En un caso sorprendente que combina burocracia y derechos de autor, un niño británico llamado Loki Skywalker Mowbray enfrentó problemas para obtener su pasaporte debido a su nombre. Las autoridades del Reino Unido inicialmente rechazaron la solicitud del pasaporte, argumentando que el nombre «Skywalker» está protegido por los derechos de autor de Disney, dueña de la franquicia Star Wars. La familia tuvo que negociar con la compañía para finalmente obtener el pasaporte.
Este caso ha generado debate sobre el alcance de los derechos de autor y hasta dónde pueden interferir en aspectos personales como los nombres. A medida que nombres inspirados en la cultura popular se vuelven más comunes, surgen preguntas sobre los límites del control de las corporaciones sobre elementos de la ficción.
El nombre, más allá de su relación con una franquicia famosa, se ha convertido en un ejemplo de los desafíos legales y culturales que plantea la apropiación intelectual. ¿Qué pasa cuando una corporación posee no solo una historia, sino también un nombre que puede ser parte de la identidad de una persona? El caso Skywalker podría ser el primero de muchos en un mundo donde la cultura pop es cada vez más parte del tejido de la vida cotidiana.