Mary Midgley, la filósofa nonagenaria, cree que el vivir para siempre está sobrevalorado: es la calidad de vida, no la cantidad, lo más importante.
«Tenemos en muy alta consideración y respeto a la juventud, lo que hace la situación más difícil para la vejez» (Imagen: Sarah Lee/eyevine) |
Usted ha estado hablando mucho últimamente sobre el inmortalismo. ¿De qué se trata exactamente?
El inmortalismo es la idea de que la vida no sólo debería ser más larga, sino que debe continuar para siempre, y que la tecnología médica se encargará de que, sencillamente, no muramos. Se trata de un tipo de ideología, casi una religión, aunque es mucho más frecuente en EE.UU. que en el Reino Unido, por ejemplo. Se debe, en parte, a un exceso de confianza en la tecnología del siglo XX, y se ha mezclado con la ciencia ficción.
¿Por qué el deseo de vivir para siempre es un problema?
Mi crítica al inmortalismo es que resulta un desperdicio, el idealismo que arrastra conduce hacia una dirección inútil y requiere ser desviado. Ya existe demasiada gente en el mundo y esto no puede llegar a un número infinito. Otra dificultad es la desigualdad. Tal como están las cosas, los más privilegiados vivirían para siempre, en tanto que todos los demás morirán a un ritmo normal.
¿Y eso también nos hace más infelices?
Incluso conforme al ritmo que nuestra esperanza de vida ha ido en aumento, estamos empezando a tener problemas. La indignación que la gente expresa de no conseguir sus pensiones hasta que son mayores de 67 muestra que la idea de un ciclo de vida está firmemente arraigada y puede ser suficiente para la vida humana. Estoy hablando del grado de actividad de diferentes épocas de la vida, y eso no es algo que cambie con frecuencia, o que cambia mucho de una cultura a otra.
Lo que ha cambiado también es el respeto: tenemos en muy alta consideración y respeto a los jóvenes, y eso provoca una situación más difícil para cualquier persona mayor.
O sea, que incluso sin inmortalismo, el actual alargamiento de la vida resulta problemático
Los médicos tienen la costumbre de intentar que cada individuo viva un poco más. Creo que es una idea muy profunda. Se debería dar una mejor idea sobre la salud que no signifique necesariamente vivir más tiempo.
¿Cómo podemos reinventar la edad avanzada?
Tenemos que mejorar la calidad de vida, no la cantidad. Por ejemplo, la distribución del trabajo es ridícula. Las personas de mediana edad trabajan demasiado tiempo y se espera que pronto se detenga. El trabajo a tiempo parcial es una buena idea, pero no se ha instalado suficientemente en nuestra sociedad. Es importante para las mujeres con niños, pero también es muy importante para las personas mayores.
Cuando Steve Jobs descubrió que se estaba muriendo de cáncer, hizo esta observación interesante, sobre qué era lo mejor que le había podido pasar, ya que él tenía claras sus prioridades. Dijo que aunque nadie quiere morir, la muerte es el mejor invento de la vida, es un mecanismo de cambio.
¿Qué pasa con su vida, ahora que está en sus noventa años?
No nos hemos recuperado de la idea de que el envejecimiento es un terrible desastre y que de alguna manera debe desterrarse. Yo nunca participé de eso. Si no te ocurre nada malo, uno sigue haciendo lo que está haciendo y buscando más. Tengo la suerte de estar en este tipo de trabajo, donde puedo simplemente seguir haciendo lo que me gusta y no ser retirada forzosamente. Me siento débil pero no estoy seriamente enferma. El pensamiento de una vida inútil es lo que resulta un problema.
Perfil: Mary Midgley es una filósofa moral, llamada en el Reino Unido el “azote más frontal a las pretensiones científicas«.
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