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El físico Nel DeGrasse Tyson comparte en este inspirador video lo que considera es el hecho más asombroso del universo –nuestra propia esencia cósmica. Una especie de experiencia religiosa científica:
El hecho más asombro [del universo] es saber que los átomos que constituyen la vida en la Tierra, los átomos que componen el cuerpo humano, son rastreables al crisol que cocinó y transformó elementos ligeros en elementos pesados en su núcleo bajo temperaturas y presiones extremas. Estas estrellas, las de mayor masa, se volvieron inestables al final de su existencia, colapsaron y luego explotaron y desperdigaron sus entrañas enriquecaidas a lo largo de la galaxia, entrañas hechas de carbón, nitrógeno, oxígeno y todos los ingredientes fundamentales de la vida. Estos ingredientes se convierteron en nubes de gas que se condensaron y colpasaron y formaron la siguiente generación de sistemas estelares. Estrellas con planetas en órbita y estos planetas ahora tienen los ingredientes para la vida. Asi que cuando volteo a ver la bóveda celeste… y sé que somos partes de este univero y estamos en este universo, pero quizás más importante que esos hechos, es que el universo está dentro de nosotros… mis atomos vinieron de esas estrellas, hay un nivel de conexion.
Tal vez un poco demasidado empalague astral en el video –especialmente por la música. Pero no hay duda que la conciencia de este solo hecho nos otorga un sentido de pertenencia tan hermoso como misterioso. Entendemos literalmente la frase crística: “El reino de los cielos está dentro de vosotros”. Especialmente si jugamos a especular –y podemos hacerlo justo porque somos polvo de estrellas y nuestras mismas neuronas son herederas de esa luz original. ¿Podría existir un efecto de entrelazamiento cúantico debil que permanece más allá del paso del tiempo? Puesto que de haberlo, ya que cada partícula que ha estado en contacto entre sí es parte de un sistema de interconexión que transmite estados físicos, podríamos estar cuasi eternamente entrelazados con todos lo átomos del universo: y lo que sucede en las estrellas estaría fluyendo por nuestro cuerpo, en este instante. Por otro lado si existe una memoria en la materia, que no depende exclusivamente del ADN (el cual sería sobre todo un sintonizador de esa memoria que los hinduistas llaman Akasha) es posible (aunque esto es una especulación seudo científica: con la libertad de ser polvo de estrellas e imaginación) que nuestros átomos almacenen aún la información de aquel crisol prístino en el que se cocinó lo que sería la vida en un estallido de luz. Memoria, en suma, de todo el universo, de todos los instantes: en la conciencia inaccesible de un electrón.
Para terminar con esta reflexión recordamos aquella frase de Shakespeare, dicha por el mago Prospero “We are such stuff/ As dreams are made on”. Y me preguntó si no hay una conexión entre ese ser sustancia de sueños y ser polvo de estrellas. Un enigma profundo sobre la ontología compartida de todos los seres de este universo. Una última frase:
“Los iroqueses tienen, propiamente hablando, una sola Divinidad –el sueño”, Father Jacques Frémin, 1669-70