N’DJAMENA, sep (IPS) – Chad tiene más de 400.000 kilómetros cuadrados de tierras cultivables, pero las precipitaciones son escasas y las técnicas agrícolas muy básicas, lo cual ha dejado a este país de África central con un déficit de granos en los últimos dos años.
El gobierno ahora apela a una mecanización para mejorar las cosechas.
Chad se convirtió en productor petrolero en 2003. A pesar de los ingresos que esta actividad le genera, las partes norte y este del país fueron víctimas del hambre que azota la región del Sahel desde 2010.
El Sahel es una extensa franja árida ubicada entre el desierto del Sahara y las sabanas de Sudán.
El presidente chadiano Idriss Déby Itno, cuyo cuarto periodo de gobierno comenzó en 2011, puso a los jóvenes y a los habitantes del campo al tope de su lista de prioridades.
El mandatario subrayó su deseo de poner fin a lo que llama «el infernal ciclo del hambre». Pero el déficit de cereales ha permanecido en más de 500.000 toneladas anuales desde 2010.
En 2009 se instaló en la capital una fábrica para ensamblar tractores, que el gobierno puso a disposición de los agricultores con la intención de impulsar la producción para el periodo de cultivos 2012-2013.
El Programa Nacional para la Seguridad Alimentaria (PNSA) se fijó como meta arar unas 450.000 hectáreas de tierras entre mediados de junio y fines de agosto, y así poder cosechar unas 900.000 toneladas de granos.
Un total de 914 tractores fueron puestos a disposición de los productores para la labrar la tierra, a un costo de 19 dólares por hectárea trabajada, explicó Yaya Mahamat Outman, encargado de supervisar y evaluar el PNSA.
Los ingresos generados por el arado superarán los 8,4 millones de dólares, que servirán para mantener vigente el programa, añadió.
El distrito de N’Djamena-Fara, 40 kilómetros al noroeste de la capital, se convirtió una de las principales regiones agrícolas del país desde la llegada de los tractores. Antes, los residentes se dedicaban fundamentalmente a la pesca y a la ganadería.
«Con un tractor, hasta la persona más perezosa puede tener una granja», bromeó Othniel Djimadoumngar, uno de los operadores de esos vehículos.
Djimadoumngar labra entre siete y ocho hectáreas al día, cuando se necesitan varios días para arar apenas una hectárea si es a mano o con un buey.
Pero mantener las máquinas se ha vuelto un problema.
«Cuando se rompe un tractor, tenemos que arreglarlo nosotros mismos. Cuando llamamos a N’Djamena, nadie responde. Incluso conseguir abono, como (el fertilizante) NPK, no es sencillo. A veces hay que ir a comprarlo a Douguia, una localidad a 30 kilómetros de distancia», señaló el jefe de agricultura del distrito de N’Djamena-Fara, Patrice Allarabaye.
La asesora agrícola Gisèle Bénaïdara Djasnebeye dijo a IPS que se dedicaba a ayudar a los productores a que lograran mejores cosechas.
«Lo que usted ve aquí es un terreno de demostración. Les enseñamos a los productores cómo trasplantar el arroz. Siempre se debe trasplantar en una red de 25 por 25 centímetros, o de 20 por 20, usando una cinta de medir», explicó a IPS.
«Con esta técnica, si el terreno es desmalezado y cuidado, un agricultor puede cosechar hasta 90 bolsas de 100 kilos de arroz con cáscara por hectárea», señaló.
La temporada de labranza está por terminar en todo el país, y el distrito de N’Djamena-Fara tendrá 400 hectáreas aradas gracias a los tractores. Además, las lluvias han sido buenas. Si las predicciones son correctas, los agricultores en el distrito cosecharán 36.000 bolsas de arroz en esta temporada.
El PNSA complementa el trabajo de la Oficina Nacional para el Desarrollo Rural, creada en los años 60 para apoyar a los productores.
El gobierno envía trabajadores de extensión y agrónomos para ayudar a los campesinos. Cada año, les compra productos y los revende a precios subsidiados cuando hay hambre o durante el periodo anual de carestía, que va de fines de junio hasta fines de agosto.
Este año, se pudo acumular una reserva de más de 20.000 toneladas de granos.
Ahora N’Djamena-Fara es un importante centro de producción de frutas y verduras. Gracias al río Logone, que nutre a todo el distrito, hay muchos productos disponibles todo el año, como col, pepinos, espinaca y zanahorias, así como diferentes tipos de frutas.
Pero N’Djamena-Fara, como muchas partes de Chad, tiene dificultades para transportar estos productos a la capital. La mayor parte de sus cosechas son compradas por comerciantes de Camerún.
«Estamos tan cerca de la capital, a apenas 40 kilómetros, y paradójicamente estamos aislados», dijo a IPS el subprefecto de N’Djamena-Fara.
Dijo esperar que el gobierno cumpliera su promesa de pavimentar una sección de la carretera que permitiría transportar los productos a la capital
http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=101575