcionar libremente en el plano mental como vehículo independiente de la conciencia durante su vida terrena. Cuando tal hombre ejercita sus facultades mentales, éstas se han de revestir de materia astral y física, para ser consciente de la actividad de las mismas. Las funciones principales del cuerpo mental son: 1) Servir de vehículo del Yo Superior, para expresar un pensamiento concreto. 2) Expresar tales pensamientos concretos por medio del cuerpo físico, actuando por mediación del cuerpo astral, el cerebro etérico y el sistema cerebro-espinal. 3) Desarrollar los poderes de la memoria y de la imaginación. 4) Servir, a medida que la evolución avanza, como vehículo de conciencia en el plano mental. A esto se ha de agregar otra función: 5) Asimilar la experiencia adquirida en cada vida terrena y transmitir la esencia de la misma al Ego, el ser real que mora en su cuerpo causal. Hemos de hacer notar aquí que el reino animal emplea materia mental en cierta medida. Los animales domésticos superiores ejercitan el poder de la razón, aunque sus líneas de razonamiento son limitadas y la facultad misma es mucho menos potente que en los seres humanos. El animal corriente, sólo emplea la materia de la subdivisión más baja del plano mental, pero los animales domésticos muy desarrollados pueden, en cierto modo, utilizar la materia más elevada de los cuatro subplanos inferiores del plano mental.
El cuerpo causal, también conocido como el cuerpo del alma, es considerado el vehículo de la conciencia más elevado del ser humano en las enseñanzas esotéricas. El cuerpo causal es el cuerpo más sutil y duradero del ser humano, asociado con la individualidad y el yo superior. Es el contenedor de todas las experiencias, conocimientos y aprendizajes de las diferentes encarnaciones. El cuerpo causal está compuesto de la materia más fina y sutil, perteneciente al plano causal. Funciona como el archivo de la evolución espiritual del individuo, conservando todas las experiencias y desarrollos logrados a lo largo de las diferentes vidas. Es el vehículo del alma y está estrechamente relacionado con el propósito de vida y el crecimiento espiritual. El cuerpo causal opera en el plano causal, una dimensión superior y más espiritual que los planos físico, etérico, astral y mental. Este plano se caracteriza por la unidad y la conexión con la esencia divina o el Espíritu. El desarrollo del cuerpo causal está vinculado al progreso espiritual y a la evolución del alma a través de múltiples encarnaciones. La meditación, el servicio altruista y la búsqueda de sabiduría espiritual son medios para fortalecer y purificar el cuerpo causal. Hay varios fenómenos relacionados con el cuerpo causal: 1) La memoria de vidas pasadas, ya que las experiencias de vidas pasadas están almacenadas en el cuerpo causal y pueden ser accesibles mediante prácticas espirituales. 2) El despertar espiritual, ya que el contacto consciente con el cuerpo causal puede llevar a un despertar espiritual y a la realización del propósito de vida. 3) La intuición superior, ya que las intuiciones y comprensiones profundas que provienen del yo superior son manifestaciones del cuerpo causal. Pero las afirmaciones y teorías sobre el cuerpo causal no están respaldadas por la ciencia convencional, lo que puede limitar su aceptación. El cuerpo causal o espiritual a menudo se relaciona con conceptos de conciencia, identidad y conexión con algo mayor, como la espiritualidad o la religión. Aunque la ciencia no reconoce un cuerpo espiritual como tal, el sentido de propósito y conexión puede tener un impacto significativo en el bienestar emocional y mental. La idea de múltiples cuerpos es interesante y puede ser una herramienta útil para explorar diferentes aspectos de la experiencia humana. Aunque la ciencia moderna no valida la existencia de estos cuerpos en un sentido literal, las metáforas y los conceptos subyacentes pueden ser valiosos para comprender mejor la salud holística y el bienestar. Las prácticas esotéricas que trabajan con estos cuerpos pueden ofrecer beneficios tangibles, como la reducción del estrés, la mejora del bienestar emocional y un mayor sentido de propósito y conexión. En última instancia, si estas ideas ayudan a las personas a llevar una vida más equilibrada y satisfactoria, pueden considerarse valiosas en un contexto práctico y personal, aunque no sean científicamente verificables.
El cuerpo búdico, también conocido como cuerpo de intuición o cuerpo espiritual, es un concepto que proviene de la teosofía y otras tradiciones esotéricas. Se considera un vehículo de la conciencia aún más elevado que el cuerpo causal y está asociado con la iluminación, la intuición espiritual y la unidad con el Todo. El cuerpo búdico opera en el plano búdico, una dimensión superior caracterizada por la experiencia de la unidad y la universalidad. Este plano trasciende las dualidades y separaciones percibidas en los planos inferiores. El cuerpo búdico es el vehículo de la intuición pura y del conocimiento directo, no mediado por el pensamiento racional. Facilita la experiencia de compasión universal, amor incondicional y la percepción de la verdad espiritual. El desarrollo del cuerpo búdico está relacionado con el avance espiritual y la purificación del ser. Prácticas como la meditación profunda, el altruismo desinteresado y el cultivo de la compasión ayudan a fortalecer este cuerpo. Las experiencias de unidad con el universo, sentimientos de profunda paz y amor, y la intuición espiritual son manifestaciones del cuerpo búdico. Los individuos que han desarrollado este cuerpo suelen mostrar una elevada conciencia espiritual y una comprensión intuitiva de la vida. El cuerpo búdico proporciona elevación espiritual, ya que el concepto del cuerpo búdico ofrece una meta elevada para el desarrollo espiritual, proporcionando un ideal de compasión y unidad. Además, fomenta la búsqueda de la verdad espiritual y la trascendencia de las limitaciones del ego y la dualidad. También integra de sabiduría y amor, ya que resalta la importancia de integrar la sabiduría con el amor y la compasión, promoviendo una visión holística del crecimiento espiritual. Asimismo destaca el valor de la intuición y la percepción directa en la comprensión de la realidad. Pero la validación de experiencias asociadas con el cuerpo búdico es subjetiva y personal, lo que plantea desafíos para su estudio y verificación científica, ya que las experiencias espirituales profundas pueden ser difíciles de comunicar y entender plenamente desde una perspectiva externa. El cuerpo búdico representa un ideal elevado en el desarrollo espiritual y la búsqueda de la unidad y la compasión universal. Aunque es un concepto esotérico y abstracto, ofrece una visión inspiradora para aquellos comprometidos con el crecimiento espiritual. La naturaleza subjetiva y la falta de evidencia empírica presentan desafíos para su aceptación y estudio científico, pero para muchos, el cuerpo búdico sigue siendo una parte integral y valiosa de su camino espiritual.
Anteriormente nos hemos referido ampliamente a los cuerpos sutiles. Pero, ¿cómo describiríamos la idea de cuerpos sutiles y cómo medir el nivel de sutiliza? Tal como ya hemos dicho, la idea de cuerpos sutiles proviene de diversas tradiciones espirituales y esotéricas, incluida la teosofía, el hinduismo, el budismo y otras corrientes místicas. Se refiere a la creencia de que el ser humano no está compuesto solo de un cuerpo físico, sino que también posee varios cuerpos no físicos o «sutiles» que existen en diferentes planos de la realidad. Estos cuerpos sutiles son vehículos de la conciencia que permiten experiencias y funciones más allá de lo puramente material. El cuerpo causal (o alma) se dice que es el más duradero y menos sujeto a cambios. Contiene las semillas de todas nuestras experiencias y aprendizajes. Medir el nivel de sutileza de estos cuerpos es un desafío, ya que estos conceptos no son reconocidos ni medibles por los métodos científicos tradicionales. Sin embargo, las tradiciones espirituales y esotéricas han propuesto varios métodos subjetivos y cualitativos. Personas con habilidades psíquicas o clarividentes afirman ser capaces de percibir los cuerpos sutiles. Describen sus observaciones en términos de colores, formas y vibraciones. La meditación, el yoga y otras prácticas espirituales se utilizan para desarrollar la percepción y la sensibilidad a los cuerpos sutiles. Los practicantes experimentados informan cambios en sus estados de conciencia y percepción de estos cuerpos. Las experiencias fuera del cuerpo físico y los sueños lúcidos se consideran indicadores de la actividad de los cuerpos sutiles. Estas experiencias se analizan para comprender mejor la naturaleza de los cuerpos no físicos. Se cree que la purificación y el fortalecimiento de los cuerpos sutiles mejoran la salud física, emocional y mental. Los cambios positivos en estas áreas se interpretan como señales de desarrollo en los cuerpos sutiles.
