La ‘piratería’ es la garantía para la supervivencia de la cultura

Cuidado con lo que deseas

A menudo el cine nos ha regalado momentos de regocijo de esos que se resumen en un elocuente: “¡toooma!” por parte del espectador, cuando por ejemplo un objeto codiciado por todos los personajes de una película acaba castigando a quienes se apropian de él con malas artes. Ya se sabe: cuidado con lo que deseas… porque se puede cumplir.

Una de las consecuencias de enrocarse con la propiedad de las cosas… es que al final tienes que hacerte cargo de ellas, aunque de repente ya no te parezca tan buena idea. El ejemplo múltiple que nos regalan en techdirt tiene mucho que ver con esto. La tecnología tiene sus limitaciones, que se ven superadas con el paso de los años.

Y para entender esto, nada mejor que viajar al pasado para visitar un ejemplo diáfano, de cuando almacenábamos datos en discos flexibles de 5¼ o 3½ pulgadas. Ya en aquel entonces, sabíamos que aquellos soportes eran muy poco fiables. ¿Habríamos dejado toda nuestra información más sensible albergada allí? De ninguna manera. Pronto aprendimos que el concepto copia de seguridad podía convertirse en un aliado de primer orden para nuestra tranquilidad.

Realmente, los soportes más primitivos donde se guardaron millones y millones de datos (bueno, los que buenamente les cupieran) hoy están en proceso de pérdida irreparable. Aquella que se llamó a sí misma tecnología del futuro hoy es prácticamente carne de museo para frikis de los albores de la informática de gran consumo, y los especialistas en conservar las reliquias de finales del siglo XX se las ven y se las desean para que todo lo que contienen dure, a lo sumo, entre uno y treinta años más. En el mejor de los casos.

Floppy Disk 5,25

¿Cuál es el problema? La industria del software se gastó verdaderas fortunas a mediados de los años 80 para que sus productos fueran imposibles de copiar, que ya se sabe que copiar es robar y sólo sirve para arruinar familias enteras. A tal extremo llegaban las tácticas que en ocasiones, doy fe, era imposible reinstalar una aplicación en un segundo disco duro. Si cambiaste de ordenador, mal asunto. Y otras tácticas eran aún más brillantes, como la de crear sectores corruptos en los discos a propósito.

Como es lógico, un panorama como ese realmente dificultaba la copia del software. Bien, pues ahora aquellos esfuerzos por evitar la copia están dando sus siniestros frutos, de manera que todo lo que albergaban aquellos soportes se pierde para siempre porque no hay quien los saque de ahí para guardarlos en un lugar donde estén más protegidos. De hecho, aunque ahora se intentase, lo más seguro es que ya fuera demasiado tarde.

Claro, que siempre hay un roto para un descosido, y los hackers hace años que juegan a saltarse todas estas trampas por pura motivación para el aprendizaje, de manera que si hoy existe alguna copia de todos esos contenidos… es precisamente gracias a quienes desobedecieron todas las advertencias sobre el copyright y se pusieron a hurgar en las tripas de aplicaciones y juegos de aquellos Apple II y Commodore 64 para extraer lo que hoy es el legado de aquella época: cultura, en un sentido estricto.

cultura.
(Del lat. cultūra).

1. f. cultivo.
2. f. Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico.
3. f. Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.
4. f. ant Culto religioso.

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Sí, es cultura. Pero, claro, tal y como están las cosas últimamente, ¿quién es el guapo que reivindica este papel de la desobediencia civil para garantizar la pervivencia de la cultura?

Más aún. Con la ley en la mano, y no digamos ya con exabruptos como ACTA y demás, es muy posible que esas copias, que sirven para ese fin tan humano como tradicional de dejar para la posteridad lo que conocimos de primera mano, tuvieran que ser destruidas de inmediato, a poder ser con una apisonadora y con la ayuda del fuego purificador mientras se retransmitiera el ritual en prime-time a modo de aviso para zozobrantes.

Copiar ayuda a proteger la obra cultural

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Dejemos por un momento la cultura de hacer historia recopilando obras del pasado cuyos autores crearon en lienzos de mantequilla sin prever cómo se conservarían aquellas reliquias cuando lo fueran, y pasemos a un momento mucho más actual, que tiene que ver con advertencias y prohibiciones que persiguen a la gente hasta el hastío o hasta la trena, dependiendo del caso.

¿Cuál es el papel de los usuarios que comparten contenidos en todo este asunto? Pues ni más ni menos que el papel de garantizar que los contenidos llegan a todas partes en un lapso de tiempo razonable y que no se pierden con el paso de los años. Es decir: transmisión cultural democrática y protección del patrimonio cultural mundial. ¿Qué más se puede pedir?

