BANGKOK, 18 sep (IPS) – Los planes de Tailandia para afrontar las inundaciones recibieron un duro golpe cuando el río Yom, crecido por las lluvias, destruyó los diques de Sukhothai.
La primera ministra Yingluck Shinawatra visitó la semana pasada esa histórica ciudad, ubicada 430 kilómetros al norte de Bangkok, y reactivó las operaciones de ayuda lanzadas en 2011 cuando las llanuras centrales del país, capital incluida, fueron golpeadas por las peores inundaciones en la historia tailandesa.
Las barreras creadas para frenar el río necesitaban reparación, pero esto «no se hizo luego de las inundaciones del año pasado», admitió el ministro de Ciencia y Tecnología, Plodprasop Suraswadi, en conversación con una radio local.
Las inundaciones de la semana pasada fueron marginales comparadas con las de 2011. No obstante, por el momento en que se produjeron y porque pudieron haber afectado también a otras ciudades, pusieron en jaque a la administración de Yingluck, que lleva apenas un año en el poder.
Las últimas inundaciones se produjeron dos semanas después de que el gobierno presentara sus planes para controlar las crecidas de los ríos. Las autoridades promocionaron la estrategia orgullosamente como «una nueva actitud para afrontar las inundaciones en las áreas urbanas».
Los planes, por 11.500 millones de dólares, fueron concebidos para evitar errores del pasado, y tienen el objetivo de «ir más allá de simplemente proteger los centros urbanos», dijo el experto tailandés en inundaciones Anond Snidvongs.
«El principal objetivo es aceptar la necesidad de convivir con los impactos del cambio climático», añadió.
Los planes procuran introducir una nueva forma de administrar la red de ríos y canales en las regiones centrales de este reino.
«El manejo del agua en el pasado tenía el objetivo de asegurar que los productores de arroz recibieran un suministro sostenido durante la temporada seca», dijo Anond, director del centro regional para Asia sudoriental del Global Change System for Analysis, Research and Training, con sede en Bangkok.
«Ahora, la política ha cambiado para que el manejo del agua tenga también el propósito de afrontar las inundaciones», añadió.
Estos pasos van de acuerdo con las «estrategias a largo plazo de adaptación al cambio climático» que los países deben explorar, dijo el experto a IPS. «Este es el futuro de la infraestructura para el manejo del agua».
Los pasos tentativos que está dando Tailandia luego del desastre natural del año pasado, que mató a 815 personas, afectó a más de 13 millones y provocó daños por 45.000 millones de dólares, ayudan a amplificar un mensaje en el que ha insistido el Banco Asiático de Desarrollo (BAsD).
En agosto, el BAsD, con sede en Manila, divulgó un informe que hizo sonar la alarma: «El crecimiento de las poblaciones urbanas indica que más de 400 millones de personas en ciudades asiáticas estarán en riesgo de sufrir inundaciones para 2025».
«A menos que esto se maneje adecuadamente, estas tendencias podrían llevar a una propagada degradación ambiental y a una caída en los estándares de vida», alerta el estudio.
Ciudades como Bangkok, Dhaka, Ho Chi Minh y Tianjin están en alto riesgo de sufrir inundaciones tanto costeras como hacia el interior del territorio. Así lo reveló el informe «Green Urbanisation in Asia: Key Indicators for Asia and the Pacific 2012» (Urbanización verde en Asia: indicadores clave para Asia y el Pacífico 2012).
«La urbanización incrementa la vulnerabilidad, porque la pérdida de vidas y de bienes es mucho más grande en las ciudades que en el campo cuando hay un desastre», añade.
Muchas ciudades asiáticas fueron construidas sobre los deltas de grandes ríos, por lo cual «no sorprende que sean propensas a sufrir inundaciones», afirma.
«Pero el aumento de las inundaciones por el cambio climático bien podría presionar a la infraestructura de esas ciudades más allá de su actual capacidad, como ocurrió en Bangkok a fines de 2011», advierte.
Toda la región intenta extraer lecciones de las inundaciones que sufrió Tailandia y su impacto en sus planes de manejo del agua.
«Es difícil, si no imposible, tener ciudades a prueba de desastres», admitió Jerry Velasquez, coordinador regional para Asia y el Pacífico de la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres (EIRD), de la Organización de las Naciones Unidas.
«Sin embargo, sería posible reducir los impactos», dijo a IPS.
Las ciudades asiáticas son más vulnerables debido a su patrón de crecimiento económico, indicó Velasquez, tomando como ejemplo la cuenca del río Chao Phraya, que baña a Bangkok pero también a 30 por ciento de las tierras tailandesas, y en las que vive 40 por ciento de la población.
«Es también la zona en que se genera 66 por ciento del PIB (producto interno bruto) y donde trabaja 78 por ciento de la población», dijo Velasquez.
«Esto significa que los patrones de desarrollo han dejado a Bangkok extremadamente expuesta a un desastre», afirmó.
La situación en toda Asia no es muy diferente, alerta la EIRD, considerando que la región sufrió pérdidas totales el año pasado por 294.000 millones de dólares a causa de desastres naturales.
Elaborar e implementar un plan para afrontar inundaciones sigue siendo un viaje por aguas inciertas, como descubrió el gobierno tailandés la semana pasada
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