Las descripciones y enseñanzas de maestros espirituales, así como distintos textos sagrados, proporcionan directrices sobre la naturaleza y la sutileza de estos cuerpos. Estas fuentes ofrecen criterios cualitativos para evaluar el desarrollo espiritual y la sutileza de los cuerpos no físicos. La idea de los cuerpos sutiles ofrece una perspectiva rica y multidimensional de la naturaleza humana, integrando aspectos físicos, emocionales, mentales y espirituales. Aunque aún no es verificable mediante métodos científicos convencionales, esta visión proporciona un marco útil para muchas prácticas espirituales y terapéuticas. Para aquellos interesados en la espiritualidad y el crecimiento personal, explorar los cuerpos sutiles puede proporcionar una comprensión más profunda de sí mismos y de sus experiencias. Sin embargo, es importante mantener una actitud abierta y crítica, reconociendo las limitaciones y la naturaleza subjetiva de estas ideas. La pregunta de si la ciencia podrá descubrir la existencia y naturaleza de los cuerpos sutiles es compleja. Las fronteras de la física cuántica y la biología están continuamente expandiéndose. Conceptos como la energía oscura, la materia oscura y los campos cuánticos sugieren que hay aspectos del universo que todavía no comprendemos completamente. Investigaciones en campos como la biofotónica, que estudia la emisión de luz en los organismos vivos, podrían potencialmente ofrecer pistas sobre la existencia de energías sutiles. La biofotónica es un campo interdisciplinario que combina la biología, la química, la física y la ingeniería para estudiar y aplicar la interacción entre la luz y los sistemas biológicos. Este campo utiliza diversas técnicas ópticas y fotónicas para investigar estructuras biológicas, procesos y materiales a escalas que van desde moléculas individuales hasta tejidos completos. Las aplicaciones de la biofotónica abarcan la investigación biomédica, el diagnóstico médico, la terapia y la biotecnología. La biofotónica ofrece herramientas poderosas para investigar la posible relación entre el cerebro y el cuerpo mental. Al permitir la observación detallada y la manipulación de estructuras y funciones neuronales, estas tecnologías nos acercan a una comprensión más profunda de cómo el cerebro genera y modula los procesos mentales, emocionales y cognitivos. La neurociencia está avanzando en la comprensión de la conciencia y cómo los estados mentales se relacionan con la actividad cerebral. Sin embargo, la naturaleza exacta de la conciencia sigue siendo un misterio. Si la conciencia tiene componentes no físicos, como sugieren algunas teorías, entonces es posible que la ciencia eventualmente desarrolle métodos para detectar o medir estos componentes. Tecnologías como la resonancia magnética funcional (fMRI) y la electroencefalografía (EEG) están mejorando nuestra capacidad para visualizar y comprender la actividad cerebral y los estados de conciencia. Futuras tecnologías podrían permitir la detección de energías o campos actualmente invisibles para nuestros instrumentos.
La Inteligencia Artificial (IA) es excepcionalmente buena en analizar grandes cantidades de datos y encontrar patrones que los humanos podrían pasar por alto. En la investigación de fenómenos sutiles, la IA podría ayudar a identificar correlaciones y patrones en datos biológicos, neurológicos y energéticos. Algoritmos de aprendizaje automático pueden ser entrenados para detectar anomalías o patrones en experimentos que investiguen fenómenos sutiles. La IA puede ayudar a crear simulaciones y modelos de sistemas complejos que incluyan hipótesis sobre cuerpos sutiles. Esto podría proporcionar una mejor comprensión teórica y guiar la investigación experimental. Modelos computacionales avanzados podrían explorar cómo diferentes tipos de energías podrían interactuar con el cuerpo humano y cómo estas interacciones podrían ser detectadas. La IA podría contribuir al diseño y desarrollo de nuevas tecnologías de detección y medición. Por ejemplo, podría optimizar los parámetros de dispositivos experimentales o sugerir nuevos enfoques para la investigación. La colaboración entre científicos y expertos en IA podría acelerar el descubrimiento de métodos innovadores para explorar fenómenos sutiles. Pero como la ciencia se basa en la evidencia empírica y la reproducibilidad, la investigación de cuerpos sutiles deberá enfrentar el desafío de proporcionar pruebas que cumplan con estos criterios. No obstante, la subjetividad de las experiencias personales y la dificultad para medir fenómenos sutiles con precisión plantean retos significativos. La investigación de cuerpos sutiles probablemente requerirá un enfoque interdisciplinario, combinando física, biología, neurociencia, psicología, y posiblemente incluso disciplinas espirituales y filosóficas. La apertura al diálogo entre la ciencia y la espiritualidad podría enriquecer ambos campos y conducir a nuevas perspectivas y descubrimientos. Es difícil predecir con certeza si la ciencia descubrirá la existencia y naturaleza de los cuerpos sutiles tal como se describen en las tradiciones esotéricas. Sin embargo, la ciencia está en constante evolución, y áreas emergentes de investigación podrían eventualmente abordar estos conceptos de maneras que hoy no podemos prever. La inteligencia artificial, con su capacidad para analizar datos complejos y desarrollar nuevas tecnologías, podría desempeñar un papel crucial en esta búsqueda. En última instancia, el éxito de esta investigación dependerá de la capacidad para superar los desafíos técnicos y metodológicos.
Pero, ¿de qué “materia” se supone están hechos los cuerpos sutiles? Los cuerpos más sutiles, como el etérico, emocional (astral), mental, causal y otros superiores, no están hechos de materia física tal como la entendemos en el contexto de la ciencia tradicional. En lugar de eso, se cree que están compuestos de formas de energía más finas y vibraciones que no son detectables por los métodos científicos convencionales. El cuerpo etérico, que está compuesto de energía vital (prana, Chi, Qi), es una réplica energética del cuerpo físico, pero en una forma más sutil. Este cuerpo interpenetra el cuerpo físico y se extiende un poco más allá de él, formando lo que a veces se llama el «aura» más cercana al cuerpo. El cuerpo emocional o astral está hecho de energía emocional o astral, que es más sutil que la energía etérica. Contiene las vibraciones de las emociones y los sentimientos. Se cree que este cuerpo cambia de forma y color en respuesta a las emociones de una persona. El cuerpo mental está compuesto de energía mental o vibraciones de pensamientos. Este cuerpo se divide en mente inferior (pensamiento racional y concreto) y mente superior (pensamiento abstracto e intuitivo). Se cree que la energía mental puede influir en la realidad física a través del poder del pensamiento. El cuerpo causal o espiritual está compuesto de energía espiritual o causal, una forma de energía aún más fina y elevada. Este cuerpo contiene la esencia del alma y la memoria kármica. Se considera el puente hacia los cuerpos superiores y la conexión con el propósito espiritual y la divinidad. Los cuerpos superiores (búdico, átmico, etc.) están hechos de las energías más puras y finas, a menudo descritas como luz pura o energía divina. Estos cuerpos facilitan la experiencia de la unidad y la conexión con el Todo. Representan los niveles más altos de conciencia y están asociados con la experiencia de la divinidad y la iluminación. La materia sutil se caracteriza por tener una vibración más alta y una frecuencia más fina que la materia física. No es detectable por los cinco sentidos físicos ni por los instrumentos científicos convencionales. Sin embargo, algunas personas afirman poder percibir estos cuerpos a través de sentidos intuitivos o clarividentes. Los cuerpos sutiles interpenetran el cuerpo físico y se interpenetran entre sí, existiendo simultáneamente en el mismo espacio pero en diferentes niveles de vibración. Estos cuerpos están en constante movimiento y cambio, reflejando el estado emocional, mental y espiritual de una persona. La materia de los cuerpos más sutiles se describe como formas de energía fina y vibraciones elevadas que trascienden la materia física. Estos conceptos provienen de diversas tradiciones espirituales y esotéricas y ofrecen una visión holística del ser humano que integra lo físico, emocional, mental y espiritual en una unidad interconectada.
