En vísperas del Día de San Valentín los sociólogos averiguaron que una gran parte de los rusos no siente buenas emociones viendo a una pareja besarse y la razón fundamental es la envidia. Los especialistas del centro sociológico ruso Levada afirman que este sentimiento es más propio de la juventud que de los mayores.
Según el sondeo realizado por el centro, los que ‘envidian’ son una minoría, más de la mitad de los encuestados dijeron que estaban enamorados (el 51%). Además, resultó que los hombres rusos confiesan que se enamoran con más facilidad que las mujeres.
El 40% de los rusos celebrará el Día de San Valentín, pero la mayoría es escéptica
Otro portal, Superjob, aclaró la actitud de los rusos sobre esta fiesta occidental: el 39% de los rusos declaró que se preparaban para celebrar el día de los enamorados, pero la mayoría sigue oponiéndose a la fiesta. A los contrarios a la fiesta no les gusta su «espíritu católico». Además, no es una fecha arraigada en Rusia por su proximidad al 23 de febrero, Día del Defensor de la Patria, y al 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, que se celebran ampliamente en el país.
La mayoría de los que celebrarán el Día de San Valentín son jóvenes: entre los encuestados menores de 24 años uno de cada dos afirmó que iba a felicitar a su pareja con motivo de esta fiesta, mientras entre los rusos mayores de 45 años solo el 16% dijo lo mismo.
Los románticos subrayan que les alegra esta posibilidad de diversificar su vida cotidiana con una cena a la luz de velas y regalar a su pareja un regalo en forma de corazón. «El ambiente festivo hace el día muy agradable», comentan.
Los regalos más populares, según la investigación, serán las flores y tarjetas. Aunque algunos comentarios de los encuestados mostraron que muchos enamorados tienen una buena imaginación: entre los regalos se mencionaron billetes de lotería, los modelos más espectaculares de automóviles e incluso un «viaje por un bosque nevado en una motonieve».
Articulo completo en:http://actualidad.rt.com/actualidad/sociedad/issue_36157.html
Resulta que tenemos envidia de ¿no tener sentimientos? o envidia de que otros no nos puedan envidiar? o envidia de que todavía exista el contacto físico humano? o envidia de que otros tengan vivo el corazón y el nuestro muerto?
Pues de quién será la culpa o la causa? ¿de que existan los besos, los sentimientos? ¿o de que, sencillamente, nosotros hayamos lapidado nuestro ser Interior portador de Luz y Sentimientos allí donde los haya? La Luz es expansiva… no sólo en el terreno afectivo-naturosentimental, sino que va más allá de esos amores y alcanza otros niveles de Amor y Ternura.
¿Envidia del Amor la Ternura la Paz y la Armonía? Entonces despierta porque estás enfermo en una sepultura, sal fuera y renace porque todo está preparado para el disfrute del contacto y la recepción en la medida que elijamos nosotros mismos.
Querido maestroviejo, querida Ana, habría que darles que lean el capítulo sobre «la envidia», del brillante libro de José Ingenieros,»El Hombre Mediocre», realmente no tiene desperdicio, es tan exacto que se te pone la piel de gallina al leerlo, que bello lo que dices Ana, y lo mejor es como lo dices.
Un abrazo.
Ojalá Maestroviejo pueda regalarnos con ese capítulo que dices. Juntos vamos aprendiendo, y no veas a qué pasos… creo que con el tiempo vamos a ir liando líos de hilos y lazos intensos y cruzados.
Marge un beso
Tomo nota querida Marge, gracias por compartir tu sabiduría.
Un abrazo
aqui les dejo el capitulo II de «EL HOMBRE MEDIOCRE » AUTOR, José Ingenieros.
II. LOS HOMBRES SIN PERSONALIDAD:
La personalidad individual comienza en el punto preciso donde cada uno se diferencia de los demás; en muchos hombres ese punto es imaginario. Por ese motivo, al clasificar los caracteres humanos se ha comprendido la necesidad de separar a los que carecen de rasgos característicos: productos adventicios del medio, de las circunstancias, de la educación que se les suministra, de las personas que los tutelan, de las cosas que los rodean.”Indiferentes” ha llamado a ribot a los que viven sin que se advierta su existencia.
Aunque los hombres carecemos de misión trascendental sobre la tierra, en cuya superficie vivimos tan naturalmente como la rosa y el gusano, nuestra vida no es digna de ser vivida sino cuando la ennoblece algún ideal: los más altos placeres son inherentes a proponerse una perfección y perseguirla. El poder que se maneja, los favores que se mendigan, el dinero que se amasa, las dignidades que se consiguen, tienen cierto valor efímero que puede satisfacer los apetitos del que no lleva en si mismo, en sus virtudes intrínsecas, las fuerzas morales que embellecen y califican la vida; la afirmación de la propia personalidad y la cantidad de hombría puesta en la significación de nuestro yo.
Muchos nacen; pocos viven. Los hombres sin personalidad son innumerables y vegetan moldeados por el medio, la falta de personalidad hace a estos, incapaces de iniciativa y de resistencia.
