Los investigadores apuntan hacia una nueva forma de clasificar los trastornos.
Para explicar su investigación sobre los trastornos mentales, el profesor adjunto de Psicología, Joshua Buckholtz, probablemente empezaría con una pregunta que tiene que ver más con la medicina básica, ¿cuándo se padece gripe de apendicitis?
La respuesta, por supuesto, no existe. Cada una de estas enfermedades está asociada con un conjunto de causas y efectos biológicos muy específicos, y nada superpuestos. Entender cuáles son, explicó Buckholtz, permite a los médicos distinguir entre los dos con una precisión casi perfecta. Por desgracia, añadió, no puede decirse lo mismo de los trastornos mentales.
«Tenemos unos criterios de clasificación muy bien definidos de los trastornos físicos, como la gripe y la apendicitis», continuó. «Y existe una suposición de que tenemos igualmente bien elaborados y válidos criterios de clasificación para los trastornos mentales; sin embargo, en los últimos años, la gente ha venido dándose cuenta de que este modelo de estricta separación categórica de los trastornos mentales, simplemente, no refleja lo que vemos en la clínica».
Según Buckholtz, reunir criterios de diagnóstico para varios trastornos psiquiátricos es la regla, más que la excepción. En medicina, esto sería como tener muchos pacientes que desarrollan la apendicitis y la gripe al mismo tiempo. «Esto nos está diciendo que, o bien una gran cantidad de gente que tiene la mala suerte de estar afectada por varios trastornos distintos y únicos al mismo tiempo, o que algo está muy mal en cuanto a nuestro método de clasificación de los trastornos psicológicos».
El 21 de junio, en un artículo publicado en Neuron, Buckholtz y Andreas Meyer-Lindenberg, un investigador del Instituto Central de Salud Mental y de la Universidad de Heidelberg en Alemania, identificaron una razón biológica para que esa desconexión. Partiendo de lo que sabemos sobre las causas genéticas de la enfermedad mental y sus efectos sobre el cerebro, propusieron que muchos de los trastornos mentales parecen compartir síntomas, porque los genes de estas enfermedades mentales causan cambios en los circuitos cerebrales clave, y que afectan a una amplia gama de procesos cognitivos.
«Nuestro objetivo con este trabajo fue determinar, de forma biológicamente convincente, lo que vemos en la clínica (práctica), que hay un conjunto básico de síntomas que se superponen en las fronteras del diagnóstico», dijo Buckholtz. «En cuanto a las causas genéticas de la enfermedad mental, se va poniendo de manifiesto que, a falta de un término mejor, los genes son no-creyentes cuando se trata de criterios de diagnóstico.
«Las diferencias genéticas individuales causan una variabilidad de formas de la función de los circuitos cerebrales», continuó. «Estas diferencias llevan a una amplia gama de variabilidad cognitiva, emocional y motivacional, y a la función social que podemo en las gene que nos rodea. Los genes específicos que están involucrados, y la forma en que estos genes interactúan con los ambientes a los que estamos expuestos, determinan cómo se comportan los circuitos específicos del cerebro. Cuando estos circuitos no funcionan bien, esto se expresa como un déficit en el que cualquier dominio de la cognición es soportado por el circuito ‘enfermo’. Cuando estos déficits causan una disfunción en la vida cotidiana, lo llamamos síntoma. Y cuando estos síntomas alcanzan el suficiente menoscabo de la persona, ésta viene a la clínica y recibe un diagnóstico.»
Estos hallazgos son el resultado de una revisión de cientos de artículos, en la que examinaron los patrones de disfunción de los circuitos cerebrales de muchos trastornos diferentes, y de cómo la variabilidad de los genes responsables de la señalización del neurotransmisor, o neurona de crecimiento, dan lugar a esta disfunción. Basándose en esta revisión, Buckholtz destacó que, los investigadores pudieron identificar cuatro circuitos del cerebro que están asociados con los síntomas cognitivos, emocionales, motivacionales y sociales, y que abarcan una amplia gama de trastornos.
«Lo que puedo decir es que los factores de riesgo genéticos y medio ambientales de las enfermedades mentales producen cambios graduales en la función de uno o más circuitos cerebrales, produciendo cambios graduales en los procesos cognitivos soportados por tales circuitos», explicó. «Los cambios en estos procesos cognitivos producirán variables en la expresión de los síntomas que se comparten a través de múltiples trastornos.»
Un posible impacto de los resultados de este documento, podría venir del trabajo de los investigadores para diseñar una nueva manera de clasificar los trastornos mentales.
En la actualidad, el referente del diagnóstico psiquiátrico es el Manual de Estadística y Diagnóstico de los Trastornos Mentales, también conocido como el DSM. Aunque inicialmente se creó como una manera de estandarizar el diagnóstico de los trastornos psicológicos entre los clínicos, la separación categórica de los trastornos descritos en el DSM no parece coincidir con la realidad de cómo las personas desarrollan una enfermedad mental. De acuerdo con Buckholtz, «mientras que los síntomas que experimentan esas personas son absolutamente reales, los trastornos en sí mismos —como entidades únicas, independientes y ontológicamente válidas—, no lo son». En otras palabras, la diferencia entre la gripe y el apendicitis no es lo mismo que la diferencia entre la esquizofrenia y una gran depresión.
«El enfoque inicial de la DSM era confiable, clínicos independientes podían llegar a una misma respuesta», apuntó Buckholtz. «Las categorías descritas en el DSM llegaban a adquirir una vida propia, y la gente pensaba que era como decía Steven Hyman, ex-decano de la Universidad de Harvard, clases naturales».
Las conclusiones del documento, sin embargo, apuntan a la posibilidad del revés el sistema actual, y basar la clasificación de los trastornos no basado en sus síntomas externos, sino en sus causas comunes.
«Este campo está empezando a intentar avanzar hacia una clasificación de las enfermedades mentales basada en la neurobiología. En este sentido, argumentamos que los circuitos son de un nivel significativo de análisis para esta labor», explicó Buckholtz. «Al tratar de aclarar los vínculos entre los factores de riesgo, los circuitos cerebrales, los procesos cognitivos y los síntomas, creo que podremos llegar a una clasificación más precisa de las dimensiones de la psicopatología.»
– Imagen: Joshua Buckholtz. Fotografía de Stephanie Mitchell
– Título original «A fresh look at mental illness»