El gobierno masónico de Zapatero obligará, si nadie lo impide, a circular a 110 kms/h., justificando esta medida, supuestamente, para ahorrar en el consumo de energía.

Pero mienten porque esa ocurrencia no es ni para ahorrar energía, ni se ha diseñado para salvar vidas, ni es una medida con vocación transitoria sino con intención de hacerla permanente.

El supuesto motivo del ahorro es falso, ya que de entrada el Gobierno gastará un cuarto de millón de euros en fabricar unas pegatinas chapuceras.

Entre una velocidad de 100 kms/h y 120 kms/h sí hay un pequeño margen reconocido de ahorro y más seguridad en la carretera, pero entre 110 y 120 no hay una diferencia sustancial, sino más bien un gran trastorno general en las vías públicas.

Al limitar la velocidad se producirán más atascos en las carreteras, que a su vez provocarán un mayor consumo de combustibles y un mayor gasto energético inútil, en vez de un ahorro.

Cuando el debate social y en los medios de comunicación ha concluído que esa ocurrencia no va a conseguir, ciertamente, ningún ahorro, el Presidente Zapatero ha cambiado el matiz de la medida diciendo ahora que se van a salvar vidas.

Si realmente este gobierno de frikis quiere salvar vidas que empiece por atender a todas las personas pobres y sin techo que acuden a diario a los Comedores Sociales. Pero desgraciadamente las ayudas gubernamentales a los comedores sociales ascienden a cero euros.

Obligan a transitar despacio para fomentar el miedo en la gente. Este caso es exactamente igual que el caso de la prohibición del no fumar, ya que ambas medidas forman parte de la misma estrategia del miedo y de someter a la gente, bajo la amenaza del castigo legal.

Esta medida estrambótica y siniestra pretende 3 objetivos perversos:

1.- Cascar más multas, para recaudar más dinero; y ya no tanto para que la Administración amase más dinero, sino más bien para empobrecer más a los ciudadanos y hacerlos más débiles.

2.- Una vuelta de tuerca más en la restricción de derechos y libertades de los individuos, y una vuelta de tuerca más en la intromisión del Gobierno en la vida de las personas, limitándoles cada vez más su libre pensamiento y libertad de conducta.

3.- Desviar la atención política hacia debates estériles, propicios para encender polémicas vacuas que no llevan a ninguna parte.

Mientras estos esbirros siguen haciendo de las suyas, lanzando estas cortinas de humo, para distraer a la población de los problemas gravisimos en los que nos encontramos .