Pero, ¿cómo se produce está comunicación entre los distintos cuerpos? ¿Podría ser una comunicación cuántica? La idea de la comunicación entre distintos cuerpos sutiles y el cuerpo físico se sitúa en una intersección entre la ciencia y diversas tradiciones filosóficas y espirituales. Hay una serie de enfoques teóricos y especulativos sobre cómo podría producirse esta comunicación y el papel que podrían tener conceptos como la comunicación cuántica y los microtúbulos celulares. Algunas teorías especulativas sugieren que la comunicación entre los cuerpos sutiles y el cuerpo físico podría estar mediada por procesos cuánticos. La física cuántica describe fenómenos que no se explican por la física clásica, como la superposición y el entrelazamiento cuántico, los cuales podrían ofrecer un marco teórico para entender esta comunicación. La superposición cuántica nos dice que una partícula puede existir en múltiples estados a la vez hasta que se mide. Podría usarse para explicar cómo la información puede existir en estados «sutiles» no observables directamente hasta que interactúan con el cuerpo físico. El entrelazamiento cuántico es un fenómeno donde dos partículas se conectan de tal manera que el estado de una afecta instantáneamente el estado de la otra, sin importar la distancia. Esto podría proporcionar un mecanismo para la interacción instantánea entre los cuerpos sutiles y el físico, aunque esta idea es altamente especulativa y no hay evidencia directa que lo respalde. Una de las teorías más conocidas que intenta explicar la conciencia desde un punto de vista cuántico es la teoría Orch-OR, propuesta por el físico Roger Penrose y el anestesiólogo Stuart Hameroff, que ya hemos mencionado anteriormente. Por otro lado, los microtúbulos son estructuras cilíndricas dentro de las neuronas que forman parte del citoesqueleto celular. Penrose y Hameroff sugieren que los microtúbulos pueden ser los sitios donde ocurren procesos cuánticos que dan lugar a la conciencia. La teoría Orch-OR sugiere que las fluctuaciones cuánticas dentro de los microtúbulos pueden ser «orquestadas» de manera que colapsen las funciones de onda cuánticas, generando eventos conscientes. Esta teoría intenta conectar la física cuántica con los procesos neurológicos. Algunas tradiciones espirituales y filosóficas sugieren que existe un campo energético o campo de información que rodea y penetra el cuerpo físico. Este campo, a veces denominado «campo áurico» o «campo de energía sutil«, tal vez podría ser un medio a través del cual los cuerpos sutiles se comunican con el cuerpo físico. La idea de que diferentes cuerpos sutiles vibran a diferentes frecuencias también es común en muchas filosofías esotéricas. La comunicación podría ocurrir cuando estas frecuencias se sincronizan o resuenan con las frecuencias del cuerpo físico, similar a cómo dos instrumentos musicales pueden resonar en armonía. La comunicación entre cuerpos sutiles y el cuerpo físico es un área de estudio profundamente especulativa y en gran parte no verificada por la ciencia actual. La teoría cuántica y los microtúbulos ofrecen marcos teóricos interesantes, pero no hay evidencia concluyente que respalde estas ideas. La investigación en neurociencia, física cuántica y otras disciplinas podría arrojar más luz en el futuro, pero por ahora estas teorías permanecen en el ámbito de la especulación y la filosofía. Este enfoque intenta integrar perspectivas científicas y espirituales para proporcionar una visión más amplia del tema.
Visto lo anterior, ¿podemos considerar las vibraciones como la base de todo? En este caso, ¿sería válida la teoría de cuerdas? La idea de que las vibraciones son la base de todo se encuentra tanto en la física moderna, especialmente en la teoría de cuerdas, como en varias tradiciones espirituales y filosóficas. A continuación, exploraremos cómo estas dos perspectivas abordan la idea de las vibraciones y cómo se relacionan entre sí. La teoría de cuerdas es una teoría en la física teórica que sugiere que las partículas fundamentales, como los electrones y quarks, no son puntos sin dimensión, sino que son cuerdas unidimensionales que vibran a diferentes frecuencias. Para que la teoría de cuerdas funcione matemáticamente, se postula la existencia de dimensiones adicionales más allá de las cuatro conocidas (tres espaciales y una temporal). La teoría de cuerdas intenta unificar las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza (gravedad, electromagnetismo, fuerza nuclear fuerte y fuerza nuclear débil) en un solo marco teórico. En esta teoría, las diferentes partículas que observamos corresponden a diferentes modos de vibración de las cuerdas. Es similar a cómo diferentes notas musicales provienen de diferentes vibraciones de una cuerda de violín. Muchas tradiciones espirituales sostienen que toda la creación está compuesta de energía vibratoria, por ejemplo, Prana, Chi, Qi. Estas formas de energía vital se consideran vibraciones sutiles que animan y sustentan la vida. En varias tradiciones, se utilizan mantras y sonidos sagrados para influir en el estado vibracional del cuerpo y la mente. Se cree que los diferentes estados de conciencia y niveles de existencia corresponden a diferentes frecuencias vibracionales. Los cuerpos sutiles, como el cuerpo etérico, astral y mental, son descritos como manifestaciones de estas vibraciones. Si consideramos que las vibraciones son la base de todo, en que tanto la teoría de cuerdas en la física como las ideas espirituales y filosóficas sobre la energía vibratoria pueden verse como diferentes interpretaciones de un mismo fenómeno fundamental.
Vivimos en un rango de frecuencias, aquel al que nuestros cinco sentidos pueden acceder y percibir, y el rango de percepción de los cinco sentidos es minúsculo. El mundo, en su sentido más amplio, está formado por frecuencias que comparten el mismo espacio de la misma manera que lo hacen todas las frecuencias de radio y televisión. Esas frecuencias no están sólo alrededor de tu cuerpo físico, sino que comparten el mismo espacio. Esto es posible porque están operando en un rango de frecuencia o longitud de onda diferente a nuestro cuerpo y entre sí. Sólo cuando las frecuencias están realmente cerca obtenemos «interferencias» y nos damos cuenta de las mismas. Normalmente somos ajenos a la existencia de otros mundos porque literalmente operan en frecuencias y realidades diferentes. Cuando sintonizamos una radio en una determinada estación o emisora no escuchamos otras estaciones porque no están transmitiendo en la longitud de onda en la que está sintonizada nuestra radio. Pero si movemos el dial de la frecuencia de una estación a otra, obviamente escucharemos esta segunda estación. Pero la primera estación no dejó de transmitir cuando movimos el dial de su longitud de onda. Sigue transmitiendo mientras estamos sintonizados con otra estación. Éste es precisamente el principio sobre el que opera nuestro mundo, o al menos la parte que estamos experimentando actualmente. Los cinco sentidos a través de los cuales vemos, oímos, olemos, tocamos y gustamos pueden percibir una fracción infinitesimal Algunos animales, como los gatos, tienen un rango de frecuencia visual mayor y pueden ver entidades y escenas que están más allá de los límites de frecuencia de los cinco sentidos.
