El partido identitario y “anti-woke” FPÖ ha ganado este domingo por primera vez las elecciones parlamentarias en Austria, al lograr el 29,1% de los votos, según las primeras proyecciones basadas en voto real, por delante del conservador ÖVP, que obtuvo el 26,3%.
Según este primer cálculo, que usa voto real como base, el socialdemócrata SPÖ sería la tercera fuerza, con el 20,9% También entrarían en el Parlamento el liberal Neos (8,8 %) y Los Verdes (8,7 %) que han sido el socio minoritario del Partido Popular en el Gobierno, y que pierden más de cinco puntos.
El FPÖ logra así su mejor resultado electoral, superando incluso al que tuvo en 1999 el histórico dirigente Jörg Haider. El pasado mes de junio ya logró su primera victoria en una votación nacional, cuando se impuso al ÖVP en las elecciones europeas.
Tras conocer las proyecciones, el líder del FPÖ, Herbert Kickl, se ha postulado para “dirigir un Gobierno” y se ha mostrado dispuesto a hablar con todos los partidos para hacer cumplir “el mandato ciudadano” de cambio.
“Los votantes han hablado”, ha señalado Kickl, que ha pedido a los demás partidos y también al presidente federal, Alexander van der Bellen, “recapacitar” y asumir la petición de cambio de rumbo.
Rechazo por parte del resto de formaciones
La formación identitaria llevaba meses liderando los sondeos, por encima del Partido Popular (ÖVP) del canciller Karl Nehammer, tras una campaña dominada por la inmigración y la preocupación por la situación económica.
Estos datos suponen una subida de 13 puntos porcentuales respecto a sus resultados de 2019, con su mensaje anti inmigración y crítico con las medidas tomadas por el actual Gobierno, de conservadores y ecologistas, para controlar la pandemia de la Covid-19.
La victoria no garantiza el gobierno para Kickl, cuya figura polarizadora ha despertado recelos entre los líderes del resto de formaciones y que necesita un socio de coalición, ya que solo contaría con 57 de los 183 escaños en la Cámara baja del Parlamento.
El conservador ÖVP ha rechazado esta posibilidad y ha criticado los “métodos” de Kickl. Así lo ha señalado su líder Nedhammer, quien ha afirmado que su partido apuesta por “resolver los problemas de la gente y no vivir de ellos”, aunque ha admitido que su partido debe analizar “por qué los radicales sacan más votos” que ellos.
‘Gran coalición’
Una alternativa de Gobierno que está tomando fuerza es una ‘gran coalición’ entre el ÖVP y el socialdemócrata SPÖ, tercera fuerza. Esas dos formaciones políticas, que reconstruyeron el país tras la Segunda Guerra Mundial, sumarían 92 escaños, un solo diputado por encima de la mayoría absoluta.
Andreas Babler, jefe del SPÖ, se ha mostrado dispuesto a iniciar contactos en ese sentido con los conservadores. También se ha ofrecido a entrar en un posible pacto tripartita el partido liberal Neos, que ya gobierna junto con el SPÖ en la región de Viena.
La líder de Neos, Beate Meinl-Reisinger, ha descartado de forma explícita cooperar con el FPÖ, al igual que Babler, quien se había presentado en la campaña electoral como un “cortafuegos” contra el partido de Kickl.
Finalmente, el partido Los Verdes, los socios ecologistas hasta ahora del ÖVP y grandes perdedores de la jornada, se ha mostrado dispuesto a pasar a la oposición.
De certificarse esta victoria, sería un paso más dentro del incremento de apoyos que está recibiendo la derecha identitaria en países europeos como Holanda, Francia o Alemania.
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