La NASA lanza dos sondas para estudiar el impacto de las tormentas solares

Dos sondas más que se juntan a las ya existentes para monotorizar el sol y en concreto las tormentas solares.

Parece que definitivamente se decanta el peligro de 2012 y 2013

La Agencia Espacial estadounidense (NASA) lanzó este jueves desde Cabo Cañaveral (Florida) un cohete Atlas V que debe poner en órbita dos sondas para estudiar la influencia del Sol sobre la Tierra y los anillos de radiación que la rodean.

El lanzamiento se produjo a las 08.05 GMT después de dos aplazamientos la semana pasada, primero debido a un fallo técnico y luego al mal tiempo reinante en la zona por la cercanía de la tormenta tropical ‘Isaac’.

El cohete propulsor utilizará y desechará sus segmentos hasta llevar, una hora y 31 minutos después del despegue, las dos sondas a su órbita.

La misión Radiation Belt Storm Probes (RBSP, por sus siglas en inglés) tiene como objetivo estudiar los Cinturones de Van Allen, dos anillos gigantes de plasma que envuelven la Tierra y donde se concentran las partículas electrificadas que conforman el 99 por ciento del Universo, más allá de la atmósfera protectora terrestre.

Con ello, los científicos pretenden conocer mejor el clima espacial cercano a la Tierra y proteger a los humanos y sus sistemas electrónicos de las tormentas geomagnéticas, pero también estudiar el plasma, un entorno tan distinto al nuestro que es considerado crucial para comprender la composición de cada estrella y galaxia, según la NASA.

Estos anillos de superficie toroidal son las áreas en las cuales los protones y electrones circulan, en espiral y en gran cantidad, entre los polos magnéticos de la Tierra.

El cinturón de Van Allen interior se extiende desde unos 1.000 kilómetros sobre la superficie terrestre hasta más allá de los 5.000 kilómetros, y el exterior entre los 15.000 y los 20.000 kilómetros.

Gran velocidad y energía

Las sondas se han diseñado para analizar la forma en que el Sol, y en particular las tormentas solares, afectan al entorno terrestre en varias escalas de espacio y tiempo, y deberán operar en condiciones difíciles.

Otros satélites que orbitan en la región están programados para apagar sus sistemas o protegerse cuando ocurren intensas tormentas solares, pero los de esta misión seguirán recolectando información y por eso se han construido para que soporten el bombardeo de partículas y radiación en los cinturones de Van Allen.

La misión es parte del programa ‘La vida con una estrella’, cuyo objetivo es el estudio de los procesos fundamentales que pueden haber originado al Sol y que inciden en el conjunto del sistema solar.

Los instrumentos de las sondas proporcionarán las mediciones que los científicos necesitan para comprender no solo el origen de las partículas electrificadas, sino también los mecanismos que dotan a esas partículas de su gran velocidad y energía.

Las dos sondas tendrán órbitas excéntricas casi idénticas, que cubren toda la región de los cinturones de radiación, y los satélites se cruzarán varias veces en el curso de su misión.

Su forma es octogonal, pesan más de 635 kilogramos cada una y miden 1,85 metros de ancho, con unos 90 centímetros de altura.

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