La bondad es una característica de personalidad que se nota inmediatamente. En primer lugar, porque cuando nos relacionamos con una persona gentil, nos facilita enormemente las cosas, es como si todo fluyera mejor, casi como si los astros se alinearan a nuestro favor. En segundo lugar, porque generalmente las personas gentiles transmiten confianza, serenidad y optimismo. Su energía positiva es contagiosa.
Y, sin embargo, en los últimos tiempos los espacios para hablar de la amabilidad prácticamente han desaparecido. Empujados por las prisa cotidianas, consumidos por nuestras preocupaciones e imbuidos en una cultura que promueve el individualismo, la competencia y la preponderancia del más fuerte, la amabilidad parece haber quedado desfasada.
¿Cómo es una persona amable?
Nuestra capacidad para tener en cuenta las necesidades y deseos de los demás depende de un “don” único: la empatía, esa habilidad para ponernos en el lugar del otro, no solo en el plano intelectual sino, sobre todo, a nivel emocional.
Las personas amables son particularmente buenas captando y comprendiendo los estados mentales y emocionales de los demás y usan esa información para ajustar sus comportamientos. Estas personas normalmente saben o intuyen lo que quieren o necesitan los demás y se esfuerzan por ayudarlos.
Se alejan de la confrontación y se deshacen del egocentrismo para ponerse en el lugar del otro y encontrar el imprescindible punto medio. Son personas sensibles, empáticas y receptivas, pero también proactivas ya que sienten un fuerte impulso por consolar y ayudar a los demás – siempre dentro de sus límites, obviamente.
La persona amable se siente motivada por cultivar relaciones significativas con los demás e intenta dejar una huella positiva en los otros a través de la comprensión, la escucha y el apoyo. Ofrecen a los demás un espacio psicológico acogedor donde sentirse cómodos.
¿Dónde reside la fuerza de la amabilidad?
Dice un antiguo refrán malayo que podemos pagar un préstamo en oro, pero siempre estaremos en deuda con quienes han sido amables con nosotros. La bondad es una de esas características que tienen el poder de expandirse para transformar el mundo a su alrededor, pero también tiene beneficios para quien la pone en práctica.
- La bondad crea conexiones y abre nuevas posibilidades. Si eres una persona amable, se te abrirán de par en par muchas puertas. La gentileza facilita la creación de vínculos porque los demás suelen bajar sus defensas y se sienten más cómodos para mostrarse tal cual son. Eso permite entablar relaciones más auténticas y profundas, construyendo una red de apoyo sólida que te servirá como sostén en los momentos difíciles.
- La amabilidad genera un estado de ánimo positivo. Ser amable va de la mano con sentirse bien. Si eres una persona gentil, es probable es que tengas un buen equilibrio emocional. De hecho, a menudo las actitudes groseras, maleducadas o egocéntricas realmente esconden un conflicto interno o una profunda insatisfacción personal. Una persona amable suele ser una persona madura y en paz consigo misma.
- Si tratas a los demás de manera amable, es probable que te traten igual. Salvo contadas excepciones, normalmente nos comportamos como un espejo en nuestras relaciones interpersonales. Aunque no siempre somos conscientes de ello, captamos todas las pequeñas señales de hastío, animadversión y hostilidad de los demás, así como somos receptivos a los signos de apertura y amabilidad. Esa es la razón por la que solemos recibir lo que proyectamos al mundo. Por tanto, si eres amable, es probable que recibas amabilidad.
- La bondad como motor generador de satisfacción interior. Uno de los estudios más grandes realizados hasta el momento sobre la amabilidad reveló que estas personas muestran una gran satisfacción vital, la cual proviene fundamentalmente de su aceptación radical. La amabilidad las ayuda a aceptar la vida como viene, por lo que son capaces de adaptarse mejor a las situaciones nuevas, lo cual les permite sentirse más satisfechas en todos los ámbitos de su vida.
- La amabilidad como llave de la felicidad. Un estudio realizado en la Universidad de Oxford reveló que realizar diferentes tipos de actos amables marcaba la diferencia en términos de felicidad. La amabilidad aumenta nuestra felicidad y el bienestar. Y lo interesante es que también vale para los actos de bondad que tenemos hacia nosotros mismos. Cuanto más amables seamos – con los demás y con nosotros – más felices nos sentiremos.
Abrazar la amabilidad como práctica espiritual
En Nápoles, existe una antigua costumbre que se denomina caffè sospeso y consiste en pagar dos tazas de café en el bar, de manera que quien venga más tarde y no tenga dinero para comprarlo, pueda consumirlo gratis. Se cuenta que este hábito se formó a inicios del siglo XX, una época de penurias económicas en la que quienes tenían más posibilidades que los demás adoptaron la costumbre de pagar dos cafés para dejar uno disponible para quienes no podían permitírselo.
En un mundo cada vez más caótico en el que se habla de división y guerras, abrazar la amabilidad es casi un acto subversivo y contracorriente. Sin embargo, independientemente de nuestras creencias y opiniones, podemos buscar oportunidades para ser amables con quienes nos rodean y apoyar a los que más lo necesitan. A veces basta realmente con muy poco: detenerse a hablar con una persona mayor, hacerle un cumplido sincero a alguien o simplemente escuchar a quien tiene un problema o lo está pasando mal.
Esos pequeños detalles pueden tener un profundo impacto en el día de una persona – y en el nuestro. Esos actos generan conexión. Y aunque sea fugaz, nos hace sentir menos solos. Nos hacen sentir que el mundo es un lugar mejor.
Sin embargo, la amabilidad comienza siendo amables con nosotros mismos. Para tratar bien a los demás y ser sensibles a sus necesidades, primero debemos tratarnos bien y prestar atención a nuestras necesidades.
El mensaje de fondo es: a la larga, ser amables compensa. Y mucho.
Nadie conoce el via crucis que los demás pueden estar viviendo. Darles el beneficio de la duda, acercarnos y tratarles con amabilidad es una elección consciente que tiene el poder de transformar nuestras vidas y el mundo que nos rodea.
Referencias Bibliográficas:
Wilmot, M. P. & Deniz, S. (2022) Agreeableness and Its Consequences: A Quantitative Review of Meta-Analytic Findings. Personality and Social Psychology Review; 26(3): 10.1177.
Rowland, L. & Scott, O. (2018) A range of kindness activities boost happiness. J Soc Psychol; 159(3):340-343.
La fuerza de la bondad: el poder oculto de la persona amable