Hay que señalar algunas particularidades importantes según Josean Laguarta
En primer lugar, hay que recordar que de todos los partidos que acudieron a las elecciones, solo ND y PASOK apoyan el plan de austeridad de la troika. A su vez, el alto porcentaje de abstención (34.9% de los inscritos) refleja la frustración y desencanto de la población con el sistema político y los partidos tradicionales, por lo que es poco probable que en dicho sector se encuentren muchos votos rezagados pro-austeridad.
En segundo lugar, casi la totalidad de los pequeños partidos que no entraron al Parlamento y que juntos suman casi el 20% son ecologistas y de izquierda. Por lo tanto, aunque no pueden ayudar a Syriza con los 99 votos que le faltan en el Parlamento (de los 151 necesario), ello significa que el escenario de pre-polarización “clásica” que discutí anteriormente mide insuficientemente el panorama político.
En resumidas cuentas, cerca del 65% del electorado griego (por dar una cifra conservadora) rechaza la austeridad de plano. Tal rechazo es el hilo principal de la madeja política real del país (más allá del teatro electoral), y se ha manifestado durante los últimos dos años en un masivo y militante movimiento popular de resistencia del cual el resultado inesperado de Syriza (apenas un día antes de las elecciones, un reportero del New York Times daba por sentado que este llegaría en tercer lugar) es el genuino reflejo.
El 7% acumulado por AD, si bien es de cuidado, no “dice” nada nuevo, sino que más bien refleja el muy predecible impulso europeo y primermundista de achacar la culpa de las crisis a las y los inmigrantes, alimentado en este caso por la cercanía al objeto del odio paranóico-islamófobo representado por la vecina Turquía.
Hay que añadir que aunque el aumento de un 1800% en los votos de AD, desde el 2009, parece impresionante frente al 400% de Syriza, AD tampoco sale de la nada: su crecimiento corresponde casi exactamente el desplome de LAOS, un partido de extrema derecha que apoya el plan de austeridad (ver Fig. 1 – las siglas “XA” representan a AD). En este sentido, aunque el fascismo se ha beneficiado de la crisis (y puede seguir haciéndolo), sus posibilidades de crecer dependerán de su habilidad para desplazar la “culpa” de la crisis desde el capital internacional hacia los inmigrantes – y por tanto, de la capacidad de la izquierda de mantener y agudizar tanto su presencia en la calle, como su enfoque en el capitalismo como causante.
En términos prácticos, todo esto significa que aún si Syriza no logra asegurar en tres días 151 votos en el Parlamento, en las nuevas elecciones será el único actor político con miras a crecer aún más, nutriéndose de los votos de algunos de los abstenidos en la primera ronda, de los desertores del PASOK que sin duda están prestos a abandonar el barco próximamente y de militantes de otros grupos de izquierda que lo verán como “voto útil” a pesar de la resistencia de sus dirigentes.
No hay que olvidar que a pesar de su liderato y orientación neoliberal, PASOK es un partido europeo socialdemócrata tradicional, con base obrera. Ya de por sí el resultado de la elección tiene a los tecnócratas de toda Europa cambiando de marchas, considerando si el estímulo keynesiano no será mejor estrategia para salvar el capitalismo que la austeridad neoliberal. Aturdidos, muchos parlamentarios de PASOK podrían montarse en el carro de Syriza como última opción para salvar cara (y votos futuros).
Ciertamente, no estamos presenciando en Grecia el derrumbamiento del capitalismo mundial, pero sí el resquebrajamiento (similar a lo sucedido en la América Latina durante la década anterior) de uno de sus pilares centrales en épocas recientes, lo que podríamos llamar el “Consenso de Bruselas”. Habrá que ver en que dirección el viento soplará a Monsieur Hollande, pero la derrota de Sarkozy en Francia ciertamente hace más interesante la situación en el sur del continente europeo.
De repente resulta más plausible un escenario en que Angela Merkel y sus soplapotes se queden aislados, mientras las fuerzas anticapitalistas europeas – equivalentes o incluso más radicales que Syriza – cosechan los frutos de la rebelión. Por último, no está demás reflexionar sobre la amenaza fascista y su utilización crasamente cínica, histerizante y oportunista por los defensores del stats quo neoliberal, que son los principales responsables de su auge: eso se llama chantaje – quedaría más elegante decir abiertamente que están dispuestos a patrocinar la reacción más salvaje a fin de salvaguardar sus ganancias. Frente a esta posibilidad muy real, la respuesta no es la conciliación y la entrega, sino la preparación en todos los sentidos de las fuerzas populares anti-capitalistas para repudiar la embestida y avanzar.
En todo caso, si algo demuestra el caso griego, es que los resultados electorales solo son meros reflejos, mediciones anómalas, de los movimientos populares. La verdadera transformación radical, en Grecia, en Europa y en el mundo, sigue quedando hacia el futuro – y en la calle.
Fuente: bandera.org
http://sociologosplebeyos.wordpress.com/2012/05/18/analisis-sobre-las-elecciones-en-grecia-la-verdadera-victoria-esta-en-la-calle/
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