Gracias Luis por tu aportación
Gracias Luis por tu aporte. De todo el texto me quedo con la última parte:
«Muchos nacen; pocos viven. Los hombres sin personalidad son innumerables y vegetan moldeados por el medio; la falta de personalidad hace a éstos incapaces de iniciativa y de resistencia.»
Este capítulo hace mención especial a la «personalidad», cierto que antes se llamaba así, y ahora comenzamos a llamarle «la manifestación del alma como ente Único». Aquí se involucran los egos y todo lo que amolda al ser desde el entorno.
Pero hay algo básico en todo esto: aparte de lo que biológicamente heredamos de nuestros progenitores, hay algo que yo llamo la manifestación espiritual de cada ser humano, y que es como la luz básicoesencial que cada uno portamos dentro.
Quizás yo pueda parecerme en algo a mis progenitores, pero hay cosas que me dicen que, de hecho, no me parezco en nada. De ahí nace eso básico que se llama «personalidad» y que es nuestro retrato formal, nuestra presentación frente al mundo y la sociedad. Esta «personalidad» queda difusa si la introducimos en muy diferentes «culturas», sobre todo si se trata de culturas tribales, donde priva la comunidad en sí y sus enseñanzas, entonces los sujetos son conocidos más bien por sus «atributos» que es la denominación correcta de la expresión personal o personalidad.
El autor quiere dar a entender que si no nos guiamos por esa luz y nos ejercitamos como seres que realmente Sí tienen mucho que hacer en este plano (creo que eso es indudable para mí), y no sólo porque ejerzan sus «fuerzas» equilibradoras o des- frente a los demás, sino que la labor a ejercer cada ser humano como ente único es inabarcable.
Este escrito pertenece a la literatura elucubradora sobre las capacidades del ser humano dentro de su envoltorio y puesto en un escenario de teatro social: los valores se han perdido porque la sociedad irracional les ha absorbido hasta convertirlos en meros actores de la sociedad misma y con papeles absurdos y sin interés alguno ni para ellos mismos. Con lo cual el ser humano queda desintegrado en unos planos vacíos donde ni siquiera se puede llegar a conectar ni a intuir toda la grandeza de la Creación y su escenario holográfico.
Mi personalidad o la tuya no nace ni crece donde nacen o mueren los límites de las ajenas. Esta concepción tiene que ir cambiando, ya que mi «personalidad» o mi expresión personal, como alma que va a aportar unos valores, está interesada en inter-cambiar la experiencia única que llevo y que llevamos dentro todos, con lo cual esto ya cambia radicalmente y es totalmente opuesto hasta lo ahora aprendido o que nos han «enseñado» otros.
Mi experiencia se enriquece con la vuestra, mis latitudes mentales se expanden con vuestros pensamientos y experiencias, mi espíritu brilla más en el momento en que veo las demás luces brillar y sé que no soy única sino que, cada vez más, vamos a ser y a estar compartidos: Unidos en una palabra, para engrandecer un Todo que nos es inconmensurable; no basta la experiencia de una vida terrenal para llegar a conocer ni una infinitesimal parte, por eso es precisa una evolución Humana a fin de acrecentar la vida temporal, entonces el disfrute y gozo de la Vida en sí misma y su experiencia podrá prolongarse desde una única manifestación alma-persona para después ser llevada hasta otros planos, allí donde necesitemos estar.
«La Envidia», del libro El Hombre Mediocre, autor: José Ingenieros.
El capítulo consta de cuatro temas, 1.-La pasión de los mediocres- 2 – Psicología de los envidiosos,- 3- Los roedores de la gloria, 4- Una escena dramática: su castigo.
1.- La pasión de los mediocres.
La envidia es una adoración de los hombres por las sombras, del mérito por la mediocridad. Es el rubor de la mejilla sonoramente abofeteada por la gloria ajena. Es el grillete que arrastran los fracasados. Es el acíbar que paladean los impotentes. Es un venenoso humor que mana de las heridas abiertas por el desengaño de la insignificancia propia. Por sus horcas caudinas pasan, tarde o temprano, los que viven esclavos de la vanidad; desfilan lívidos de angustia, torvos, avergonzados de su propia tristura, sin sospechar que su ladrido envuelve una consagración inequívoca del mérito ajeno. La inextinguible hostilidad de los necios fue siempre el pedestal de un monumento,… sic
Estas son las dos primeras estrofas de este himno a la escritura y el talento inconfundible de José Ingenieros, el capítulo son seis hojas, un poco largo para copiarlo y no puedo extractar porque sería como querer peinarme con un rastrillo, sacar o cambiar una palabra sería manchar el contexto, cosa que ni pensarla, la edición que poseo es de 1956, me la prestó una maestra jubilada, cuando le fui a devolver el libro me dijo, guárdalo querida, te va a servir para toda tu vida.
Quizás mi querido maestroviejo consiga el capítulo así lo podemos comentar.
Un abrazo.
Querida Marge:
Tengo el libro entero con resumen incluido.
Lo he programado para el día 17, creo que a las 14 horas.
Si ves que es urgente lo publico antes.
Un abrazo