- Es la primera vez que un presidente de Irán es sometido a un cuestionario por el parlamento y ya lo consiguió evitar dos veces.
- Un grupo de 79 diputados reclamaron su comparecencia para poder realizarle diez preguntas sobre su gestión en el Gobierno.
- Entre las cuestiones planteadas, lo acusan de poner en duda la supremacía religiosa de su sistema.
El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, contesta hoy en el Parlamento iraní a las preguntas que le plantéen por los legisladores, en referencia a las irregularidades que muchos medios le atribuyen a su Gobierno.
La comparecencia, que ya ha comenzado, aunque estuvo en duda hasta el último momento, convierte a Ahmadineyad en el primer presidente iraní en los 33 años de historia de la República Islámica sometido por el legislativo a este tipo de interrogatorio, que puede desembocar en una moción de censura.
Un grupo de 79 diputados, que superan el 25% exigido (del total de 290) para reclamar la comparecencia del presidente, exigieron interrogar a Ahmadineyad y, aunque 11 de ellos se retiraron a última hora, lo hicieron cuando ya estaba requerido.
El diputado Ali Motahari, un ultraconservador islámico encarnizado oponente de Ahmadineyad y su entorno, leyó las diez preguntas que el presidente de Irán debe responder en el plazo de una hora.
Las preguntas se refieren sobre todo a cuestiones económicas, como la situación del plan de retirada de subsidios a productos energéticos, la tasa de crecimiento del país y la marcha del desarrollo del metro de Teherán, que va muy retrasado.
En los últimos meses, Ahmadineyad logró evitar en dos ocasiones su asistencia a la Cámara para una comparecencia como la de hoy.
La mayoría del Parlamento, que apoyó a Ahmadineyad tras su reelección como presidente en 2009, en unos comicios que ocasionaron denuncias de fraude que fueron reprimidas sangrientamente, le ha ido retirando su respaldo en los dos últimos años.
Los ultraconservadores islámicos, que forman la mayoría denominada«principalista», se han aglutinado alrededor del líder supremo del país, el ayatolá Ali Jamenei, y acusan a los leales a Ahmadineyad de «desviacionismo» y de poner en duda la primacía religiosa en el sistema.
Además, han vinculado al entorno de Ahmadineyad con casos de corrupción y con irregularidades en el Gobierno, por lo que le han convocado a esta sesión de preguntas.
La lucha interna por el poder entre Ahmadineyad y Jamenei, puesta de manifiesto en abril pasado, cuando el líder supremo descalificó al presidente al volver a nombrar al ministro de Inteligencia, previamente destituido por el presidente, se decantó claramente por el sector más clerical en las legislativas del pasado 2 de marzo.
Esta correlación de fuerzas podría ocasionar graves dificultades a Ahmadineyad en el año y medio que le queda en la presidencia del país, para la que no puede ser reelegido al haber completado dos periodos de cuatro años.
Esto es demasiado claro, que en Iran no existe ninguna dictadura, ni mucho menos que el presidente de Iran sea un dictador, si es interrogado por el poder legislativo en donde hay representacion judia, queda claro que existen los tres poderes: legislativo o teocratico, judicial y el poder ejecutivo.