Templarios, las rutas olvidadas de Portugal

Portugal es, probablemente, el único lugar de Europa donde los dispersos y maltrechos caballeros de la Orden del Temple lograron ponerse a salvo de sus perseguidores. Allí se camuflaron bajo la Orden de los Caballeros de Cristo y, a su vez, dejaron buena muestra de sus típicas edificaciones, castillos y fortalezas por todo el país luso.

José Lesta
joselesta2000@yahoo.es
«Unha Seteira!», gritó un visitante portugués que, evidentemente, tenía intereses parecidos a los míos. En realidad, lo que estaba señalando mi improvisado acompañante era una especie de ventanuco formado por una cruz inserta en un círculo. Un símbolo astrológico convenientemente usado por los templarios que representa la unión del mundo terrenal -círculo- con el mundo espiritual -la cruz-, y que delataba el auténtico origen de la construcción que estaba visitando.
Lo cierto es que hacía un par de días que había comenzado un pequeño viaje para escudriñar algunos de los castillos, conventos, iglesias y construcciones templarías que se encuentran diseminadas por medio Portugal, pero sinceramente aquella «señal» de la vieja orden de los caballeros-soldado es lo último que me esperaba encontrar en aquella imponente fortaleza situada en Santa Mana da Feira. Una construcción que inidalmente no estaba en mi plan de viaje ya que no consta oficialmente como perteneciente a la enigmática orden medieval. A pesar de ello, pronto me di cuenta de que los subterráneos, pasadizos, intrincadas galenas y sobre todo los olivos que circundan los alrededores del castillo, forjado hacía más de siete siglos, tenían todos los ingredientes clásicos que acompañan una construcción templaría.
Y es que la persecución y exterminio de los templarios comenzó el 13 de octubre de 1307 con una gigantesca redada, considerada hoy en día como una de las más extraordinarias «operaciones policiales» de todos los tiempos. Por orden del rey de Francia, se prende a buena parte de los caballeros en el país galo. La confesión de algunos miembros de la Orden que se au-toinculpan de acciones anticristianas como escupir tres veces a la figura de Cristo, la práctica de los besos obscenos o la idolatría entre otras acciones demoníacas, lleva al Papa Clemente V a expedir una bula en su contra. En una segunda bula concede a la Orden de los Hospitalarios los bienes de los templarios, excepto en España y Portugal, donde quedan a disposición del Vaticano para ser utilizados en la guerra contra los musulmanes.
En 1308, cuando el rey de Portugal recibió la bula papal, procedió a cumplirla discreta y cautelosamente, demorando el proceso el tiempo necesario para que los caballeros se refugiasen en el extranjero. El monarca, de acuerdo con sus homónimos de Castilla y Aragón, consiguió en el Concilio de Salamanca, celebrado en 1310, la inocencia de la Orden. Esto dio lugar a la bula Ad Pmvidam en 1312 que confiaba a los soberanos peninsulares la posesión de los bienes de la Orden del Templo. Algunos años después, gracias a la bula Ad Ea Exequibus, se creaba la Orden de los Caballeros de Cristo en Portugal, que se hizo cargo de todos los bienes de templarios.
Montesanto en el corazón de Portugal
Así pues, si había un sitio en Europa donde los templarios habían sobrevivido e incluso creado de nuevo una gran fortuna, sin duda era Portugal.
Los nuevos derroteros de mi improvisado peregrinaje me alejaron definitivamente de la costa para internarme en la zona más abrupta y montañosa.Tras casi 340 km me encontraba en Monte Santo, una milenaria población considerada «la más portuguesa de todas las aldeas» Su escarpada colina fue testigo del paso de romanos que la denominaron Egitania, e incluso de los godos que construyeron una basílica… eso sí, sobre antiquísimos restos precristianos. Precisamente por ello, entre las estrechas y laberínticas callejuelas de casitas, se celebra cada año una especie de festejo con tambores y costumbres típicas de las vestales romanas -probablemente es el único lugar de Europa donde aún se celebra esa tradición-.
La multitudinaria «procesión» asciende por la empinada montaña hasta el castillo de Monsanto que, como no podía ser de otra manera, fue construido por los templarios en ese lugar tan especial. Se trata de una fortaleza de gruesas y graníticas paredes con cuatro puertas en forma de arco y grandes contrafuertes que albergan una gran cantidad de misterios en su interior. La edificación contiene muchos ventanucos y huecos en las paredes que resultan enigmáticos. Como ejemplo, tenemos doce relieves inscritos en unas piedras situadas precisamente hacia el poniente. En realidad, todo el conjunto parece tener una clara connotación astrológica ya que las alusiones a los signos zodiacales parecen continuas.
Cerca del castillo, donde se hallaron restos del culto al antiquísimo dios lusitano y prerománico Endovélico, los templarios construyeron una capilla dedicada a San Miguel -que actualmente es el patrón de Portugal- exactamente donde se pueden aún contemplar unos curiosos túmulos excavados en la roca. Mas bien parecen piscinas de piedra donde se realizaba algún tipo de ritual.
Efectivamente, los mismísimos templarios portugueses realizaban allí un antiguo ceremonial milenario que ya practicaban hace siglos los romanos, y donde, incluso, se realizaban sacrificios. Al parecer, allí se dirigían los antiguos habitantes de Monsanto en «procesión» para dar sus ofrendas a los dioses. Para ello practicaban abluciones purificadoras en las extrañas piscinas pero con un líquido inusual: la sangre de sus bueyes y carneros. Según la tradición, con un cuchillo inmolaban a sus víctimas y las cremaban. Después lavaban sus visceras en algunas de las oquedades pétreas, mientras que las otras se llenaban con la sangre sobrante. Con ella se mojaban la frente y se repartían las pieles de los animales sacrificados para que los dioses les dieran un buen año agrícola. Según el prestigioso antropólogo portugués, Leite de Vasconcelos: ‘Todo obedece a un Serapeum, donde la principal divinidad, Seraphis, era adorada junto con las demás… allí se celebraban ‘misterios’ conforme a ritos de las religiones orientales».
Al margen de la ritualística, las construcciones y toda la organización templaría en Portugal estaba al cargo de un personaje histórico inquietante: el gran maestre del temple en Portugal, Gualdim Pais, fundador de la ciudad deTomar y señor de la zona de Monsanto. Iniciado en los misterios templarios en Tierra Santa, era un hombre muy culto y un guerrero que se batió con coraje en sucesivas batallas contra los árabes en Gaza y Jerusalén. Como escudero y amigo personal del rey portugués, desde su más tierna infancia este último le encomendó una importante función: crear una cintura defensiva en la rivera del Tajo contra las zonas castellano-leonesas y las invasiones sureñas de los moros que arreciaban en esa época.
El Cristo luciferino