La transmisión cultural garantiza que los contenidos llegan a todas partes. Al fin y al cabo, si hablamos de contenidos culturales, ¿qué mejor fin para estos que el ser compartidos por el mayor número posible de personas? Y si la red nos provee de contacto con la mayor parte del mundo civilizado, ¿por qué no aprovechar este avance tecnológico para difundir el conocimiento y la tradición cultural?

Pero hablemos ahora del otro punto, del que es que nos ocupa. ¿Cuál es el papel de los usuarios que comparten contenidos en la protección de todo ese patrimonio? Pues un papel crucial, similar al que han tenido miles de coleccionistas a lo largo de la historia, que con su hobby consistente en recopilar aquel objeto al que nadie le daba importancia luego fueron capaces de aportar su legado para una exposición pública, por ejemplo. Ahí están las bibiliotecas, las filmotecas y los museos, dotados con ejemplares únicos que alguien un feliz día decidió conservar.

CD

No hay ejercicio más arriesgado para la conservación de una obra que dejarla sin protección. En el caso de las obras que pueden ser copiadas y transmitidas con relativa facilidad, entorpecer esa forma de salvaguarda es cuanto menos absurdo… para la propia obra.

Vamos un poco más allá. Ahora que todos hemos renunciado a eso de tener contenidos multimedia guardados en un disco de plástico, aluminio y laca, ahora que hemos descubierto las bondades de la nube para el almacenamiento de datos y ahora que nos hemos rendido a los pies de las empresas que nos proveen de esos contenidos en formato digital, bueno es que recordemos cómo las gastan algunos proveedores del servicio cuando no están de acuerdo con los contenidos que albergan.

Que están en su derecho, ojo, ya que al fin y al cabo ellos ponen el local, pero hablamos de lo que hablamos. ¿Qué pasaría si hoy o mañana la empresa tal decidiera echar el cierre y acabar con la única copia de una canción, o simplemente retirarla de su servidor por el motivo que fuera? Sin un banco de copias diseminadas por el mundo, está claro que el contenido se echará a perder con la misma facilidad que se podía haber conservado y preservado.

Acabo con un pequeño ejemplo personal, en este caso sobre software. Hace años me compré una grabadora de voz que, me enteré después, funciona con todo tipo de software específico y privativo. Bien por mí, también. El caso es que en alguna mudanza perdí el CD original que acompañaba el producto y ahora la grabadora sólo me sirve de pisapapeles, ya que el fabricante retiró los drivers de su sitio web y aunque alguien compartió alguna copia en internet… bien, la subió a Megaupload. RIP.

¿Se ve por dónde van los tiros? Una sola copia en manos de una sola entidad, aunque estemos hablando de un monstruo de la electrónica que tiene una facturación anual de más de 8.600 millones de euros, es sinónimo de pérdida patrimonial. De hecho, cuanta mayor sea la dificultad que pongan para preservar su propiedad, más estarán haciendo por que se destruya con el paso del tiempo.

http://www.nacionred.com/derechos-de-autor/la-pirateria-es-la-garantia-para-la-supervivencia-de-la-cultura

2 comentarios en “La ‘piratería’ es la garantía para la supervivencia de la cultura

  1. Desde aquí doy gracias a todos los hackers que hacen posible que ciertos sistemas puedan seguir siéndonos accesibles.
    La trampa inmensa donde hemos caído los usuarios de software está en el mismo nivel que su aberración maníaco-controladora de todos los usuarios, su pasta y la práctica de sus usos.

    «Y en el principio de la Informática… todo era más diáfano…» sólo había que entender un mínimo y no ser una momia… podías hacerlo por ti mismo. Ahora esos malditos inspectores y controladores de los copyrights (supuestos) no sólo amenazan con sacarte los últimos jugos gástricos, sino saber cómo te mueves, qué manejas, con quién te manejas, qué compartes, por dónde te mueves.

    Hay hackers para todo: los que te ayudan y los que están al servicio del poder para fastidiarte los blogs, los programas en tu ordenador, tus conexiones, tus correos.

    Espero que esto de hacker forme escuela para el bien de muchos, porque muchos somos los ignorantes que nos quedamos en puertas, y esas puertas hay que abrirlas para que no nos den carpetazo y nos vuelvan a sumir en la ignorancia de un supuesto progreso materialista pero ignorante de todas las ciencias, los conocimientos y el ejercitamiento de todas las Artes.

  2. Me encanta lo selectivos que son, ¿porqué no empiezan por devolver lo robado a los paises invadidos a traves de la palabrita «expolio», y que luego exponen en sus museos? cuando es patrimonio exclusivo de la cultura del pais saqueado, el código de «Dresde», es Maya, el Popol vuh es Sudamericano, sin embargo está en el museo de Londres, ¿saben dónde están las tablillas Sumerias pertenecientes a Irak? etc., etc.,etc.,… No tienen vergüenza, esto sí que es ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio.

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