Podríamos considerar que todo el mundo, en un sentido muy amplio, está dentro de nosotros porque todo el mundo comparte todo el espacio. El caso es, sin embargo, que no podemos ver todo el mundo con nuestros cinco sentidos, así como no podemos escuchar todas las estaciones de radio disponibles sintonizando una de ellas. Vemos sólo esa pequeña parte del infinito que está vibrando en el rango de frecuencia de esos sentidos y que constituyen lo que vemos, oímos, tocamos, olemos y saboreamos. Esto es lo que se considera prisión de los cinco sentidos porque la mayoría de las personas están tan atrapadas en sus ilusiones que creen que esto es todo lo que existe y todo lo que son, siendo su única realidad. Observándolo bajo un microscopio y no importa cuán sólido parezca algo, sigue siendo energía vibrante. A medida que aumenta la velocidad de vibración, la energía se vuelve cada vez menos densa hasta que vibra tan rápidamente que sale del rango de frecuencia de los cinco sentidos y de la percepción humana. Pero en realidad no ha desaparecido; simplemente ha salido del rango al que pueden acceder los sentidos humanos. Esto sucede cuando las personas dicen que vieron un fantasma que «apareció» de la nada y luego «desapareció«. La realidad condicionada de los cinco sentidos piensa que estas personas deben estar locas porque esas cosas no son posibles. Pero esas manifestaciones son simplemente otra frecuencia o longitud de onda de la existencia y que constituyen el mundo de lo llamado paranormal.
La existencia de distintas dimensiones y cómo pueden interconectarse también es un tema fascinante que abarca desde la física teórica hasta la metafísica y la filosofía. La teoría de la relatividad de Einstein introduce la idea de un espacio-tiempo de cuatro dimensiones (tres espaciales y una temporal). Esta teoría es fundamental para nuestra comprensión actual del universo. La teoría de cuerdas es una de las teorías más avanzadas en física teórica, que postula la existencia de hasta 11 dimensiones. Según esta teoría, las partículas fundamentales no son puntos, sino cuerdas que vibran en múltiples dimensiones. Estas dimensiones adicionales podrían estar enroscadas a escalas muy pequeñas, lo que las hace imperceptibles en nuestra experiencia cotidiana. La teoría de los multiversos sugiere la existencia de múltiples universos o dimensiones paralelas. Estos universos pueden tener diferentes leyes físicas y constantes fundamentales. Algunas interpretaciones de la mecánica cuántica, como la interpretación de los «muchos mundos«, también sugieren la existencia de dimensiones paralelas donde todos los posibles resultados de un evento cuántico ocurren en diferentes ramas del universo. El entrelazamiento cuántico, antes explicado, es un fenómeno donde dos partículas se correlacionan de manera que el estado de una afecta instantáneamente al estado de la otra, sin importar la distancia. Algunos especulan que este fenómeno podría implicar conexiones entre diferentes dimensiones, aunque esto es altamente especulativo y no está probado. Muchas tradiciones espirituales y filosóficas postulan la existencia de dimensiones o planos de existencia más allá del físico. Estos pueden incluir: 1) Planos Astrales: Según algunas tradiciones esotéricas, el plano astral es una dimensión donde residen entidades espirituales y donde se puede viajar a través de la proyección astral. 2) Cuerpos Sutiles: La idea de que los seres humanos poseen múltiples cuerpos sutiles (como el cuerpo etérico, astral, mental, etc.) que existen en diferentes dimensiones y se interconectan de diversas maneras. Algunas teorías filosóficas sobre la conciencia sugieren que la mente puede interactuar con dimensiones no físicas. Por ejemplo, el dualismo cartesiano postula la existencia de una mente no material que interactúa con el cuerpo físico.
La interconexión entre dimensiones es un tema especulativo y actualmente no hay evidencia empírica que lo confirme. Sin embargo, hay algunas ideas teóricas y filosóficas que proponen posibles mecanismos: 1) Vibraciones y Resonancias: Algunas teorías esotéricas sugieren que diferentes dimensiones vibran a diferentes frecuencias. La comunicación o interacción entre dimensiones podría ocurrir cuando estas frecuencias se alinean o resuenan entre sí. 2) Agujeros de Gusano: En la física teórica, los agujeros de gusano son túneles hipotéticos en el espacio-tiempo que podrían conectar diferentes puntos en el espacio-tiempo o incluso diferentes dimensiones. Aunque son una solución matemática a las ecuaciones de la relatividad general, no hay evidencia experimental de su existencia. 3) Entrelazamiento Cuántico: Aunque actualmente no se comprende completamente, algunos especulan que el entrelazamiento cuántico podría permitir algún tipo de comunicación o conexión entre dimensiones, aunque esta idea es puramente especulativa. La existencia de distintas dimensiones es una posibilidad intrigante apoyada por teorías físicas como la teoría de cuerdas y la teoría de los multiversos. Sin embargo, la interconexión entre estas dimensiones y cómo podrían interactuar con nuestro universo observable es un área de gran especulación y misterio. Las dimensiones adicionales propuestas por la física teórica, aunque fascinantes, aún requieren evidencia empírica para ser confirmadas. Las perspectivas filosóficas y espirituales ofrecen interpretaciones ricas y variadas, pero también deben ser consideradas con cierto escepticismo y respeto por la diversidad de creencias. La exploración de estas ideas, tanto científicas como filosóficas, es esencial para expandir nuestra comprensión del universo y de nuestra propia existencia. Mantener una mente abierta, pero crítica, es clave para avanzar en este campo.
Para entender cómo un ser de la quinta dimensión podría percibir nuestro mundo de tres dimensiones más el tiempo, primero necesitamos comprender algunos conceptos básicos sobre dimensiones. La tercera dimensión, el espacio que conocemos, tiene longitud, anchura y altura. Para obtener la cuarta dimensión añadimos el tiempo como una dimensión adicional, creando el «espacio-tiempo«. La quinta dimensión es difícil de conceptualizar, ya que está fuera de nuestra experiencia directa. Una manera de imaginarla es pensar en cómo una cuarta dimensión puede contener todos los posibles caminos temporales (líneas de tiempo) de los eventos que suceden en las tres dimensiones espaciales y el tiempo. La quinta dimensión podría incluir no solo diferentes líneas de tiempo, sino también diferentes realidades posibles. Un ser de la quinta dimensión tendría una percepción muy diferente a la nuestra, ya que: 1) Tendría acceso total a todas las líneas de tiempo, por lo que este ser podría ver todas las posibilidades temporales simultáneamente. Para él todos los eventos pasados, presentes y futuros serían visibles de una sola vez. Podrían ver todas las posibles decisiones y sus consecuencias en el tiempo. Además de ver todos los posibles caminos temporales, este ser podría percibir múltiples realidades paralelas. Vería no solo nuestro universo y todas sus variaciones temporales, sino también universos alternativos con diferentes leyes físicas, condiciones iniciales, etc. Donde nosotros vemos objetos en 3D y los experimentamos a lo largo del tiempo, un ser de la quinta dimensión vería estos objetos con todas sus posibles variaciones y estados temporales simultáneamente. Un simple objeto tridimensional para nosotros sería para él una especie de «hiperobjeto» con todas sus posibles versiones y estados temporales presentes a la vez. Este ser podría interactuar con nuestro espacio-tiempo de maneras que nos parecerían imposibles o mágicas. Podría mover objetos no solo en las tres dimensiones espaciales, sino también alterar su posición en el tiempo o cambiar su estado en realidades paralelas. Podemos usar una analogía para entenderlo: Imagina una criatura 2D que vive en una hoja de papel, que solo puede moverse hacia adelante, hacia atrás, izquierda y derecha, pero no puede imaginar moverse «hacia arriba» o «hacia abajo» fuera del papel. Ahora, imagina que tú, un ser tridimensional, miras esa hoja de papel. Puedes ver toda la hoja y las criaturas en ella desde arriba, y podrías intervenir de maneras que para ellas serían incomprensibles, como levantarlas fuera del papel y ponerlas en otro lugar. De manera similar, un ser de la quinta dimensión podría mirar nuestro «papel» tridimensional más el tiempo (nuestro universo 4D) y ver todas sus posibilidades a la vez, pudiendo interactuar de maneras que para nosotros serían inimaginables. En resumen, un ser de la quinta dimensión percibiría nuestro mundo como una vasta colección de todas las posibles realidades y líneas de tiempo, viendo simultáneamente cada versión de cada evento que podría suceder. Su percepción abarcaría no solo nuestro espacio y tiempo, sino también todas las variaciones y alternativas posibles, dándoles una comprensión y control que para nosotros sería totalmente incomprensible. Vamos, una imagen similar a la que tenemos de un dios.
