El estallido se ha producido en el reactor número tres y es similar al registrado hace dos días en el número uno a causa del terremoto del viernes en Japón.- Las autoridades aseguran que el reactor no ha sufrido daños y descartan fugas masivas.- Hay once heridos.- El primer ministro advierte de que la planta sigue en un estado «alarmante».- La de Tokai, a 120 kilómetros de Tokio, continúa con problemas de refrigeración
Un nuevo estallido ha sacudido este lunes la central nuclear de Fukushima I, la más afectada de Japón por las averías derivadas del terremoto y el tsunami que sacudieron el país el viernes. Si el sábado fue el reactor número uno el que sufrió una explosión de hidrógeno, esta madrugada (hora española) se ha registrado otra similar en el número tres. Una gran columna de humo blanco emerge a estas horas de las instalaciones de la planta, pero según la empresa operadora el reactor ha quedado intacto. Once personas han resultado heridas en el incidente. Entre los heridos hay al menos un militar de las Fuerzas de Auto Defensa (Ejército) de Japón, con fracturas de varios huesos, mientras otros sufren heridas leves, según los datos difundidos por la agencia local Kyodo.
El portavoz del Gobierno japonés, Yukio Edano, ha descartado la posibilidad de que se hayan producido importantes fugas de radiactividad tras la explosión. En rueda de prensa, ha asegurado que media hora después de la explosión el nivel de radiactividad a cinco kilómetros del lugar era similar a la de ayer, por lo que ha descartado una «fuga masiva». Pese a ello, la Agencia de Seguridad Nuclear nipona ha pedido a 600 residentes que no habían sido evacuados en un perímetro de 20 kilómetros alrededor del recinto que no salgan de sus casas hasta nueva orden.
Fukushima I entra así en su tercer día de emergencia nuclear con graves problemas en dos de sus reactores por un fallo en el sistema de refrigeración y el temor a que haya empezado la fusión del núcleo. Poco antes de la explosión en el reactor tres, el primer ministro japonés, Naoto Kan, admitía que esta planta sigue en un estado «alarmante», tras detectarse una nueva subida en los niveles de radiación por encima de los límites de seguridad (751,2 microsievert por hora, cuando lo normal son 500), el primer ministro
Mientras se trabaja para atajar el sobrecalentamiento de los reactores, las autoridades luchan para que las cámaras de contención resistan la presión y los efectos de la nueva explosión para evitar una fuga descontrolada de radiactividad como sucedió en Chernóbil en 1986.
Frente atómico
Pero el frente atómico no se ha quedado en Fukushima. En la tarde de ayer, la central de Tokai (a solo 120 kilómetros de Tokio) anunció que también tenía problemas de refrigeración en su reactor número dos. «Una bomba de agua alimentada por un generador diésel se paró por el tsunami, declaró a France Presse un portavoz de la eléctrica dueña de la nuclear, Atomic Power Company. Aun así, siempre según la empresa, estaban consiguiendo reducir de forma constante la temperatura del reactor.
Un nuevo frente de preocupación se abrió para las autoridades japonesas cuando se detectaron aumentos en los niveles de radiactividad en otra central nuclear, la de Oganawa, 70 kilómetros al norte de Sendai. Pero las autoridades descartaron problemas en la planta y aseguraron que el aumento de las emisiones se debió a la llegada de partículas de Fukushima, que está a unos 100 kilómetros. A las 22.00 (hora peninsular española), Tokio comunicó al Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) que los niveles habían retornado a la normalidad.
Ante esta cascada de alertas, Kan se dirigió ayer por televisión a la nación para hacer un dramático llamamiento a la unidad de sus 120 millones de ciudadanos. El primer ministro reconoció que la suma del terremoto, el tsunami y el peligro nuclear ha desatado «la peor crisis desde el final de la II Guerra Mundial».
Temor a una fusión del núcleo
Aparte de los problemas de refrigeración en las centrales de Fukshima y Tokai, el Gobierno japonés admitió ayer que una fusión del núcleo en los dos reactores más afectados de Fukushima I era algo posible. La planta -a 240 kilómetros al norte de Tokio- tiene seis reactores, el más antiguo de los cuales abrió en 1971.
