Uno de los sistemas ecológicos de mayor relevancia en nuestro planeta lo constituyen los humedales. Pero ¿qué son estos lugares de los que últimamente se habla tanto y por qué resultan tan importantes?

Los humedales, como su nombre lo indica son grandes espacios de tierra cuyo factor ambiental principal es el agua. En ellos habita una biodiversidad tan rica como en ningún otro sitio de la Tierra. Por esa razón, no es exagerado decir que de ellos depende la vida como la concebimos.

¿Cómo se define el humedal?

La categoría humedal es muy amplia e incluye cualquier área acuosa –pantanos, ciénagas, marismas, marjales, estanques de agua natural o artificial– donde la profundidad del agua, sea estancada, corriente, dulce o salobre, no exceda los 6 metros. Lo más distintivo de estos lugares es su vegetación característica adaptada exclusivamente a ese tipo de suelo húmedo.

Estado actual de los humedales

Aunque existen grandes extensiones del planeta que albergan humedales, estudios muy recientes indican que en general las áreas cubiertas por ellos se han reducido un 6 % durante las últimas dos décadas. La causa fundamental, obviamente, es el crecimiento de la población humana, que conlleva drenar y convertir en tierra habitada dichos sistemas.

Se conoce que el mayor humedal del mundo se encuentra ubicado en Brasil, pero igualmente sus extensiones van disminuyendo como consecuencia del desarrollo industrial y agrícola.

Importancia de los humedales

La visión común de un humedal para las personas es la de un lodazal sucio y repugnante, inútil para el ser humano; sin embargo, estos sistemas biodiversos son parte fundamental del medioambiente y cumplen funciones de gran importancia, tales como:

Son hábitats valiosos para la vida silvestre

Ya es hora de echar abajo la idea de que los humedales son sitios tristes e inhóspitos. En realidad, estos terrenos son el hogar de múltiples especies entre las que se cuentan: plantas, aves, mamíferos, anfibios, reptiles, peces e invertebrados. Allí obtienen su alimento, agua, madrigueras, sitios donde anidar y dar de mamar a las crías, refugios, etc. Existen incluso especies silvestres que necesitan del humedal para reproducirse.

Mantienen el agua limpia

Increíblemente los humedales funcionan como filtros naturales del agua. Las especies vegetales y animales que allí habitan, macroscópicas y microscópicas, eliminan en sus procesos vitales las impurezas que constantemente llegan procedentes de los hogares humanos. Estos sitios también filtran el exceso de algunos nutrientes en las aguas, como el fósforo y el nitrógeno, depositados allí por la industria y la agricultura.

Ayudan a reducir las inundaciones

Las lluvias torrenciales y los deslizamientos de agua causan muchas inundaciones a lo largo del planeta, sobre todo en la primavera. Una vez más estos maravillosos parajes vienen a rescatarnos: muchos almacenan el exceso de agua reduciendo los riesgos y la gravedad de dichos eventos climáticos. Esta agua se libera en los suelos convirtiéndose así en fuente para beber. La mayoría de los terrenos no es capaz de albergar la cantidad de agua que los humedales.

Protege de las erosiones

Como en los humedales coexiste una flora y fauna tan diversa, se produce una estabilización de los suelos que impide la erosión de fuerzas como las olas o las corrientes hidráulicas. Por otra parte, las plantas atrapan sedimentos de las aguas, lo que también fortalece el terreno frente a los factores erosivos.

A todas luces, nuestra perspectiva de los humedales debe cambiar radicalmente si queremos preservar nuestra ecología. Estas son áreas muy importantes para el funcionamiento de los distintos sistemas del planeta, vivos y naturales, y por esa razón urge protegerlos, lo que a la larga significa cuidar de la salud de todos.

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