Así pues, mi nuevo destino se encontraba en la ciudad templaría deTomar. En ella, el recuerdo de los caballeros del temple pervive no sólo en las magníficas construcciones que erigieron en la ciudad, sino también en las mentes de sus habitantes. Es, sin duda, un destino único en Europa para cualquier interesado en la enigmática Orden. Llegué a la bella localidad lusa, situada en el distrito de Santarem, a media tarde. Desde el primer momento me percaté de que los tomarenses tenían bien presente su pasado. En el centro de la plaza principal, junto al ayuntamiento, se levanta una imponente estatua erigida en honor a Gualdim Pais. Al fondo observamos el castillo, en cuyo interior hay un monasterio único en el continente: se trata del convento de Cristo.
El castillo de los Templarios es una enorme fortaleza construida con todos los requisitos del arte bélico entonces practicado en Palestina. Sin embargo, lo más interesante se encuentra en su interior, en el magnífico monasterio de planta octogonal, típico de las construcciones templarías e inspirado en el Templo de Jerusalén.Tras cruzar su magnífico jardín se llega a un grandioso pórtico en el que destacan la figura de la Virgen con el niño. La simbología mariana y su importancia filosófica dentro de la Orden están fuera de toda duda, probablemente debido a la influencia que San Bernardo ejerció sobre el Temple.
El interior del monasterio sorprende por su enormidad. En el centro del gran patio se levanta una fuente, como no, de planta octogonal y con forma de cruz templaría. Paseando silenciosamente por sus capillas y habitaciones a uno se le dispara la imaginación recordando todo lo leído hasta entonces sobre el ritual de iniciación o las misteriosas prácticas de los templarios.
De todos los frescos actualmente en proceso de restauración que se pueden contemplar, enseguida llama la atención del visitante el del Cristo. No se trata de un crucificado; al contrario, vemos a un Cristo vencedor y glorioso, tal y como solían representarlo los templarios. El Cristo triunfante es la imagen del Cristo Solar, de la Energía Secreta del Universo, es decir, del Verbo Divino o Demiurgo. Estamos ante un Cristo luciferino que como su propio nombre indica significa portador de luz -lucífero- y conocimiento en oposición al reino de la oscuridad y las tinieblas. En definitiva, podemos decir que es el Cristo gnóstico -surgido del contacto entre el cristianismo y las filosofías orientales-.
La Orden del Templo era heredera del conocimiento de la Iglesia de Juan que enlazaba Oriente y Occidente. Por esto no es de extrañar que tuviese numerosos contactos con el mundo del Islam, al mismo tiempo que lo combatía. De esta relación con Oriente surge el interés templario por la alquimia, la astrología, las antiguas tradiciones y, sin duda,también surge una de las acusaciones lanzadas contra ellos, concretamente la del rito de los besos obscenos, que no es más que una reminiscencia de la tradición oriental consistente en la activación de los puntos energéticos del ser humano: los chakras.
En las bóvedas destacan diferentes representaciones de la cruz templaría o la figura del astrolabio custodiado pordos ángeles. También aparece una extraña rosa con una cara barbuda en su interior. Es seguramente el mayor misterio templario, el baphomet, una extraña cabeza con dos caras al que numerosos monjes guerreros confesaron haber adorado. Para algunos estudiosos tendría relación con la advocación que practicaban hacia los dos Juan -el Bautista y el Evangelista-. Se cree que la Orden celebraba los dos solsticios en honora losJuanes. En el sigloXII existía en occidente una Iglesia Oficial de Juan, opuesta a la de Pedro. Sus seguidores, denominados Mendaítas pervivieron mucho tiempo después de la muerte del Bautista en Palestina. Hasta el punto de que en el siglo XIX aún existían una gran cantidad de ellos que se autoafirmaban como no-cristianos y devotos de su padre: San Juan Bautista. La Iglesia de Juan tenía sus propios ritos y se consideraba la heredera de la verdadera Tradición Eterna, es decir, la Tradición Griálica. No sería extraño que la Orden del Temple recibiera la influencia o estuviera más cercana a la Iglesia de Juan que a la puramente formal de Pedro. Probablemente de la adoración de esa cabeza andrógina derive el mito del bapho-met, equivocadamente representado como un ser maléfico o diabólico debido a una serie de circunstancias que sena demasiado largo de explicar.
Un túnel guarda los últimos secretos
Precisamente esa reflexión marcaba mi próxima visita. No debía ir muy lejos, simplemente descender de nuevo la colina hacia el centro de Tomar. Allí se encuentra el ayuntamiento y frente a él, la iglesia de San Juan Bautista. Al traspasar la entrada del pórtico y justo a la derecha, tenemos una pila bautismal muy especial. Formando un octógono, tiene esculpidos un Sol, una Luna y una bola del mundo en forma de huevo -esfera armilar- en tres de sus lados. Sin duda, estos símbolos fueron colocados allí por los templarios ya que, aunque las esferas armilar eran instrumentos científicos usados para cálculos astronómicos desde la antigüedad, en realidad tiene un significado esotérico y alquímico.
Ese tipo de esferas suelen ser perfectamente redondas y llevar una banda inclinada que las cruza en su totalidad. Se trata de una representación del cielo, de los signos zodiacales sobre la Tierra esférica en su centro. Es portante un objeto astrológico, pero si además le añadimos la Luna y el Sol, se convierte en uno de los más típicos símbolos alquímicos -ver cuadro-.
Me encaminé hacia la iglesia templaría de Nuestra Señora del Olivar, mientras el Sol se escondía rápidamente entre las colinas que circundan la ciudad. De aspecto pequeño y casi olvidada, es la más importante iglesia templaría de Portugal y una de las más antiguas de toda Europa. Rodeada de olivos, parece increíble que esa construcción fuera la capital del temple en Portugal antes de la construcción del castillo de Tomar. Constituía el centro neurálgico desde donde los soldados-guerreros supervivientes -la Orden de los Caballeros de Cristo- se desperdigaron por todo el mundo mas allá del océano.
Fue Gualdim Pais el que «decidió» ese sitio exacto para la construcción de la iglesia, aunque el lugar ya era anteriormente un santuario consagrado a cultos más antiguos, y según todos los indicios, estaba bajo la protección de una Virgen Negra.
Si uno busca entre los centenarios adoquines que enlosan el suelo de la iglesia, se podrá topar entre dos hiladas de bancos con una piedra más grande que las demás y mucho más blanca. Según muchos tomarenses no se trata de una piedra… es una puerta, la entrada a un pasadizo subterráneo que conecta con el castillo templario y con otra iglesia, varios kilómetros mas allá. ¿Qué contienen esas galenas? ¿Acaso tesoros ocultos?
Podemos afirmar que gracias a las riquezas de los templarios de Tomar, que luego pasan’an a las manos de la Orden de Cristo, el infante D. Enrique pudo llevar a cabo algunos de los más importantes descubrimientos y exploraciones geográficas de la historia de Portugal. Y es que el misterio de los Caballeros de Cristo está muy unido al «fortuito» descubrimiento de América. Pero eso es otra historia…
El nacimiento de una leyenda

