La explosión de un vehículo que se encontraba en la pista en Camp Bastion, la principal base militar británica en Afganistán, coincidió prácticamente en el tiempo con el aterrizaje del secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta, en ese lugar.
Se informa que en el momento de la explosión, Panetta desembarcaba del avión. El Pentágono ya ha desmentido que el político fuera el blanco del atentado terrorista y asegura haber empezado a investigar el caso.
Según testigos, el ataque suicida fue perpetrado por el mismo conductor del vehículo, cuya identidad está siendo determinada por la policía local. El supuesto terrorista sufrió quemaduras y está siendo interrogado.
La explosión se produce pocos días después de que un militar estadounidense matara a tiros a 16 civiles afganos, mujeres y niños incluidos.
Panetta, que se encuentra a salvo, llegó a Afganistán para una visita de dos días destinada a rebajar la tensión causada por el incidente.
Tras el tiroteo, el movimiento talibán prometió «vengar» la matanza. “Simpatizamos con las víctimas de esta acción salvaje y garantizamos a sus familiares que nos vengaremos de estos invasores y asesinos y que castigaremos sus acciones bárbaras», declararon los representantes del grupo.
En cualquier caso, Panetta precisó que este suceso no cambiará la estrategia de EE. UU. en Afganistán. “Si atendemos a la situación general, es evidente que se trata de un caso aislado que no refleja lo que de verdad se está haciendo en Afganistán”, añadió.
De acuerdo con el último informe de la misión de la ONU en Afganistán, 3.021 civiles perdieron la vida en el conflicto afgano en 2011, es decir, 231 más que en el año anterior, la mayoría víctimas de acciones de los talibanes.
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