A tan solo unos cientos de metros del bullicioso tráfico de la autopista M40, científicos han desenterrado un vestigio de un camino muy diferente: una «autopista de dinosaurios» de hace 166 millones de años.
El mayor camino de pisadas tiene 150 metros de longitud, pero podría extenderse mucho más, ya que solo se ha excavado una parte de la cantera. Crédito: Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford.
Este hallazgo comenzó cuando Gary Johnson, un trabajador de la cantera Dewars Farm en Oxfordshire, notó «bultos inusuales» mientras manejaba una excavadora. Lo que siguió fue una intensa labor paleontológica con la participación de más de 100 científicos, estudiantes y voluntarios.
Los equipos de las Universidades de Oxford y Birmingham identificaron cinco rastros principales, cuatro de ellos pertenecientes a saurópodos, dinosaurios herbívoros de cuello largo que podían alcanzar los 18 metros de longitud. Sus huellas, similares a las de un elefante pero mucho más grandes, marcan los movimientos de estas criaturas gigantes mientras cruzaban una laguna poco profunda. El quinto rastro fue dejado por un Megalosaurus, un ágil depredador de 6 a 9 metros, cuyas huellas tridáctilas están excepcionalmente bien conservadas.
Los investigadores también detectaron un punto donde los caminos de un saurópodo y un Megalosaurus se cruzan, con evidencia de que el saurópodo pasó primero. Este detalle ofrece una visión fascinante de las posibles interacciones entre especies en este antiguo ecosistema.
Conservación excepcional
Los investigadores emplearon tecnología avanzada para estudiar las huellas, utilizando moldes y más de 20.000 fotografías para crear modelos 3D del sitio y de las huellas individuales. Gracias a esta metodología, pudieron analizar en detalle cómo se movían los dinosaurios y el entorno que habitaban durante el Jurásico Medio, algo que no era posible con los hallazgos previos realizados en la misma área durante la década de 1990 debido a las limitaciones tecnológicas de entonces.
Los científicos creen que estas distintivas huellas de tres dedos fueron hechas por un Megalosaurus. Crédito: Emma Nicholls/Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford.
Los científicos atribuyen la preservación de estas huellas a un evento natural, posiblemente una tormenta, que cubrió el lodo con sedimentos antes de que se erosionaran. Este nivel de conservación permite obtener información única sobre el comportamiento y los movimientos de estos animales prehistóricos, datos que no se pueden extraer de los huesos fosilizados.
Actualmente, los operadores de la cantera colaboran con la agencia gubernamental Natural England para proteger este tesoro paleontológico y garantizar su conservación para futuras generaciones. Además, la extracción continua de piedra caliza podría revelar más huellas, ampliando nuestro conocimiento sobre estos gigantes del pasado.
Fuente: Birmingham. Edición: MP.
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