Se trata de un daño colateral de la guerra electrónica. La industria aerocomercial advierte potenciales riesgos a la seguridad global.
A más de un siglo del comienzo de la industria aerocomercial, los aviones de pasajeros gozan de su periodo más seguro. Con un margen de error reducido a niveles inconmensurables, los accidentes e incidentes son la excepción a la regla entre millones de vuelos.
Ese nivel de seguridad fue alcanzado gracias al desarrollo digital que permitió la inclusión de centenares de sistemas de ayuda a la navegación que actualmente son implementados. Así, los pilotos pudieron expandir sus capacidades a la hora de volar, apuntando a un nivel de excelencia cada vez más alto.
No obstante, todo ese apoyo tecnológico también encontró algunos “puntos débiles”. Sobre todo en lo que respecta al fallo de los sistemas, que muchas veces son vitales para la seguridad de un vuelo.
En ese sentido, numerosas aerolíneas a nivel mundial han detectado una nueva amenaza según un amplio informe del Wall Street Journal: la información “fantasma». La misma es un derivado colateral de la guerra electrónica que se libra en distintos puntos del planeta, con especial foco en Medio Oriente y Europa.
El principal sistema “víctima” de ese fenómeno es el Sistema de Posicionamiento Global (GPS), una de las patas fundamentales de la aeronavegación comercial moderna.
Aviones con GPS que se vuelven locos
Independientemente de la marca y el modelo, casi todos los aviones de destino civil y aerocomercial incluyen un sistema GPS. El mismo permite conocer con precisión, mediante localización satelital, el posicionamiento del avión respecto a la tierra, arrojando datos cruciales como la altitud, la velocidad horizontal y vertical y la distancia que se guarda respecto a objetos circundantes como otros aviones.
Aún siendo fuente de toda esa información vital para la seguridad del vuelo, el sistema GPS se ha vuelto blanco (intencional o no) de “proyectiles informáticos” emitidos por las distintas fuerzas armadas en conflicto que buscan resguardarse de otros objetos voladores como misiles y drones enemigos. Precisamente, para eludir ese tipo de amenazas, los sistemas de defensa han incluido emisiones de señales “falsas” para interferir con el direccionamiento de los ataques.
Como daño colateral, miles de vuelos cercanos a zonas de conflicto han registrado interferencias en el GPS que comprometieron la seguridad operacional generando severos problemas para los pilotos al mando. Con muchas denuncias realizadas especialmente durante el 2024, distintas aerolíneas han trasladado su preocupación a entidades reguladoras a nivel internacional como la Administración de Aviación Federal de los Estados Unidos (FAA).
GPS spoofing
El fenómeno, conocido como “GPS spoofing” ha generado diversos incidentes que van desde vuelos con disparos de alarmas por altitud baja hasta aproximaciones peligrosas entre aeronaves, e incluso vuelos “concluidos” en la mitad del océano para los rastreadores. Toda información “falsa” que hasta ahora no condujo a una toma de decisiones errada, pero que podría hacerlo fácilmente.
Al respecto, el número de incidentes registrados en los últimos meses creció rápidamente hasta un 400%, alcanzando en agosto una cifra cercana a los 1100 diarios, según un reporte de SKAI Data Service y la Universidad de Ciencias Aplicadas de Zurich. A esa cantidad podrían sumarse miles de eventos diarios no registrados que son suprimidos por los sistemas secundarios.
Como prevención, numerosas aerolíneas están desarrollando protocolos de acción ante un posible caso de “GPS spoofing”. Según los pilotos, la pérdida del sistema GPS es un evento de por sí peligroso para un avión y sumamente potenciable si se combina con otra emergencia.
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