Cuando una nuclear tiene problemas de refrigeración y la temperatura se descontrola, el uranio que utilizan como combustible y los elementos metálicos que lo sustentan se pueden llegar a fundir para formar en un magma radiactivo. Eso ocurrió en Harrisburg (Estados Unidos) en 1979, el claro precedente de Fukushima.
Si la fusión del núcleo había llegado a darse o no fue objeto de discusión y de informaciones contradictorias. «Es muy difícil diagnosticar en estas circunstancias la situación del núcleo. Parece que ha empezado a haber deformaciones», explicó María Teresa Domínguez, presidenta del Foro Nuclear, el lobby que agrupa a las nucleares españolas.
A partir de 2.000 grados de temperatura, las vainas metálicas de cuatro metros de alto y en cuyo interior están las pastillas de uranio comienzan a combarse y ese es el inicio de la fusión. La agencia de noticias Kyodo sí afirmó que se habían fundido al menos parcialmente los núcleos de los dos reactores afectados. El reactor 1 estaría en ese estado desde el sábado y el 3 habría comenzado la fusión ayer, según fuentes citadas por Kyodo.
Los expertos consultados insistieron en que, llegado este punto de grave accidente nuclear, no era lo más relevante si se había fundido o no, sino si aguantarían las barreras de seguridad alrededor del núcleo. El ingeniero industrial y experto nuclear Antoni Tahull señaló que «si se ha iniciado el proceso de fusión metálica se crea un magma activo de uranio y de metal que debe quedar dentro de la contención. En Chernóbil no había contención».
El trabajo siguió como en el día anterior. Para bajar la temperatura, refrigeración de emergencia con agua de mar, prueba de lo desesperado de la situación, ya que el uso de agua salada descarta el uso de la central en el futuro. Y para reducir la presión en el interior de la contención, las autoridades mantuvieron -como mal menor- la emisión al exterior de gases radiactivos de los dos reactores. A las 08.33 de ayer (medianoche del sábado) la radiación medida fuera de la central fue de 1.204 microsievert -según el portavoz del Gobierno japonés, Yukio Edano-, cuando la natural en esa zona es de 0,07.
Golpe para la industria
El accidente ha sido calificado inicialmente como nivel 4 en la escala internacional de sucesos atómicos, que va de 0 a 7. El nivel 4 es «accidente con consecuencias de alcance local». Pero el sector considera probable que la calificación sea revisada al alza. «Un Chernóbil parece descartado, pero está dentro de lo posible que suba a nivel 5 o 6», declaró Tahull. Harrisburg fue un nivel 5 -«accidente con consecuencias de mayor alcance»- y Chernóbil un 7 -«accidente grave»-. Es frecuente que los incidentes se clasifiquen inicialmente de forma conservadora y, con los detalles, se eleve su gravedad. La propia presidenta del Foro Nuclear admitió que el incidente podía acabar reclasificado como más grave aún. «Nivel 4 es lo mínimo. Si se revisa será al alza. Menos no lo veo».
Si el incidente recibe una categoría mayor, el golpe para la industria nuclear en el mundo sería mucho peor. Harrisburg paró durante tres décadas el programa nuclear en EE UU, y los ecologistas y los contrarios a la energía nuclear van a utilizar Fukushima como prueba de que es imposible generar suficientes barreras de seguridad ante una tecnología con un potencial tan destructivo. Los ingenieros del sector -generalmente defensores de la nuclear y por tanto mucho menos críticos que los ecologistas con la energía atómica- insisten en la dura prueba que supuso para las centrales un terremoto de magnitud nueve seguido de un tsunami.
Tahull recuerda cómo Japón optó por la energía nuclear pese a estar en la zona más sísmica del planeta: «California y Japón debatieron mucho si debían tener nucleares con tantos terremotos. Japón asumió el riesgo y nadie les puede enseñar nada sobre cómo se construyen las centrales». Para la tercera economía del mundo, con una gran densidad de población y sin petróleo ni carbón, la opción nuclear fue considerada como un camino casi inevitable. En 2010 produjo el 29% de la electricidad del país. Ayer, después de que 11 de sus 54 reactores pararan por el terremoto, Japón anunció apagones selectivos.
