Crece la polémica en Estados Unidos por el uso de los aviones no pilotados por parte de empresas privadas. Los expertos avisan que las tecnologías de los drones -aviones no tripulados- representarán una seria amenazaa la sociedad si caen en manos de capital privado.
Actualmente la nación estadounidense valora el proceso de aprobación de vuelos de drones de forma generalizada. El temor suscitado entre la sociedad se debe a que los aviones no pilotados que inicialmente tenían un propósito meramente militar amenacen a la vida privada de los ciudadanos al ser utilizados en el día a día.
«Uso descontrolado de drones causaría un abuso de privacidad»
Por su parte, el periodista Javier Couso en una entrevista a la cadena RT consideró que el manejo de estas herramientas por entes privados debe ser bien regulada para evitar que grandes corporaciones puedan controlar a la población.
El experto cree que la sociedad de EE. UU. tiene que estar alerta ante estas nuevas tecnologías y por el uso comercial de los aviones no tripulados en EE. UU.
«Nosotros, la sociedad civil, tenemos que estar alerta ante eso», aseveró Couso. «Los aparatos muy muy pequeños pueden afectar a la privacidad», dijo.
«Simplemente tenemos el derecho y hay que hacerlo cumplir directamente. Y las leyes que afectan a las libertades civiles, a la privacidad de las personas, de las comunicaciones y de nuestra vida diaria, pues deben regularlo. Y tenemos que estar muy vigilantes todas las organizaciones y toda la sociedad civil», dijo.
«No es un problema del aparato tecnológico», aseguró el periodista. «Porque las tecnologías cada día avanzan más. Es un problema del uso fraudulento por parte de algunos servicios de inteligencia, o incluso militares o gubernamentales», señaló el analista.
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«Creo que tenemos que combatir la doctrina Donald Rumsfeld, la doctrina de la privatización de la Defensa y de la Inteligencia, lo que estamos viendo con la publicación de nuevas informaciones de WikiLeaks», agregó.
Eso es un problema que nos va llevando a un mundo donde «grandes corporaciones van a controlar la población civil y van a pasar por encima de los estados», concluyó Couso.
«Una revolución aérea» con un tercio de las víctimas civiles
Los drones (aviones robot) que se emplean por el Pentágono desde la guerra de Kosovo ya son las principales armas de la guerra en Iraq, Afganistán, Pakistán y otros países en los que Estados Unidos libra ‘guerras de baja intensidad’, según la clasificación del Pentágono.
«Es una revolución aérea. Estos aviones son tolerantes con el desgaste de guerra», manifestó Chris Ames, director de desarrollo estratégico de General Atomic, la multinacional de armas que fabrica los drones. «Un piloto jamás se expone al peligro. ¡Nos lo van a agradecer miles de madres y padres!», añadió Ames.
Otros miles de madres y padres en Afganistán y Pakistán no se lo agradecerán. Según los cálculos, el 30% de las víctimas de los ataques con drones son civiles.
El uso de los aviones robot ha crecido exponencialmente bajo la Presidencia de Barack Obama. Se pretende aumentar el número de pilotos a distancia desde unos 500 actualmente a más de 1.000; un piloto puede controlar hasta cuatro aviones. El Pentágono calcula que habrá más pilotos a distancia en el 2013 que de cazabombarderos F-16.
El Pentágono no necesita un drone por 3.000 millones de dólares
Mientras tanto, el Departamento de Defensa de EE. UU. ha anunciado este viernes que no va a comprar para su plantilla de aviones no tripulados la modificación novísima del drone Global Hawk para no quedarse en bancarrota, gastando un total de 3.000 millones de dólares, el precio de estos ‘juguetes militares’.
Dentro de la reducción de gastos militares, el Pentágono estadounidense decidió que no vale la pena comprar una decena de drones furtivos de reconocimiento a gran altitud Global Hawk Block 30 ya que las antiguas avionetas furtivas U-2 son más baratas y funcionan igualmente bien o incluso mejor.
Así, los drones no se adherirán a la plantilla militar y hasta mejores tiempos se estarán cubriendo de polvo en los hangares, afirmaron los representantes de la Fuerza Aérea, el general Norton Schwartz y el secretario Michael Donley, ante el Senado.
Los oficiales argumentaron que la suspensión de la compra ahorrará unos 2,5 billones del presupuesto del Departamento y, además, si tuvieran que comprarlos, entonces se quedarían prácticamente en bancarrota. Según precisaron los militares, el mantenimiento y la modernización de las U-2, empleado ampliamente incluso durante la Guerra Fría, constará menos que comprar los nuevos aviones no tripulados.
Además, Schwartz anunció planes de recortar la plantilla de la Fuerza Aérea en unos 10.000 oficiales. Sin embargo, el funcionario se apresuró a comentar que la reducción no se debe al ahorro del dinero, sino a la nueva estructura de las Fuerzas Aéreas.
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