CONAKRY, sep (IPS) – «Nuestra primera cosecha de arroz ya está, y estamos preparándonos para sembrar de nuevo», dice casi con soberbia Kafoumba Koné, echando un vistazo a las tierras de labranza en el sudoriente de Guinea.
«Otros agricultores que no probaron el Nerica todavía preparan su única cosecha del año», agrega Koné, de 49 años. El predio que labora, de 140 hectáreas, se encuentra en la prefectura de Beyla, en el sudoriente de este país de África occidental.
Con otros 24 campesinos más jóvenes, Koné cosechó a comienzos de agosto casi 700 toneladas de Nerica, acrónimo en inglés de Nuevo Arroz para África, una variedad mejorada que se está adaptando bien al suelo poco fértil de la región.
Obtuvieron 294.000 dólares por la venta de la cosecha de arroz. La tercera parte se destinó a pagar deudas, pero les quedó un buen margen, depositado en una flamante cuenta en el banco rural más cercano, mientras se aprestan a volver a la siembra.
La actual producción arrocera de Guinea no alcanza a cubrir las necesidades de sus 10 millones de habitantes.
Según el Ministerio de Agricultura, el déficit arrocero es de 240.000 toneladas por año, que deben importarse de Tailaindia y Vietnam y corresponden a casi un quinto del consumo anual de 1,26 millones de toneladas.
«Es tiempo de que empecemos a reevaluar nuestra dependencia del arroz importado. Necesitamos aumentar nuestra producción», ha dicho el ministro de Agricultura, Jean-Marc Telliano.
Este año, la Agencia Nacional para la Promoción Rural y la Extensión Agrícola puso 500 toneladas de semillas de Nerica a disposición de pequeños productores como parte de un proyecto de un millón de dólares para incrementar la producción.
«Esta variedad es un cruce de especies africanas y asiáticas. Rica en proteínas, es apreciada por los consumidores de Guinea, donde este cereal es un alimento básico», afirma Ali Condé, director de la Agencia.
Los agricultores de Beyla y de la vecina Kérouané han adoptado con entusiasmo el Nerica, como atestigua una recorrida de IPS por la zona.
En Kérouané, un grupo de 17 campesinos cultivaron Nerica en 130 hectáreas. En esta parte del país no falta tierra arable, y la comunidad local accedió sin problemas a cederles ese extenso predio.
«Obtuvimos unas 645 toneladas de arroz con cáscara», dice Mohammad Dioubaté, quien está al frente del colectivo de Kérouané. Una porción de la siembra será para consumo de los propios agricultores, pero la mayor parte se venderá a clientes de todo el país.
Un saco de 100 kilogramos de arroz se vende a unos 42 dólares, lo que significa un ingreso bruto de aproximadamente 270.000 dólares por los últimos tres meses de trabajo, dice Dioubaté a IPS.
«La introducción de esta variedad en 2012 ha sido una bendición», agrega. «Ahora podemos tener dos cosechas al año; antes era imposible».
Abdoulaye Sangaré, que se dedica a la extensión agrícola en la región, señala que «incluso es posible obtener tres cosechas por año, porque el ciclo de cultivo de este arroz es en realidad de 90 días».
Según Sangaré, el Nerica está perfectamente adaptado a las condiciones locales: suelos pobres y agricultores sin recursos para regar ni para aplicar fertilizantes y pesticidas.
Los beneficios ya se sienten en el mercado local. «El precio del arroz se redujo en nuestra región», afirma Sarata Keita, vendedor del cereal en Kérouané.
«Ahora, un kilogramo cuesta entre 3.000 y 4.000 francos (menos de un dólar), mientras que antes el precio era de entre 5.000 y 6.000», señala.
Pero los agricultores se quejan de la falta de maquinaria agrícola, que les permitiría una cosecha veloz y más eficiente.
«Cosechamos con hoces, y trillamos y limpiamos a mano», describe el agricultor local Samouka Kourouma. «Seríamos más felices con descascarilladoras mecánicas y otros equipos».
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