La cifra de muertos por los enfrentamientos entre hombres armados rivales pro y anti Damasco en la ciudad de Trípoli se ha elevado a menos a 10, en los enfrentamientos que los residentes de la ciudad describen como algunos de los más pesados desde la guerra civil del Líbano. Más de 100 personas han resultado heridas en los combates que estallaron esta semana a lo largo de una zona conflictiva y sectaria entre el distrito sunita de Bab al-Tabbaneh y la zona alauita de Jebel Mohsen.
James Bays, de Al Jazeera, informando desde Trípoli este miércoles, dijo que el alcalde de la ciudad había convocado una reunión de urgencia para tratar de negociar el fin de los combates, pero que no hay solución a la vista. Y el ejército dijo que abrirá conversaciones con los ancianos de la ciudad para restaurar la estabilidad. La última ronda de enfrentamientos han sacudido la frágil situación de seguridad del Líbano, que vivió bajo tres décadas de dominio sirio y sigue estando profundamente dividida entre partidarios y opositores del gobierno de Damasco. Entre los muertos había un niño de 13 años de edad, mientras que otras 100 personas han resultado heridas, entre ellas un niño de seis años que estaba paralizado por una herida de bala además de 15 soldados, dijeron fuentes de seguridad.
La lucha estalló por primera vez la noche del lunes en Trípoli, el hogar de una comunidadsunita hostil al presidente sirio, Bashar al-Assad, y alauitas, una rama del Islam chiíta a la que el líder pertenece. La violencia en Trípoli, la segunda ciudad del Líbano, ha visto ya en acción ametralladoras y el disparo de cohetes antitanque.
El primer ministro Najib Mikati, natural de Trípoli, elevó el miércoles su preocupación por «los esfuerzos para arrastrar al Líbano cada vez más adentro del conflicto en Siria cuando lo que se requiere es que los líderes cooperen para proteger al Líbano del peligro.»
Las autoridades han dado instrucciones a las fuerzas militares y de seguridad «para poner la situación bajo control, para prohibir toda presencia armada y arrestar a los implicados» en la violencia, dijo en un comunicado.
Más tarde, un comunicado del ejército dijo: «Debido a la gravedad de la situación y con el fin de prevenir los intentos de arrastrar a todo el Líbano a un estado de malestar … el mando del ejército anuncia que entablará un diálogo con los líderes de la ciudad y los funcionarios, particularmente en Bab al-Jabal Mohsen y Tebbaneh».
Francia y Estados Unidos han expresado su preocupación por el reciente recrudecimiento y advirtieron en contra de una extensión del conflicto sirio.
Los últimos disturbios en Trípoli, que ha sido escenario de varios incidentes mortales en el último año, sigue a una ola de secuestros de ciudadanos libaneses en Siria y de sirios que viven en el Líbano.
La semana pasada, un grupo armado libanés chiita del clan afirmó que había secuestrado a unos 20 sirios en represalia por el secuestro de un miembro de su familia por un grupo rebelde sirio, que lo acusaron de ser un francotirador del movimiento chiíta Hezbolá.
Hezbolá, considerada la fuerza militar más poderosa del Líbano, ha negado cualquier relación con el miembro del clan o los secuestros.
Mientras tanto, el Consejo Nacional de la oposición siria ha acusado a las autoridades de no actuar ante los ataques y culpan implícitamente a Hezbolá, que encabeza una coalición de gobierno en el Líbano.
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