Dos adolescentes tibetanos se autoinmolaron en China para protestar contra la represión comunista china de las  prácticas culturales tibetanas, con lo que el número de autoinmolados desde 2009 asciende a 51, según la organización de derechos humanos Free Tibet.

 Un monje de 18 años de edad, Lobsang Kalsang, y Damchoek, un ex monje de 17 años de edad cuyo apellido no fue proporcionado, se autoinmolaron el lunes frente al monasterio de Kirti en Ngaba, un lugar en la provincia de Sichuan donde se han llevado a cabo numerosas inmolaciones, según Free Tibet.

Ambos fueron trasladados al Hospital Barkham por funcionarios chinos y murieron más tarde, manifestó esta organización de derechos humanos con sede en Londres.

Monjes relataron que los jóvenes «fueron vistos caminando con llamas saliendo de sus cuerpos antes de que cayeran al suelo», según otro grupo de derechos llamado The International Campaign for Tibet, también conocido como Save Tibet.

Después del incidente las autoridades chinas detuvieron a Lobsang Palden, un compañero de cuarto de Lobsang Kalsang.

Damchoek es hermano de una monja tibetana adolescente que se prendió fuego en febrero.

Save Tibet cree que los dos que se prendieron fuego el lunes eran primos.

Estas muertes marcaron el número 50 y 51 de autoinmolaciones  desde febrero de 2009, cuando un joven monje llamado Tapey se prendió fuego cerca del monasterio de Kirti.

Los dos adolescentes tibetanos gritaban consignas contra las políticas chinas que afectan a Tíbet, informó Radio Free Asia citando testigos. El régimen chino ha ocupado la región desde la década de 1950 y la  reclama como territorio chino desde entonces.

«Testigos los vieron  correr unos 20 pasos con sus cuerpos en llamas y luego cayeron al suelo», declararon a la emisora de radio dos monjes exiliados en India.

Después de su muerte en el hospital, «no se dispone de información sobre si las autoridades han entregado los cuerpos a sus familiares», añadieron los monjes.

En mitad de las autoinmolaciones, las autoridades chinas en los últimos meses han reprimido duramente las zonas tibetanas en el país, especialmente Lhasa, la capital de la Región Autónoma Tibetana.

La semana pasada un residente describió Lhasa como «una gran prisión», llena de  escáneres corporales, puestos de control y un gran número de fuerzas de seguridad chinas recorriendo el área. A los tibetanos de fuera de la ciudad no se les permite entrar a menos que tengan la correcta identificación, explicó otro residente.

Además, alrededor de 1.000 personas fueron detenidas en el Condado de Driru en la Región Autónoma Tibetana hace varios días, lo que sugiere que el régimen chino está tratando de reprimir la disidencia.

La represión es probablemente un signo del deseo del Partido Comunista Chino de «mantener la estabilidad» antes del XVIII Congreso Nacional, cuando el liderazgo del partido transferirá el poder a una nueva generación de líderes.

En febrero, funcionarios comunistas chinos publicaron una advertencia al gobierno regional tibetano para que tomaran medidas drásticas contra la disidencia en relación a las auto-inmolaciones.

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