Una pastilla de yoga para la depresión

Según un estudio de la universidad de Las Palmas de Gran Canaria, publicado por la revista ‘Public Health Nutrition’los consumidores de comida rápida tienen el doble de riesgo de padecer depresión. 

Por lo leído en este estudio que ha costado 6 años de investigación siguiendo a un grupo de 9.000 participantes, se confirma que las personas que más alimentos grasos consumen «son más propensos a estar solteros, ser menos activos y tener un patrón dietético peor, con un consumo menor de fruta, frutos secos, pescado, verduras y aceite de oliva». Pero este grupo de personas también tiene otros hábitos poco saludables, como son «fumar y trabajar más de 45 horas semanales». También que el consumo de comida basura está en una relación directa y cuantitativa con la depresión: cuanta más se ingiere mayor es el riesgo de depresión.

Es muy fácil poner en relación esta noticia de agosto del 2011 con el tipo de alimentación que el yoga aconseja a sus adeptos porque la considera saludable desde hace siglos. Sabemos que los alimentos tienen las mismas tres cualidades básicas que cualquier otro elemento de la naturaleza, incluidos nosotros: lo sáttvico, lo tamásico y lo rajásico.

Los alimentos sáttvicos potencian la vida, la pureza y la paz mental, nos dan energía y vigor inmediato. Son aquellos alimentos naturales poco elaborados, fundamentalmente vegetarianos, como los cereales, los frutos secos, semillas y legumbres, la fruta, que es el alimento más importante en la dieta de los yoguis, la miel y productos derivados de la leche (hoy en día es mejor el yogur) que eran el sustituto proteínico de la carne en un país donde la vaca era sagrada.

Los alimentos rajásicos tienen que ver con los productos picantes, salados y fuertemente sazonados, secos, o muy calientes o muy fríos que inducen a una hiperactividad incesante y desequilibrada, pasiones descontroladas con euforia y depresión alternativas, un comportamiento tendente a lo bipolar. El azúcar refinado, los refrescos, las mostazas tratadas, las especias fuertes y los alimentos demasiado picantes, amargos, agrios o salados son rajásicos, y los yoguis procuran evitarlos porque producen tensión y confusión mental y emocional.

Por fin, los alimentos tamásicos son aquellos que siguen un principio tanático, que diría el psicoanálisis. Contienen cualidades de inercia, inactividad y destrucción de la naturaleza, dice el yoga. Se deben evitar las carnes, pescados, el consumo de alcohol, el tabaco, la comida rancia o avinagrada, las setas, etc. Cualquier alimento frito en mucho aceite se convierte en tamásico, lo que nos lleva directamente a las modernísimas conclusiones de la investigación de la Universidad de Las Palmas.

Pero probablemente lo más importante sea en nuestra sociedad disminuir la ingestión de comida. Los alimentos nutren y dan vida y energía hasta un punto para convertirse en un veneno cuando lo traspasan. Entonces se convierten en colesterol, ácido úrico, azúcar y obesidad que hay que eliminar bajo peligro de muerte. Los hábitos sociales de comunicación, la depresión, la búsqueda obsesiva del placer y el aburrimiento vital están detrás de una ingesta  excesiva de comida.

El yoga es muy cuidadoso con todo lo que pueda ser convertido en una afirmación fanática, y no se olvida de decirnos que todo y todos/as tenemos en distinta proporción las tres cualidades básicas de la naturaleza. Más allá de los condicionantes culturales y económicos de cada época no se trata tanto de seguir un régimen estricto como de ser sensibles a nuestro cuerpo, estar atentos a lo que nos señala y comprender lo que nos sienta bien y lo que nos sienta mal.

Hay que olvidarse de aquello: “Está muy rico aunque después me acuerdo toda la tarde porque me sienta fatal” o “Está buenísimo, pero después no queda más remedio que dormir una siesta de pijama y orinal”, que decía nuestro antiyogui Camilo José Cela. Según vamos avanzando en nuestra práctica sentimos que el cuerpo nos señala con más claridad lo que necesita y lo que rechaza.

Ya lo dice el Bhagavad Guita (XVII, 8,9,10): “Alimentos que aumentan la vitalidad, el vigor, la salud, el bienestar y el apetito, que son sabrosos, ricos, sustanciosos y agradables, son los preferidos por el sáttvico.
Alimentos que son amargos, ácidos, salados, muy condimentados, picantes, secos, ardientes, que causan dolor, sufrimiento y enfermedad, son los preferidos por el rajásico.
Alimentos que se han enfriado, ínsipidos, descompuestos, rancios, impropios para el sacrificio, son los preferidos por el tamásico.»

http://unyoguiencuatrocaminos.blogspot.com.es/2012/07/una-pastilla-de-yoga-para-la-depresion.html

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