Los bancos centrales de China y Australia firmaron un acuerdo de permuta de divisas por valor de 200.000 millones de yuanes y 30.000 millones de dólares australianos (unos 31.000 millones de dólares estadounidenses). El objetivo principal del acuerdo es mantener el nivel de comercio e inversión y fortalecer los lazos económicos entre los dos países, utilizando la moneda china.
Para China, esta transacción es un paso más hacia la ‘internacionalización’ de su moneda, que hasta ahora no es enteramente convertible. El Gobierno chino deliberadamente restringe su convertibilidad, por temor a su crecimiento incontrolado que podría dañar a la industria nacional.
China es unos de los socios comerciales más importantes de Australia y viceversa. En 2010, el volumen del comercio entre los dos países ascendió a 106.000 millones de dólares australianos, según la agencia Dow Jones. Australia suministra a Pekín recursos naturales vitales, incluido el mineral de hierro. Por su parte, China es un exportador de una amplia gama de productos industriales a Australia.
Algunas empresas australianas ya han empezado a comerciar con China en yuanes. El primer convenio de este tipo se firmó en 2011 por el grupo minero Fortescue Metals. Empresas chinas usan el yuan con sus socios en 181 países, principalmente de estados de Oriente Medio y América Latina. También existe un acuerdo de intercambio de comercio en yuanes y rublos entre China y Rusia.
Una de las mayores instituciones financieras mundiales, HSBC Holdings, considera que para el año 2015 el yuan se convertirá en una de las tres principales monedas de la economía mundial.
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