Tombuctú, la ‘ciudad de los 333 santos’ conocida también como ‘la perla del desierto’, es víctima de los islamistas radicales. El grupo Ansar Dine (‘Protectores de la Fe’) que tomó el control de la localidad declaró que va a acabar con sus antiguas tumbas sufíes, patrimonio de la humanidad desde 1988. Al parecer tiene una disposición muy firme a cumplir con su amenaza. En total, la parte vieja de la ciudad africana situada al norte de Malí cuenta con 16 mausoleos y cementerios de los santos sufíes (aparte de tres mezquitas) que forman parte de la lista de la UNESCO. En los últimos cuatro días han sido destruidas cuatro de las tumbas antiguas. La destrucción empezó el viernes, día en el que los lugares musulmanes de peregrinaje y adoración son visitados tradicionalmente por el mayor número de creyentes. Según testigos, los extremistas rompieron las puertas de madera del mausoleo y gritaron a la gente que saliera. Gritaban que rezar a los santos que de vida eran gente común y corriente es idolatría y pecado mortal para un verdadero musulmán. Una vez los creyentes estaban fuera, los Ansar Dine intentaron prender fuego a la construcción, tirando dentro telas en llamas, pero fracasaron. Entonces, recurrieron a azadas y formones. Al día siguiente, volvieron al lugar con equipamiento especial, grúas y topadoras. El tercer día continuaron las labores de destrucción otra vez manualmente. El lunes arremetieron contra una de las puertas de la mezquita de Cid Hiaya el-Nayyar, uno de los santuarios islámicos más antiguos de África Occidental que recuerda la edad de oro de Tombuctú. Está hecha de arcilla, para edificarla se necesitaron 40 años, entre 1400 y 1440. Según la leyenda, el día que la puerta derrumbada de la mezquita se abriera sería el fin del mundo. Entre los mausoleos sufíes demolidos está la tumba de Sidi Mahmoud, un sabio fallecido en 1548 a quien los creyentes consideran capaz de atraer la lluvia a través de la bendición de Dios. Otras tumbas destruidas hasta el momento son las de Sidi El Moctar, Alpha Moya y la del jeque El Quibir. Otra preocupación de los científicos son los manuscritos antiguos. Tombuctú, que tiene una larga historia como intersección de la ruta comercial transahariana de norte a sur, también fue capital intelectual y centro para la propagación del islam en toda África entre los siglos XIII y XVII. Incluso ha tenido una de las primeras universidades del mundo. Desde aquella época sus bibliotecas heredaron una gran colección de unas 700.000 piezas escritas, copiadas o importadas a la ciudad. Unas 20.000 de ellas se consideran de gran valor, remontándose algunas al siglo XII. Según los especialistas, la situación actual no permite garantizar la seguridad a esta colección única. Los asaltos contra los valores sufíes en Tombuctú son un ataque contra la humanidad, según la directora general de la UNESCO, Irina Bokova. El presidente del Comité del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, Kishor Rao, por su parte, subraya que la organización se dirigió ya a la Interpol y acentuó que desde hace tiempo en Malí funciona una misión especial que se dedica a responder a las amenazas culturales en el país. Detalló, además, que se considera la posibilidad de crear un fondo especial de emergencia para apoyar esta misión. AFP AFP
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