Quince científicos procedentes de universidades e institutos deBrasil y Estados Unidos a cargo del investigador Erik Davidson, del centro de Investigaciones de la Foresta WHRC (Woods Hole Research Center), realizaron un estudio coordinado con el Instituto Nacional de Investigaciones de Amazonia (INPA) de Brasil, para observar el impacto humano en las cuencas y forestas del Amazonas durante 20 años.
Según los científicos, la cuenca del Amazonas es un ecosistema frágil y al mismo tiempo muy importante ya que es responsable del 20 % de la descarga de agua dulce del mundo y la foresta del Amazonas sostiene 100 billones de carbono en su biomasa – es decir, 10 años de emisiones de combustible fósil, así lo informan los responsables del estudio al cual llamaron el Proyecto de Gran Escala sobre la Biosfera-Atmósfera en Amazonas LBA («Large Scale Biosphere-Atmosphere Experiment in Amazonia» en ingles), según informa WHRC.
Con la población humana en expansión, en los últimos 50 años la comunidad aumentó de 6 millones a 25 millones de personas, es decir, un incremento de 417 % según el estudio.
Según el contexto del estudio, los cambios climáticos, expansión agrícola, deforestación y el fuego alteraron la hidrología regional y el equilibrio energético en las porciones sur y este de la cuenca del Amazonas.
La coautora del proyecto, Jennifer K. Balch, señaló en el informe publicado en la revista Nature que «existe una fuerte señal de un nuevo régimen de perturbaciones por el elevado número de los últimos grandes incendios forestales, que son un subproducto de los incendios intencionales en Brasil, arco de deforestación».
Estos incendios son frecuentes, y ocurren cada pocos años, en comparación con cada par de siglos en el pasado. La foresta ha demostrado una gran capacidad de adaptarse a estos cambios, volviendo a su estado original. Pero según explican en su informe, esta adaptación tiene límites, los que dependen del grado de perturbación que el hombre causa al ecosistema.
El equilibrio debe ser respetado para que el proceso de ocupación del Amazonas no cause más daños al funcionamiento del ecosistema.
“Nosotros mostramos que la foresta es resistente a considerables cambios climáticos naturales, pero el cambio global y regional del clima está forzando la interacción con el cambio de uso del suelo, la deforestación y el fuego, de una manera complejas, lo que por lo general lleva a los ecosistemas forestales a ser cada vez más vulnerables a la degradación” afirman los científicos del proyecto.
Paulo Artaxo, profesor del Instituto de Física de la Universidad de São Paulo declaró que: “Ningún otro país logró hasta ahora implementar un experimento de esta envergadura”, informó en una entrevista con la agencia Fapesp.
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