Una colaboración de dolores fontalvo

Este video está censurado, por favor, préstale atención a la brevedad y en forma minuciosa. El problema que hoy padecemos los seres humanos, no es por falta de una tecnología saludable, que nos sea propicia para la evolución de todos, basada en el sentido común, el bien común y que considere al planeta como sitio común. Se trata de un problema de conciencia, la cual se encuentra adormecida por los distractores que mantienen nuestra mente alejada de la realidad. Podríamos preguntarnos por qué la prensa oral y escrita, no difunde estos mensajes y si nos adormecen con lo superfluo. Es obvio, que la corrupción está instalada en el poder de todas las naciones -no sólo la nuestra-, y tiene como objetivo mantenernos en el ostracismo, negando la realidad trascendente que vive en el interior del hombre. Se trata simplemente, de mantener el gran negocio de globalización de la estupidez y la dependencia, para garantizar el manejo de los recursos planetarios. Pero debemos aceptar que no se puede despertar fumando marihuana o consumiendo cocaína, o psicofármacos, se despierta asumiendo que Ser Humanos, es una materia pendiente para toda la humanidad.

Ya nos hemos acostumbrado a vivir en un marco de violencia cotidiana y por lo tanto, hemos aceptado como normalidad, la anormalidad de conducta que nos caracteriza; en ocasiones, propia de los animales en cautiverio. Esta degradación, es base de nuestro decrecimiento interior, y requiere de un compromiso profundo con la Vida, para despertar conscientemente. Los pueblos originarios sienten a diario quebrar bajo su piel, la vitalidad de los ecosistemas, mientras que los mismos, son diezmados para apropiarse de sus tierras ancestrales, porque las mismas cotizan muy alto frente al mejor postor. Todo ésto es para seguir produciendo los malditos agrocombustibles, con una tecnología obsoleta, o para repartirse los recursos naturales, por parte de las grandes corporaciones. Pero siempre destruyendo los mejores suelos del planeta, con nuestro silencio cómplice. El miedo a la libertad lo sostiene el condicionamiento, mediante la reiteración de estículos subliminales. Sólo hace falta darnos cuenta, acerca de ¿quiénes somos?, ¿a donde vamos?, o ¿para qué hemos nacido en este suelo?, y quizás un día no lejano, nos sea posible abordar al despertar del colectivo social humanitario, con una calidad de vida diferente.

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