Europa intensifica su cruzada contra la inmigración


La cuestión de la inmigración indocumentada ha centrado de nuevo la atención de los líderes europeos. El presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, incluso amenazó con cerrar las fronteras nacionales ante el flujo incontrolable de ciudadanos migrantes. Algunos expertos consideran que la ola de inmigrantes que llegan al viejo continente es una consecuencia del empobrecimiento generado en sus países de origen por la propia Europa.

«Si la Unión no toma medidas para responder a la gravedad creciente del problema, Francia suspenderá su participación en los acuerdos de Schengen, que rigen la libre circulación en Europa», disparó en medio de la batalla electoral en el territorio galo.

Sarkozy se ha comprometido públicamente a reducir a la mitad el número de emigrantes, a los que ve como una amenaza para la estabilidad, el empleo y la integración de los franceses.

«Nuestro sistema de integración funciona de mal en peor, porque tenemos demasiados extranjeros en nuestro territorio; ya no podemos encontrarles vivienda, empleo, escuela», dijo Sarkozy.

El mandatario galo explicó también que los inmigrantes que hayan residido durante 10 años en Francia y hayan trabajado en el país durante cinco podrán beneficiarse de la renta de solidaridad y de pensiones mínimas.

En la actualidad, los extranjeros que viven legalmente en Francia tienen los mismos derechos sociales que los franceses.

Las declaraciones de Sarkozy han levantado una ola de críticas. Así, el candidato socialista a la Presidencia, François Hollande, señaló que de los 180.000 inmigrantes legales que van a vivir a Francia cada año, la mitad son estudiantes y dice que el país los necesita para empleos cualificados que hagan la economía más competitiva.

Grecia piensa en cavar un foso

Grecia afronta una creciente ola de refugiados que huyen de los países devastados por los conflictos armados, en los que toman parte los miembros de la OTAN.

Solo en 2011, la tierra de los dioses mitológicos registró la llegada de unos 100.000 inmigrantes irregulares. Según especificó el portavoz de la policía griega, Athanasios Kokkalakis, se ha incrementado, sobre todo, la cantidad de ciudadanos afganos, «una de las naciones con la cual tenemos más problemas».

Debido a que el principal flujo migratorio se produce en la frontera entre Grecia y Turquía, la Unión Europea desplegó allí centenares de policías. Por su parte, el Gobierno heleno fue más allá y planea cavar un enorme foso defensivo de unos 200 kilómetros.

«Es muy rentable, porque 200 personas cruzan la frontera a diario. Incluso si evitamos la mitad de ellos, significa mucho para un país plagado de problemas financieros», opinó Kokkalakis.

¿Medida necesaria?

La medida implementada por Grecia contra los flujos migratorios ha cosechado críticas de varias organizaciones no gubernamentales.

«Creemos que este muro es inhumano. La historia demuestra que tras construirse vallas similares, se incrementa el número de personas que fallecen tratando de atravesarlas, por ejemplo como sucede en la frontera entre EE. UU. y México», opinó un activista de la ONG Stop Evros Wall.

Sin embargo, en medio de la aguda crisis financiera que atraviesa Grecia, pocos están dispuestos a salir en defensa de los ‘sin papeles’.

Un discurso migratorio «cínico»

Respecto a los discursos en torno del problema de la inmigración, el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, Juan Torres López, le comentó a RT, que los considera «bastante cínicos».

«Por una parte están alentando el subdesarrollo y el empobrecimiento de los países que emiten la población inmigrante. Pero, al mismo están permitiendo que se utilice a los inmigrantes como mano de obra barata», expresó López.

El analista admitió que por la difícil situación que está viviendo Grecia, la entrada de miles de inmigrantes desesperados puede deteriorar más las relaciones laborales y sociales. No obstante, es importante que Europa contemple el problema de la inmigración de una manera integral, no solamente poniendo barreras.

El experto concluyó que lo que se está produciendo en Europa es un «desmantelamiento de la democracia», porque «las políticas que se están aplicando son políticas, en primer lugar, contrarias a la preferencia mayoritaria de la población».

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