Afirmar que los usuarios de los servicios de descarga directa están de luto sería caer en una exageración. Bien es cierto que el cierre de Megaupload nos ha vetado el acceso al extensísimo archivo de material de todo tipo que se alojaba en el servicio, pero existen multitud de alternativas en este ámbito.
Como alegaba el célebre abogado especializado en Derecho informático David Bravo: «Si un niño pone un dedo en uno de los agujeros de un colador, solo él piensa que ahora se filtra menos cantidad de agua». Y si bien no resulta fácil dar con otro servicio de descarga directa capaz de hospedar ficheros de un tamaño que aplicaciones como JDownloader o Mipony puedan gestionar sin necesidad de que introduzcamos el insidioso captcha. Por fortuna, seguimos disfrutando de RapidShare, FileServe y de infinidad de páginas de hospedaje más.
Más directo que la propia descarga directa
La cuestión, más allá de la posibilidad de que en un futuro se emprendan acciones legales contra ellas, radica en hasta qué punto resulta más rápido y cómodo emplear servidores de descarga directa frente a las redes de intercambio de archivos. No cabe duda de que los primeros han supuesto una revolución en tanto que han animado a descargarse contenidos audiovisuales a multitud de internautas que carecían de los conocimientos o del tiempo para instalar y configurar un cliente P2P.
Sin embargo, la mayor parte de los servicios presentan multitud de ventajas si tenemos en cuenta que los tiempos de espera en redes como Torrent o Soulseek, por ejemplo, acostumbran a ser muy breves cuando no nulos.
Tras realizar búsquedas en referenciadores de Torrents como IsoHunt, lo ideal es pulsar sobre la S de Seeds de modo que las descargas más compartidas encabecen el listado
Por otra parte, dado que, a la hora de compartir archivos a través de la red BitTorrent o de eMule, no se establece un tamaño máximo, no es necesario descargar diversos paquetes para posteriormente unirlos. Puesto que en las redes P2P tampoco se nos solicita la introducción de captchas, bastará con que mantengamos las aplicaciones ejecutándose en segundo plano y con que nos olvidemos del tema para que las descargas se completen sin importunarnos.
Cabe no olvidar, además, que redes como eMule o Soulseek se fundamentan en el intercambio de información directa entre usuario y usuario, con lo cual ni siquiera dependen del protocolo HTTP. Al no apoyarse en páginas web ni siquiera para realizar las búsquedas, resultan menos vulnerables a futuros cierres. eMule nos permite además conectarnos a diversos servidores, de modo que, aunque alguno de ellos sea víctima de acciones legales, muy probablemente otros tomarán su lugar, como ya ha sucedido en el pasado.
Páginas web como Server List for eDonkey and eMule (http://ed2k.2x4u.de) nos brindan listados de servidores que podemos introducir en la casilla Actualizar server.met desde URL de nuestra instalación del cliente
Sin escollos en los puertos
Hoy en día, el problema de la apertura de los puertos del router, uno de los grandes escollos que se les presentaban a los usuarios menos avezados a la hora de configurar software P2P ha quedado minimizado hasta el punto de que en muchos casos ha desaparecido. Efectivamente, tras activar el mapeo de puertos UPnP que implementan prácticamente todos los clientes que hemos sometido a análisis, ya no será preciso llevar a cabo ajustes de manera manual en los enrutadores de factura reciente.
Es cierto que, dependiendo de qué firewall utilicemos, deberemos efectuar ajustes en sus parámetros de configuración para que no ponga cortapisas a la descarga. Sin embargo, este proceso resulta mucho más sencillos en comparación con el otro. En definitiva, instalar las aplicaciones para el intercambio de archivos de tal manera que la comunicación bidireccional con los demás clientes se inicie a la máxima velocidad es hoy más fácil que nunca.
La mejor red es aquella que nos ofrece lo que buscamos
En muchos casos, a la hora de buscar un paquete concreto (bien se trate de un álbum de música, de una película o de otro material -y aquí aprovechamos para pediros respeto a los contenidos protegidos y un comportamiento respecto a ellos que esté dentro de la ley-), no tenemos manera de decidir desde dónde lo descargaremos. La elección la lleva a cabo, en definitiva, aquel que se ha tomado el trabajo de codificarlo y compartirlo. Así pues, pronunciarse acerca de cuál es la red P2P más apta depende, en muchos sentidos, de los contenidos.
Con toda probabilidad, cuando no encontremos en nuestra red favorita aquello que tratábamos de localizar, recurriremos a las demás y es posible incluso que terminemos encontrándolo en aquella que menos rendimiento ofrece y menos atractiva nos resulta. Hecha esta observación, nos atrevemos a afirmar que en el momento presente la red BitTorrent no tiene competencia.
Los tiempos de espera hasta que se inicia la descarga acostumbran a brillar por su ausencia y, con una conexión ADSL básica, la velocidad de descarga de los archivos más populares se acelera rápidamente hasta alcanzar fácilmente 1 o 2 Mbytes por segundo. Presenta, es cierto, el inconveniente de que las búsquedas se realizan a través de páginas web: las casillas de búsqueda de los propios programas, en definitiva, no hacen otra cosa que transferir la información a nuestro navegador predeterminado o valerse del que integra el software para mostrarnos los resultados.
http://www.pcactual.com/articulo/laboratorio/especiales/10985/renacer_del_p2p_las_redes_los_clientes_mas_eficiente.html?_part=1
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