¿A quién no le han dicho alguna vez eso de “que te den morcilla”? Pues sepan ustedes que cuando les dicen esto lo que están deseando es su muerte, tal y como vamos a descubrir al ver el origen de este dicho.
Hace mucho tiempo, afortunadamente, el método para acabar con los perros callejeros en las ciudades era terrible y brutal. Se trataba directamente de matarlos, de acabar con ellos sin mayores miramientos. ¿Cómo? Los empleados del ayuntamiento buscaban esos perros vagabundos y les daban de comer morcilla envenenada con estricnina. Sin duda, un método expeditivo, lo que me lleva a otro dicho “muerto el perro, se acabó la rabia”. De ahí viene el dicho «que te den morcilla» y como ya les decía, viene a decir que nos deberían tratar como a aquellos pobres perros.
Más tarde este método, que a mi personalmente me retuerce las tripas, fue sustituido por la captura de los perros callejeros y su reclusión en algún centro, tal y como ocurre actualmente con las perreras municipales. Escribiendo esto me viene a la cabeza la siguiente frase, que no sé muy bien quién pronunció (¿Lord Byron?) que reza: “cuanto más conozco a los hombres más quiero a mi perro”. Y con esta son tres las frases o dichos utilizados en esta entrada, no está mal la cosa. Mi perro, perra en este caso, es ese animalito que está durmiendo en la foto que acompaña la entrada. El otro animalito soy yo.
Por cierto, nada tiene que ver el dicho tratado en la entrada con el de “vete a freír morcilla”, usado para despreciar a alguien de un modo más suave, y que bien puede usar como elemento a cocinar la morcilla, los espárragos o incluso unas monas.
MAS O MENOS……. Pero esto no ha hecho más que empezar. La que se nos viene encima no tiene parangón. Lo creais o no, los acontecimientos venideros serán los peores que haya experimentado jamás la humanidad; pero tampoco se repetirá. ( Mateo 24:21,22 )