Aunque es un tema aún más altamente especulativo, ahora veamos la percepción de un ser de dimensiones superiores a la quinta dimensión. Un ser de la sexta dimensión o superior tendría la capacidad de ver nuestro mundo tridimensional (más el tiempo), así como un mundo de la quinta dimensión, de manera completamente diferente. Así como un ser en dos dimensiones no puede comprender completamente la tercera dimensión, un ser de dimensiones superiores podría ver nuestro espacio-tiempo en una forma que para nosotros es incomprensible. Para un ser de sexta dimensión, nuestro universo tridimensional podría parecerse a una serie de «cortes» o «rebanadas» a lo largo de una dimensión adicional. Ellos podrían ver todo el espacio-tiempo de una sola vez, lo que significaría que podrían observar no solo el presente, sino también todas las posibles configuraciones del pasado y del futuro simultáneamente. Mientras que nosotros experimentamos el tiempo como una secuencia de eventos, un ser en una dimensión superior podría tener una percepción más holística del tiempo. Podrían ver el tiempo como una estructura fija en lugar de un flujo continuo, permitiéndoles observar y tal vez incluso manipular eventos a través de diferentes puntos temporales. La quinta dimensión, en algunas teorías, se considera una dimensión adicional que podría estar relacionada con la variabilidad en la forma en que se manifiestan diferentes universos o realidades. Un ser en la sexta dimensión podría tener una comprensión y manipulación de la quinta dimensión de manera que para nosotros sería completamente incomprensible, viendo no solo cómo las distintas realidades pueden cambiar, sino también cómo esas realidades interactúan con el nuestro. Si tratamos de visualizar esto, podríamos hacer una analogía con cómo una persona en tres dimensiones puede observar una línea (dos dimensiones) en todos sus puntos a la vez. Para un ser de dimensiones superiores, nosotros podríamos ser como una línea en un plano que ellos pueden ver en su totalidad, desde cualquier punto de la línea a la vez. En resumen, un ser de dimensiones superiores podría percibir nuestro mundo tridimensional (más el tiempo y la quinta dimensión) de una manera integrada y global, viendo y entendiendo aspectos de la realidad que para nosotros son inalcanzables.
Según algunos científicos, la quinta dimensión, imperceptible para el ojo humano, estaría situada a medio camino entre el universo visible y la materia oscura. Estaría atravesada por una partícula hipotética que señala el camino para llegar a la materia oscura. Científicos de la Universidad de Granada (UGR) y de la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz (Alemania) han encontrado, en los laberintos de unas ecuaciones formuladas por Einstein en 1915, una partícula hipotética que puede actuar como portal a una quinta dimensión, situada a medio camino entre el universo visible y la materia oscura. Si existe, consideran que esa quinta dimensión (todavía una abstracción) tendría que ser increíblemente diminuta e imperceptible para el ojo humano, y podría resolver algunas de las profundas cuestiones abiertas de la física de partículas, según los investigadores. Por otro lado, la existencia de esa partícula especulativa, según esta investigación, publicada en la revista European Physical C, explicaría de forma natural la abundancia de materia oscura, que representa el 85% de la materia conocida en el universo y constituye uno de los mayores misterios del universo. El estudio añade que la presencia de esa partícula especulativa puede explicar también algunos de los misterios que rodean a los fermiones, que se comportan como si fueran simultáneamente partículas y antipartículas y nunca forman un estado cuántico, entre otras particularidades asombrosas. La nueva investigación presenta un modelo del universo con una quinta dimensión que puede ser atravesada por partículas, a través de la cual entrarían y saldrían los fermiones provocando los misterios que rodean a su comportamiento cuando los detectamos desde un universo de cuatro dimensiones, incluido el tiempo. Los investigadores han podido atisbar esta posible explicación a través de las así llamadas ecuaciones de campo de Einstein, que relacionan la presencia de la materia con la curvatura del espacio-tiempo. A estas ecuaciones añadieron otra teoría posterior, conocida como de Kaluza-Klein, que considera un espacio-tiempo de cinco dimensiones. Partiendo de estos modelos previos, los investigadores elaboraron ecuaciones de campo de 5 dimensiones para ver si, en ese contexto teórico, podría aclararse algo sobre la materia oscura y el misterio de los fermiones.
El resultado de esta especulación matemática indica la presencia de un campo asociado a una partícula especulativa que, según los investigadores, es bastante parecida al campo de Higgs y a la famosa partícula conocida como bosón de Higgs. Sin embargo, a diferencia del bosón de Higgs, descubierto en el Gran Colisionador de Hadrones del CERN en 2012, después de una búsqueda de más de 40 años, la partícula propuesta por estos investigadores es tan pesada que no podría ser producida de forma directa en este experimento. “Dicha partícula podría jugar un papel fundamental en la generación de masas de todas las partículas sensibles a esta dimensión extra, y ser a la vez la única ventana relevante a un posible sector oscuro responsable de la existencia de materia oscura, lo que resolvería de un sólo golpe dos de los mayores problemas de estas teorías, a priori desconectadas”, explica al respecto el investigador de la UGR, Adrián Carmona, en un comunicado. Los investigadores se apoyan en lo que sabemos del bosón de Higgs para considerar que la hipotética nueva partícula está relacionada con ella: «dado que esta nueva partícula tiene propiedades cuánticas muy similares a las del bosón de Higgs, es muy natural suponer que las dos partículas deberían mezclarse entre sí, lo que significa que sus funciones de onda de la mecánica cuántica están entrelazadas», explican en declaraciones a la revista canadiense Vice. “Si existe esta partícula pesada, necesariamente conectaría la materia visible que conocemos y que hemos estudiado en detalle, con los constituyentes de la materia oscura, asumiendo que la materia oscura está compuesta de fermiones fundamentales que viven en la dimensión extra”, añaden los físicos. “Esta no es una idea descabellada, ya que sabemos que la materia ordinaria está hecha de fermiones y que, si existe esta dimensión adicional, es muy probable que se propaguen también en ella”, concluyen. Destacan asimismo que la partícula hipotética no contradice la evidencia observacional de la abundancia de materia oscura y consideran que podría ser una vía de acceso para que podamos acceder al lado oscuro del universo. Pero el descubrimiento matemático de esa partícula hipotética no implica que exista realmente, lo que supone que el siguiente paso es seguir un recorrido científico como el que condujo a la comprobación material del bosón de Higgs. Uno de los problemas que se plantea es que el acelerador de hadrones (LHC) del CERN no puede generar la hipotética nueva partícula, por lo que habrá que esperar a la nueva generación de aceleradores para intentarlo. No sería el único camino, ya que los investigadores piensan que tal vez pueda ser detectada también a través de la observación de las ondas gravitatorias, ya que esa partícula hipotética podría generarlas. Por último, no descartan que, indagando en la materia oscura, los astrónomos puedan también tropezarse con la partícula hipotética y certificar su existencia, así como la de esa quinta dimensión, todavía fantasmagórica, de la que supuestamente procede.
