Hay varias virtudes que puede uno ir realizando poco a poco, una de ellas es el aprender a ser moderado, austero, seguir el camino del medio, el equilibrio en todo.
En estos momentos de globalización mundial nos vemos enfrentados a estar constantemente estimulados por diversos medios que nos llevan a vivir, pensar y actuar de “ciertas” formas estereotipadas. Los medios de comunicación masivos como la tv, internet, la radio, periódicos y otros, nos influencian con la negatividad con que nos presentan las circunstancias, donde lo “normal” es lo que esta, dentro de los parámetros consumistas.
Entonces, la Templanza es una virtud que nos capacita y ayuda a moderar el uso excesivo de los sentidos (moderar nuestras tendencias, deseos, acciones), sujetando este uso a la razón. A esta virtud se le puede llamar moderación, austeridad o sobriedad.
El no tener moderación lleva a ser esclavo de los placeres y tener conductas dirigidas por el instinto, y terminamos actuando de manera medular, guiados por impulsos y no por la razón.
La virtud de la Templanza representa el término medio entre el exceso y la abstinencia, La templanza no es meramente dominarse y moderarse, sino que es una elección de acuerdo a una armonía que va surgiendo de nuestro interior. La templanza en resumen es armonizarse interiormente.
…”Cuando una persona tiene ciertos deseos, los que sean, y es desmedida en ellos, pues esa persona nunca podrá ser feliz, porque ella siempre va a estar deseando más y más, y eso es estar en “el infierno de los deseos insatisfechos”. Una persona inmoderada nunca se satisface, porque siempre quiere más y más”……
“Templanza es moderar el uso excesivo de los sentidos, sujetando este uso a la razón.”
..”La felicidad, es vivir en el justo medio, es realizar la TEMPLANZA…el equilibrio en la vida, la sobriedad.
¿Pero hay que discurrir por la vida siempre con templanza? ¿Tienen que ser nuestras palabras templadas en todas las situaciones? No, definitivamente, lo que nos diferencia de las máquinas, nuestra inteligencia y caracter, nos hace que haya momentos que haya que perder la templanza. Nunca podré tenerla contra la injusticia o la intolerancia. El día que no reaccione enérgica y v vehementemente contra ellas, habré perdido la sensibilidad humana que nos define.
Muchas veces, en otras situaciones menos adversas, la templanza os dará poder, pues podréis decidir con más claridad ante problemas con varias situaciones. Es decir, detener el tiempo un minuto, mientras se decide que hacer, sin que nada interrumpa la toma de decisiones con factores externos. Quienes han llegado a puntos de perdida de la conciencia haciendo Zen o Yoga suelen decir que se ve todo de una manera inusitadamente fácil. Pues bien la templanza es una cualidad, que nos permite llegar a un estado decisivo, en plenas cualidades de elección de la mejor opcion.
Los habrá que confundan la frialdad con la templanza, porque no son sutiles a la hora de vivir y de disfrutar lentamente de las cosas sin entender, que puede haber una asimilación lenta y clara de los placeres, más intensa pero sin extridencias. Ya se darán cuenta de su error mientras escuchen My Way de Sinatra o Suspicious Minds de Elvis
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Es muy importante no dejarse influenciar por nada ni por nadie que lo único que nos aportan es una empanada mental. Hace mucho tiempo que dejé de ver los programas «informativos» que más bien des-informan. Creo que debemos actuar según nuestra consciencia después de haber analizado los pros y los contras, la templanza se pierde en los exesos que nos van mostrando como una panacea y la vorájine de un tiempo que nos esclaviza.
Y como es posible analizar los pro y los contra sino escuchas o ves el accionar
exagerado de la noticia o de los actores humanos en un suceso, en un acto ya
legal, ya ilegal. No somos capaces de concluir sin antes conocer las circunstan
cias que llevaron a aquel efecto o consecuencias.
Estamos obligados a escuchar y ver al deslenguado, al loco, al mentiroso, al
traidor, al ladrón, al asesino y a todo aquel que abusa o se aprovecha de las
debilidades humanas.
Querido maestroviejo ¿no crees que la templanza radica esencialmente en comprender que el actor es el que mira, no el ser?
Un abrazo.
Querida Marge:
No lo acabo de coger.