La auditoría realizada por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos reveló que el Servicio de Impuestos Internos del país perdió supuestamente 5.200 millones de dólares en 2011 y en los próximos cinco años podría perder otros 21.000 millones debido a los fraudes relacionados con robos de identidad.
A lo largo del año pasado el Servicio de Impuestos logró detectar 940.000 intentos fraudulentos de solicitar una devolución. Sin embargo, se estima que en torno a 1,5 millones de casos pasaron desapercibidos y los estafadores que asumieron la identidad de un muerto, un niño o de alguien que normalmente no tiene que presentar declaraciones de ingresos lograron quedarse con las remuneraciones solicitadas. Según el Servicio, el incremento del robo de identidades es uno de sus desafíos más serios.
Por ejemplo, los revisores fiscales descubrieron una dirección en Lansing (Michigan) que había sido usada en 2.137 declaraciones de ingresos separadas. El Servicio de Impuestos en su momento reembolsó más de 3,3 millones de dólares a esta dirección. En otro caso, depositó 590 devoluciones para un total de 900.000 dólares en la misma cuenta bancaria. Analizando por qué los especialistas del Servicio no detectaron que estos 1,5 millones de solicitudes eran fraudes, los auditores descubrieron que en el 80% de los casos el montante del reembolso solicitado era tan bajo que se quedaba fuera de la vista del filtro de fraudes del Servicio y no tuvo una inspección más detallada.
En cuanto a los casos en los que sí se realizó una revisión más detallada, a menudo el Servicio no logró verificar los datos proporcionados. Según los expertos, los estafadores aprendieron no solo a usar identidades robadas, sino también a aprovecharse de las brechas en el sistema de pago de impuestos vigente en EE.UU.
Los contribuyentes pueden empezar a llenar sus declaraciones a mediados de enero, mientras que los empleadores e instituciones financieras no tienen que presentar documentación sobre ingresos e impuestos percibidos sobre los salarios de los contribuyentes (los impuestos que los empleadores pagan directamente al Gobierno por un empleador) antes de finales de marzo. Esto significa que el Servicio de Impuestos emite reembolsos a menudo antes de poder averiguar la veracidad de los datos indicados en las declaraciones de los contribuyentes. Los ladrones se aprovechan también de la vulnerabilidad de los métodos que el Servicio de Impuestos usa para entregar devoluciones.
De los 1,5 millones de fraudes no detectados, en 1,2 millones de casos se usaron depósitos directos, incluyendo tarjetas de débito precargadas. Los cheques en papel son una opción bastante menos elegida por los estafadores, ya que para recibir estos cheques se necesita una dirección física y un carné de identidad con foto a nombre del contribuyente para cobrarlos en efectivo. Según el activista Juan José Gutiérrez, el hecho de que los casos de fraude que pasan desapercibidos para el Servicio de Impuestos de EE.UU. sean mucho más numerosos que los detectados se debe a que la prioridad de las autoridades no es combatir el fraude, sino asegurar que los ciudadanos paguen todos los impuestos que les correspondan. Por otro lado, Gutiérrez acentúa que los resultados de la auditoría dañarán mucho la imagen ya desprestigiada del Servicio. «Antes de implementarse la siguiente subida drástica de los impuestos prevista para el año próximo, el Congreso y el Ejecutivo necesitan tomar medidas para blindar el sistema en contra del fraude. Si no lo hacen, toda la estructura del sistema de impuestos pudiera entrar en una crisis irreversible de credibilidad con la ciudadanía estadounidense», insiste el analista.
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