El fotógrafo bosnio Damir Sagolj retrata el instante en que un anómalo rayo luminoso interrumpe la melancólica decadencia de un atardecer norcoreano, mostrando la perenne ubicuidad que los dictadores intentan imponer en las fronteras que gobiernan.
Hace unos días publicamos una nota sobre los ganadores del World Press Photo 2012, una laboriosa selección de lo mejor del periodismo fotográfico especialmente difícil por los muchos eventos ocurridos el año pasado.
Entre la catástrofe de Japón a causa del tsunami, las manifestaciones populares de la llamada “Primavera Árabe” y otras situaciones críticas que viven varios países alrededor del mundo, sin duda hubo material más que suficiente para conseguir instantáneas merecedoras de los galardones otorgados en dicho concurso.
Y en este sentido los sucesos en Corea del Norte —la muerte de Kim Jong-il y la posterior sucesión en el gobierno de su hijo Kim Jong-un— no podrían pasar desapercibidos.
El fotógrafo bosnio Damir Sagolj capturó un melancólico momento en un no menos decadente atardecer norcoreano en que la grisura de una uniforme construcción situada en Pyongyang se quiebra por un anómalo rayo luminoso que destaca de la penumbra un retrato de Kim Il-sung, el fundador del gobierno comunista de Corea del Norte.
Alexis Madrigal, editor en The Atlantic, compara la fotografía con esas viejas demostraciones que los gobiernos montaban para que los ciudadanos conocieran la energía eléctrica. “La tecnología, en la asociación específica con el poder, parece hacer de esto algo de otro mundo”, escribe Madrigal.
Y es que la imagen de Sagolj hace pensar también en esa ubicuidad que alimentan los dictadores al interior de las fronteras que gobiernan, esa multiplicación hasta la náusea de sus efigies, sus rostros, sus ademanes, en todo sitio y lugar, en los rincones más cotidianos y también los más insólitos, como una recordatorio perenne y que quisieran inmarcesible de su paso por esta ínfima parte del universo.
“La luz y el poder van perfectamente juntas cuando todo lo demás se vuelve oscuro”, concluye el periodista.
http://pijamasurf.com/2012/02/la-union-de-la-luz-y-el-poder-en-una-fotografia-de-kim-il-sung-que-se-niega-a-morir/
World Press Photo es una «institución» occidental, y como tal está en la laboriosa labor de acabar de destruir toda sombra que no sea occidental. Con esto no estoy diciendo que esos horrorosos regímenes más allá de Occidente mismo sean buenos, ni mucho menos. Lo que intento es remarcar que para tan ardua lucha y labor que están llevando a término todos los occidentalistas, incluidos su principal portavoz y ejecutor: los USA (norteamericanos aparte).
Por tanto que mejor labor y reconocimiento de la ardua y dura existencia de los todavía «dictadores» en zonas que no son de Occidente? Así, artísticamente, tendremos la oportunidad de contemplar el esclavismo a que se ven sometidos los coreanos. Pero hay más: de momento a China no la tocan ¿por qué será? De Oriente mejor ahora ni hacer mención porque ya se encargan otros: los mensajeros de la guerra, de hacer un hueco en esos sistemas esclavos de burka y coranes (que por cierto el Corán auténtico nada tiene que ver con esos regímenes, aun siento otra religión más de las muchas claustrofóbicas y limitantes y ponzoñosas y machacantes del ser humano).
Por tanto, véase la doble vertiente de esta noticia y el significado de ese premio entregado: una luz entre la oscuridad más absoluta: un dictador.
Pero, acaso nosotros no estamos en peores términos esclavistas y de dictadores? El Planeta entero está sometido a estos sistemas, se ponga la bandera que se quiera poner y se coloque la carta magna que se quiera colocar y se dicten y lean (como meros poemas) eso de los llamados Derechos Humanos.
La locura imperante en este mundo-planeta es tan obvia, que defender a unos o atacar a otros; creer a unos o seguir a otros, pertenece a su misma trayectoria y convicción.
Remarco por frase inacabada al comienzo del comentario: Les es de auténtica urgencia el «destapar» primero de forma «humanitaria» los regímenes esclavistas de más allá de las fronteras de Occidente.
Así se empieza: desprestigiando, llevando imágenes impactantes, criticando, poniendo al descubierto todo lo que los dictadores hacen por esas zonas. Zonas que, una vez ya madurado el problema (para ellos) hay que volver a invadir de nuevo con los regímenes autoritarios y antihumanos (o sea más de lo mismo) occidentales.
Dan igual, pues, unos que otros tiranos: los todos los portadores y acaparadores del PODER y el esclavismo de la Humanidad entera, bajo formas de terror distintas pero con los mismos fines.