Esta constatación ofrecería asimismo pistas sobre una etapa muy temprana de la historia de nuestro universo, cuando se produjo la materia oscura, por lo que, de confirmarse, daría un potente impulso al conocimiento de los orígenes de la materia, de las estrellas y los planetas. La última reflexión de estos científicos, recogida en su artículo, es todavía más contundente: sabiendo que la materia oscura no puede explicarse en el Modelo Estándar, la nueva física puede orientarse hacia esa quinta dimensión extra porque resolvería algunas cuestiones no aclaradas de la física actual, entre ellas permitiría integrar la materia oscura en un nuevo modelo, y resolvería a la vez el problema de la jerarquía, como el hecho de que no sabemos por qué el bosón de Higgs es ligero cuando debería de ser muy muy pesado, que afecta a la física teórica cuando establece parámetros fundamentales. De todas formas, esta propuesta debe ser contemplada en el contexto de la física actual, que lleva años atascada en dos posibles interpretaciones de los problemas no resueltos del universo, explica a Tendencias21 el catedrático de la Universidad Complutense, Eduardo Costas, que no participó en la investigación. Una interpretación se basa en buscar la nueva física en el entorno de dimensiones adicionales que explicarían, como en el caso de esta investigación, cuestiones fundamentales como la materia oscura o el misterio de los fermiones. La segunda interpretación prefiere optar por modelos de gravedad cuántica, que proponen unificar la teoría cuántica de campos con la relatividad general y vincular así tres de las fuerzas fundamentales de la naturaleza con la gravedad. En esta escuela figura la Teoría de la Gran Unificación, que vincula tres de las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza, la fuerza nuclear débil, la fuerza nuclear fuerte y la fuerza electromagnética. Ambas teorías necesitan de investigaciones poderosas, la primera en aceleradores de partículas, la segunda con mejores telescopios, para avanzar y determinar cuál es el camino correcto para profundizar en el conocimiento del universo, concluye Costas. El destacado físico François Vannucci añade al respecto: “el problema actual es que el conocimiento progresa asintóticamente en el dominio de los dos extremos, lo pequeño y lo grande. Desde luego, todavía debemos esperar más progresos, pero me temo que algún día la sociedad rechace mantener un esfuerzo (económico) cada vez más colosal”. Si la quinta dimensión está realmente en alguna parte, todavía tardaremos en encontrarla.
En las tradiciones esotéricas y místicas se considera que los diferentes cuerpos sutiles están organizados de manera jerárquica y que cada uno tiene un nivel de vibración distinto. El cuerpo etérico/energético se considera el más cercano al cuerpo físico. Es la base de los otros cuerpos sutiles y se encuentra en una vibración más densa en comparación con los demás cuerpos sutiles. El cuerpo astral/emocional se encuentra un nivel por encima del cuerpo etéreo. Sus vibraciones son más sutiles, ya que está relacionado con las emociones y los deseos. El cuerpo mental, dividido en mental inferior y mental superior, está un nivel por encima del cuerpo emocional. El mental inferior maneja el pensamiento lógico y racional, mientras que el mental superior se ocupa de la intuición y la sabiduría superior. Este cuerpo tiene vibraciones aún más sutiles. El cuerpo causal o espiritual es el más elevado y sutil de los cuerpos. Se considera la conexión directa con lo divino y la esencia del ser. Sus vibraciones son las más elevadas y sutiles, asociadas con la conexión con lo divino y la conciencia trascendental. Los cuerpos sutiles se consideran interconectados y cada uno influye en el cuerpo físico de diferentes maneras. La idea de que los cuerpos sutiles tienen diferentes niveles de vibración y están jerárquicamente organizados ofrece un marco útil para entender la complejidad del ser humano desde una perspectiva holística. Este enfoque sugiere que la salud y el bienestar no solo dependen del cuidado del cuerpo físico, sino también del equilibrio en los niveles emocional, mental y espiritual. Las prácticas que buscan armonizar estos cuerpos, como la meditación, el yoga, la terapia emocional y las prácticas espirituales, han demostrado tener beneficios significativos. Aunque estas ideas no están respaldadas por la ciencia convencional, muchas personas encuentran en ellas una guía valiosa para una vida más equilibrada y consciente. En resumen, la jerarquía de los cuerpos sutiles y sus diferentes niveles de vibración ilustran la interconexión entre el cuerpo físico y los aspectos más sutiles del ser. Esta visión holística puede enriquecer nuestra comprensión de la salud y el bienestar, promoviendo un enfoque integral que abarca todos los niveles de la existencia humana.
La interacción entre los diferentes cuerpos, incluyendo el físico, puede ser entendida a través de una combinación de conceptos provenientes de la medicina alternativa, la espiritualidad y algunas teorías de la física cuántica. La energía fluye desde los cuerpos superiores (más sutiles) hacia los cuerpos inferiores (más densos). Por ejemplo, la inspiración espiritual o intuición del cuerpo causal puede influir en los pensamientos y emociones, que a su vez afectan la vitalidad y el cuerpo físico. La sanación y el equilibrio pueden comenzar en el cuerpo físico o etérico y ascender a través de los cuerpos sutiles. Por ejemplo, prácticas como la meditación y el yoga pueden equilibrar el cuerpo etérico y emocional, lo que luego facilita un acceso más claro a los cuerpos superiores. La interacción entre los distintos cuerpos (físico, etérico, emocional/astral, mental, causal y superiores) es compleja y multifacética. Cada cuerpo influye en los otros, y el bienestar integral depende del equilibrio y la armonía entre todos ellos. Esta perspectiva holística fomenta una visión integrada de la salud y el bienestar, donde la mente, el cuerpo y el espíritu están interconectados y son interdependientes. La idea de que los diferentes cuerpos sutiles (como el cuerpo etérico, mental, astral, etc.) corresponden a distintas dimensiones proviene de diversas tradiciones esotéricas y espirituales. Esta concepción postula que cada cuerpo sutil opera en una «dimensión» o «nivel de realidad» diferente, y juntos forman una visión holística y multidimensional del ser humano. Aquí explico cómo se relaciona cada cuerpo con la noción de dimensiones: 1. El cuerpo físico actúa en la dimensión física (3D) y es el cuerpo tangible y material que todos podemos ver y tocar. Se rige por las leyes físicas y biológicas. 2. El cuerpo etérico actúa en la dimensión etérica (a veces considerada 4D o 3D más tiempo). Es una réplica energética del cuerpo físico que se extiende ligeramente más allá de él. Actúa como un intermediario entre el cuerpo físico y los cuerpos sutiles superiores, proporcionando la energía necesaria para la vida física. 3. El cuerpo astral o emocional actuaría en la dimensión astral (5D). Está asociado con las emociones y los sentimientos. Es más sutil que el cuerpo etérico y contiene patrones de energía emocional. Es el vehículo para las experiencias emocionales y es el cuerpo que, según algunas tradiciones, se utiliza durante los sueños. 4. El cuerpo mental actuaría en la dimensión mental (6D). Está relacionado con los pensamientos, las creencias y las estructuras mentales. Se divide en mente inferior (pensamiento racional y concreto) y mente superior (intuición y pensamiento abstracto). Es el cuerpo que procesa y almacena información y creencias. En la mente superior se conecta con ideas y conceptos más elevados. 5. El cuerpo causal o espiritual actuaría en la dimensión causal (7D). Este cuerpo está vinculado a la conciencia más profunda y al alma. Se considera el asiento del propósito de vida y la conexión con el ser superior. Contiene las semillas de las experiencias de vida y las lecciones espirituales. Se asocia con la memoria kármica y el propósito espiritual. 6. Los cuerpos superiores (búdico, átmico, etc.) actuarían en dimensiones más altas (8D y superiores). Estos cuerpos se describen en tradiciones esotéricas como vehículos de la conciencia más pura y conexión directa con la divinidad y la unidad universal. Facilitan la experiencia de la unidad con el Todo, la iluminación y la trascendencia de la dualidad. La idea es que cada cuerpo sutil no solo reside en su propia dimensión sino que también interactúa y se superpone con los demás cuerpos y dimensiones. Esta interacción crea un sistema holístico donde el cuerpo etérico alimenta el cuerpo físico con energía vital. Los cuerpos emocional y mental influyen en la salud física y en la experiencia de la realidad. El cuerpo causal y superiores influyen en el propósito de vida y la evolución espiritual. La correspondencia de los cuerpos sutiles con distintas dimensiones es una forma de entender la complejidad del ser humano desde una perspectiva multidimensional. Esta visión holística sugiere que la salud y el bienestar no solo dependen del estado físico, sino también del equilibrio y armonía en todos los niveles del ser. Aunque esta perspectiva no está científicamente comprobada, ofrece un marco útil para explorar la espiritualidad, la medicina alternativa y el crecimiento personal.