Lanzan nueva alerta de tsunami de 3 metros de altura en costas noreste de Japón
Servicios locales informaron de una nueva alerta de tsunami con olas de 3 metros de altura en costas noreste de Japón. Se calculó la llegada del tsunami a la costa noreste en 15 minutos.
El nivel del mar bajó 5 metros, señal que confirmaba la llegada inminente del maremoto, indicó NHK.
Las autoridades de la prefectura de Aomori pidieron a los 12.859 habitantes del puerto de Hachinohe que evacuen la ciudad en previsión del tsunami.
Gobiernos y medios occidentales minimizan la catástrofe nuclear en Japón
Los grandes medios de comunicación y los gobiernos occidentales están tratando de maquillar y ocultar las informaciones sobre la que es, sin duda, una de las mayores catástrofes nucleares ocurridas.
Tanto el gobierno de Japón como la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) intentaron minimizar la magnitud de la tragedia. En rueda de prensa, el ministro portavoz de Japón, Yukio Edano, manifestó que la explosión no fue en el reactor, que se debió a una reacción química entre hidrógeno y oxígeno y aseguró que no se había generado una fuga radiactiva importante e, incluso, que había bajado el nivel de radiactividad en la zona.
Con respecto a la orden de evacuación, en un radio de veinte kilómetros en torno a la central, Edano insistió en que se trataba de una medida de «prevención» puesto que no había un riesgo específico.
La AIEA por su parte informó de que las autoridades trataban de verificar, tras la deflagración, las condiciones en que había quedado el reactor, que aparentemente no había sufrido daños.
Ese fue el mensaje tranquilizador difundido por los grandes medios de prensa y los gobiernos occidentales pese a que los efectos del accidente fueron clasificados en un nivel cuatro en una escala de siete. En esta escala, el accidente de Three Mile Island, en Pensilvania, en 1979, está valorado de nivel cinco, mientras que el desastre nuclear de Chernobil en 1986, el más grave de la historia de esta industria, representa un siete sobre siete.
Tras el seísmo el nivel de radiactividad en la planta 1 de Fukushima alcanzó hasta mil veces su nivel habitual en la sala de control de un reactor y hasta 70 veces su nivel cerca de la entrada principal de la central.
La realidad sin embargo es otra. Según la cadena local NHK a lo largo de la tarde noche de ayer los responsables de la central nuclear (la empresa Tokyo Electric Power Company -TEPCO-) habrían intentado inyectar agua de mar al reactor para refrigerarlo, pero las operaciones debieron ser suspendidas a causa de un nuevo temblor de tierra y el temor a un tsunami (1).
A esas horas más de 83.000 personas estaban siendo evacuadas de la zona en un radio de 10 km alrededor de las centrales Fukushima 1 y Fukushima 2 (2). En estas dos plantas siete reactores fueron detenidos de urgencia para tratar de evitar la fuga de vapor radiactivo y disminuir la temperatura y la presión de la central nuclear (3). TEPCO anunció que sólo 1 de los 4 reactores detenidos en la central Fukushima 2 estaba en parada fría (4). Según la empresa, el nivel de agua era muy bajo en el reactor 2 de Fukushima 1 y la presión muy alta en los reactores 2 y 3. (5).
Solicitud de estado de emergencia:
A la 1.00 h. de la madrugada (hora local) TEPCO advirtió de que el reactor 3 estaba siendo insuficientemente refrigerado al no poder hacer llegar agua a la vasija del reactor para su refrigeración y solicitó al gobierno la declaración del estado de emergencia. «Todas las funciones para mantener el nivel de refrigeración están averiadas», aseguró un portavoz de la empresa. (6)
En esos momentos, según la AIEA, alrededor de 140.000 personas estaban siendo evacuadas en un radio mayor de las dos centrales nucleares y se les estaba suministrando yodo para evitar la formación de cánceres. Sin embargo Asahi TV reportó informes según los cuales residentes locales habrían sido diagnosticados con envenenamiento por radiación. Al menos 190 personas podrían estar afectadas. Muchos de los residentes de la zona de evacuación o con muestras de exposición a la radiación fueron separados del resto.