En la Península Ibérica los templarios tuvieron una notable importancia en la reconquista. A Portugal arribaron en 1126, estableciéndose en Braga. En 1157 tomó el mando de la Orden Gualdim País, recién llegado de Tierra Santa. Por razones estratégicas decidieron establecer su capital en una zona de Santarem, pero necesitaban hallar un lugar alto para erigir el castillo. País encomendó esta misión a uno de sus caballeros. Al otro lado del río vio cuatro montes cubiertos de matorrales. Cuenta la leyenda que Gualdim echó a suertes por tres veces cuál sena el elegido para erigirla fortaleza.
Recordemos que el número tres es una constante en el simbolismo del Temple. Una de las acusaciones contra estos, refrendada por las declaraciones de varios caballeros, era que uno de los rituales de iniciación consistía en renegar de Cristo y escupir en la cruz en tres ocasiones. Lo cierto es que probablemente este rito no tuviese nada de blasfemo y sí mucho de simbólico, como recuerdo de la negación -tres veces- de Pedro. Otra teoría que no hay que marginar es la que postula que este rito significaba el rechazo de la Iglesia exotérica de Pedro en favor de la esotérica de Juan.
Finalmente, el primer día de Marzo de 1160 comenzaba a construirse la fortaleza y el monasterio templario.

http://ccoo-chilecomparte.blogspot.com/2012/02/templarios-las-rutas-olvidadas-de.html

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