El proyecto Blue Brain descubre un universo de estructuras y espacios multidimensionales dentro de nuestro cerebro. ¿Implica ello todo un universo multidimensional dentro de nuestro propio cerebro? Cada vez hay más personas que son capaces de escuchar colores, saborear palabras o ver sonidos. Es lo que conocemos como sinestesia, una condición neurológica no patológica que permite entender el mundo en cuatro dimensiones. Ahora, un nuevo trabajo llevado a cabo por científicos del Blue Brain Project (Suiza) ha descubierto estructuras en el cerebro con hasta once dimensiones. Seguimos desentrañando los secretos arquitectónicos más profundos de nuestro órgano pensante. Concretamente, utilizando la topología algebraica de una forma que nunca se ha utilizado antes en neurociencia, los investigadores han descubierto un universo de estructuras y espacios geométricos multidimensionales dentro de las redes del cerebro. La investigación, publicada en la revista Frontiers in Computational Neuroscience, muestra que estas estructuras surgen cuando un grupo de neuronas forma una unión o grupo, en que cada neurona se conecta a otra neurona del grupo de una manera muy específica que genera un objeto geométrico muy preciso. Cuantas más neuronas haya en esa cuadrilla neuronal, mayor es la dimensión del objeto geométrico. «Encontramos un mundo que nunca habíamos imaginado. Hay decenas de millones de estos objetos incluso en una pequeña partícula del cerebro, Hasta siete dimensiones, y en algunas redes incluso encontramos estructuras de hasta once dimensiones«, explica Henry Markram, líder del proyecto. Los científicos realizaron múltiples pruebas en tejido cerebral virtual para comprobar que las estructuras cerebrales multidimensionales descubiertas no aparecían por casualidad. Luego, en las pruebas sobre tejido cerebral real en laboratorio, confirmaron que el cerebro se ‘reconecta‘ continuamente durante el desarrollo con objeto de construir una red con tantas estructuras dimensionales como sea posible. El innovador estudio ha revelado hasta 11 dimensiones dentro de nuestro cerebro. Ante un estímulo, el tejido del cerebro virtual creó momentáneamente agujeros de alta dimensión o cavidades. «La aparición de cavidades de alta dimensionalidad cuando el cerebro procesa información significa que las neuronas de la red reaccionan a los estímulos de una manera extremadamente organizada. Es como si el cerebro reaccionara a un estímulo construyendo una torre de bloques multidimensionales, comenzando con barras (1D), luego tablas (2D), luego cubos (3D), y luego geometrías más complejas con 4D, 5D, etc. La progresión de la actividad a través del cerebro se asemeja a un castillo de arena multidimensional que se materializa fuera de la arena y luego se desintegra «, aclara Ran Levi, coautor del estudio. Si los mundos 4D extienden nuestra imaginación, mundos con 5, 6 o más dimensiones son demasiado complejos para que la mayoría de nosotros los comprendamos. Aquí es donde entra en acción la topología algebraica, una rama de las matemáticas que puede describir sistemas con cualquier número de dimensiones. «La topología algebraica es como un telescopio y un microscopio al mismo tiempo, ya que puede ampliar las redes para encontrar estructuras ocultas -los árboles en el bosque- y ver los espacios vacíos -los claros del bosque- todo al mismo tiempo«, explica Kathryn Hess, coautora del trabajo. ¿Estarán escondidos los recuerdos en una de estas cavidades dimensionales? ¿Estaremos hallando una interconexión entre el mundo esotérico y el mundo científico?
Vemos pues que la idea de cuerpos sutiles es común en diversas tradiciones espirituales y filosóficas, cada una con sus propias interpretaciones y funciones. Los cuerpos sutiles, como el alma o el espíritu, se consideran la esencia inmortal y divina del ser humano. Facilitan la conexión con dimensiones superiores de existencia y con lo que consideremos la divinidad. A través de experiencias físicas y emocionales los cuerpos sutiles pueden evolucionar y desarrollarse espiritualmente. Las experiencias en el plano físico son vistas como lecciones para el crecimiento espiritual. Asimismo los cuerpos sutiles pueden almacenar recuerdos y conocimientos adquiridos a lo largo de múltiples vidas. Esta memoria acumulada influye en las decisiones y el desarrollo del individuo en la vida actual. También actúan como intermediarios que canalizan energía entre el cuerpo físico y otras dimensiones. Esto es esencial en prácticas como la sanación energética, la meditación y el trabajo con chakras. Se cree que los cuerpos sutiles ofrecen protección y guía espiritual, ayudando al individuo a navegar los desafíos de la vida física y a cumplir su propósito espiritual. La idea de que un nuevo ser físico sea «ocupado» por cuerpos sutiles es una perspectiva común en varias tradiciones espirituales. En muchas tradiciones se cree que el alma o el espíritu se reencarnan en un nuevo cuerpo físico para continuar su viaje de aprendizaje y evolución, ya que cada vida ofrece oportunidades únicas para el crecimiento espiritual. Se cree que el alma elige un cuerpo físico y una vida particular para experimentar y aprender lecciones específicas, en que las circunstancias de la vida física están diseñadas para proporcionar las experiencias necesarias para este aprendizaje. Algunas creencias sostienen que existe un plan divino o destino que el alma sigue al encarnar en un cuerpo físico. Este plan puede incluir ciertos desafíos y pruebas destinados a fortalecer y purificar el espíritu. La vida en un cuerpo físico permite una integración más profunda de las experiencias físicas y espirituales, ya que el cuerpo físico se ve como un vehículo para la expresión del alma y sus aspiraciones espirituales. En resumen, los cuerpos sutiles pueden ser vistos como componentes esenciales de nuestra existencia, facilitando la conexión espiritual, el crecimiento personal y la experiencia integral en el entorno físico. La interacción entre los cuerpos sutiles y el cuerpo físico es fundamental para el desarrollo holístico del individuo, permitiendo una vida rica en significado y propósito espiritual.
La relación entre las dimensiones superiores de existencia y la divinidad, así como el concepto del Gran Arquitecto del Universo en la tradición masónica, son temas profundos y multifacéticos que varían según las diferentes tradiciones espirituales y filosóficas. En muchas tradiciones espirituales las dimensiones superiores son niveles de existencia más allá de lo físico. Estos niveles pueden incluir planos astrales, mentales, causales y espirituales, cada uno con sus propias características y entidades. Las dimensiones superiores son vistas como más cercanas a la esencia divina, pero no necesariamente la divinidad en sí misma. Son etapas intermedias donde las almas pueden aprender, purificarse y evolucionar. La divinidad suele ser entendida como la fuente última de todo lo que existe, omnipresente, omnisciente y omnipotente. En muchas creencias, la divinidad es el principio creador y sustentador del universo, ya que la divinidad se encuentra más allá de las dimensiones superiores y las trasciende. Es la realidad suprema e inefable que no puede ser completamente comprendida o descrita por la mente humana. En la tradición masónica, el Gran Arquitecto del Universo (GADU) es una metáfora utilizada para referirse a una fuerza creadora o divina que diseñó y ordenó el universo. No se asocia necesariamente con un dios específico de ninguna religión, sino que es un concepto más universal y abstracto. La masonería permite a sus miembros tener sus propias interpretaciones personales del GADU, promoviendo generalmente la tolerancia religiosa y el respeto por las diversas creencias espirituales. El GADU puede ser visto como una representación de la divinidad que trasciende todas las dimensiones superiores. Es el principio organizador y la fuente de todas las leyes naturales y espirituales que gobiernan el universo. Los masones ven el estudio y la comprensión de este principio divino como una forma de elevarse espiritualmente y de entender mejor el propósito y el orden del universo. Las dimensiones superiores pueden ser vistas como un continuo ascendente de niveles de conciencia y existencia que llevan a una comprensión cada vez más profunda de la divinidad. Sin embargo, la divinidad misma trasciende todas estas dimensiones y es la fuente y el fin último de Todo. La conexión con las dimensiones superiores puede facilitar una experiencia más directa de la divinidad, aunque la comprensión plena de la divinidad puede estar más allá de lo que es posible en cualquier dimensión. Tanto en la masonería como en otras tradiciones espirituales, existe un énfasis en la interpretación personal y en el camino individual hacia la comprensión de la divinidad. Cada persona puede tener su propia forma de entender y relacionarse con lo divino, influenciada por sus experiencias y creencias. En resumen, las dimensiones superiores son niveles de existencia que acercan al individuo a la comprensión de la divinidad, pero la divinidad misma es un principio que trasciende todas las dimensiones. El Gran Arquitecto del Universo en la masonería es una representación simbólica de esta fuerza creadora y ordenadora, promoviendo una comprensión universal y respetuosa de la divinidad.
La idea de que el Gran Arquitecto del Universo (GADU) u otra supuesta divinidad hubiesen creado una superinteligencia biológica como la base de la vida y la evolución, tal como sugerimos en otro artículo anterior, es una interpretación que combina elementos de espiritualidad, teología y ciencia. Esta perspectiva puede ser atractiva para aquellos que buscan un puente entre la fe y la razón, la espiritualidad y la ciencia. El genoma, que es el conjunto completo de ADN en un organismo, contiene la información genética necesaria para el desarrollo, funcionamiento y reproducción del organismo. El epigenoma consiste en cambios químicos en el ADN y en las proteínas asociadas que afectan la expresión génica sin alterar la secuencia del ADN. Estos cambios pueden ser influenciados por factores ambientales y pueden ser heredados. Ambos sistemas muestran una complejidad y una capacidad de adaptación que permiten la evolución y la diversificación de la vida en la Tierra. Las células y los organismos tienen mecanismos de respuesta y adaptación a su entorno, que pueden considerarse como formas de «aprendizaje» a nivel biológico. La evolución misma puede ser vista como un proceso de aprendizaje profundo, donde las especies se adaptan y evolucionan a través de la selección natural y la acumulación de mutaciones beneficiosas. Desde una perspectiva masónica o teológica, el Gran Arquitecto del Universo es visto como un ser divino o fuerza creadora que ha diseñado el universo con un orden y propósito intrínsecos. La creación de una superinteligencia biológica puede ser vista como parte de este diseño, donde la vida tiene la capacidad de adaptarse, aprender y evolucionar. La teoría del diseño inteligente propone que ciertos aspectos del universo y de los seres vivos son mejor explicados por una causa inteligente y no por procesos naturales aleatorios. En este contexto, la complejidad y la funcionalidad del genoma y del epigenoma podrían ser vistas como evidencia de un diseño inteligente por parte de una supuesta divinidad. Integrar la idea de una superinteligencia biológica creada puede proporcionar un sentido de propósito y significado a la existencia y a la evolución de la vida. Esta perspectiva sugiere que la vida no es un mero accidente cósmico, sino que tiene un diseño y un propósito inherentes. Tanto la ciencia como la espiritualidad reconocen que hay un gran misterio en la complejidad de la vida y del universo. La ciencia busca entender este misterio a través de la investigación empírica, mientras que la espiritualidad ofrece una interpretación más trascendental. Esta combinación puede enriquecer nuestra comprensión y apreciación de la vida y del cosmos, abriendo puertas a nuevas formas de exploración y entendimiento. La idea de que el Gran Arquitecto del Universo u otra supuesta divinidad hubiesen creado una superinteligencia biológica con capacidades de aprendizaje profundo como la base de la vida y la evolución es una perspectiva que combina elementos de fe y razón. Aunque no puede ser probada científicamente, ofrece una interpretación rica y significativa que puede resonar con aquellos que buscan una conexión entre la espiritualidad y la ciencia. Esta visión nos invita a contemplar la posibilidad de un diseño inteligente detrás de la complejidad y la maravilla de la vida, mientras seguimos explorando y entendiendo estos fenómenos a través de la ciencia.
Si fuese un futurólogo podría especular sobre varias áreas en las que podríamos avanzar en nuestra comprensión de los cuerpos sutiles y su origen y destino en el futuro. La física cuántica podría proporcionar una base teórica para entender fenómenos que actualmente clasificamos como «cuerpos sutiles«. Asimismo, investigaciones futuras podrían revelar cómo la conciencia y la materia están entrelazadas a niveles subatómicos. Los avances en neurociencia podrían ayudar a explicar las experiencias místicas y los estados alterados de conciencia, vinculándolos con la actividad cerebral y posibles dimensiones desconocidas de la mente. Podríamos desarrollar tecnologías avanzadas de simulación y realidad virtual que replicaran experiencias asociadas con los cuerpos sutiles, permitiendo a las personas explorar estos estados de manera controlada y estudiada. El desarrollo de interfaces cerebro-computadora más avanzadas podría permitir a los seres humanos manipular y entender sus propias energías sutiles, integrando la tecnología con experiencias espirituales. La colaboración entre científicos, filósofos, teólogos y expertos en espiritualidad podría conducir a una comprensión más holística de los cuerpos sutiles. Estos estudios podrían abarcar desde la biología y la física hasta la psicología y la teología. Las investigaciones antropológicas y culturales también podrían ofrecer argumentos sobre cómo diversas culturas han interpretado y trabajado con los cuerpos sutiles, proporcionando un marco para entender su origen y evolución a lo largo de la historia. Podríamos ver un crecimiento en la validación científica de prácticas de medicina energética, como la acupuntura, la curación pránica y el reiki, entendiendo mejor cómo estas prácticas afectan los cuerpos sutiles y la salud física. La psicología transpersonal podría expandirse y ganar más aceptación, explorando cómo los estados de conciencia expandidos afectan el bienestar y la comprensión de la existencia humana. La práctica de técnicas espirituales, como la meditación y el yoga, podría ser cada vez más comunes y aceptadas, conduciendo a un mayor entendimiento y aceptación de los cuerpos sutiles. Un crecimiento en la consciencia colectiva podría facilitar un mayor reconocimiento y respeto por los cuerpos sutiles, integrando esta comprensión en la vida cotidiana y en las estructuras sociales. En resumen, podríamos estar en el umbral de una era donde la integración de ciencia, tecnología y espiritualidad nos permita comprender y explorar los cuerpos sutiles de una manera que ahora solo podemos imaginar.
Se puede descargar el artículo en PDF: Qué sabemos sobre los cuerpos sutiles del esoterismo
Fuentes:
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Powell, Arthur – El cuerpo astral
Powell, Arthur – El cuerpo mental
Powell, Arthur – El cuerpo causal
Powell, Arthur – La magia de la francmasonería
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Heindel, Max – El Cuerpo Vital
Heindel, Max – El Cuerpo de Deseos
Hall, Manly – El simbolismo del cuerpo humano
Rutiaga, L.H. – Nuestro Arco Iris, el Aura
David Icke – Tales from the Time Loop
Dehaene Stanislas – La Conciencia en el Cerebro
Daniel C. Dennett – La conciencia explicada
Leadbeater, C.W. – Los Centros de Fuerza y el Fuego Serpentino
Leadbeater, C.W. – Aura humana y anales akashicos
Manel Sancho – La epigenética, ¿es como una superinteligencia biológica de nuestras células?
Parvathi Kumar – Cómo construir el Cuerpo Etérico
Buhlman, William – Aventuras fuera del cuerpo
Brian Cox – El universo cuántico