El robot estadounidense Curiosity, que llegó a Marte el 6 de agosto, descubrió grava en el planeta rojo, al parecer proveniente del lecho de un antiguo arroyo que fluía en el pasado, anunciaron el jueves los responsables de la misión científica.
Ya se habían observado pruebas de la presencia de agua en Marte en el pasado, pero nunca se habían detectado sedimentos dejados por el agua, precisaron.
«Esta es la primera vez que vemos grava transportada por agua en Marte», dijo William Dietrich, de la Universidad de California, uno de los científicos de la misión.
«Esta es una transición entre las hipótesis sobre el tamaño de los materiales transportados por el flujo de agua y la observación directa de éstos últimos», agregó.
Las imágenes transmitidas por el laboratorio móvil Curiosity muestran grava incrustada en una capa de rocas conglomeradas.
Los tamaños y formas de estas piedras dan una idea de la velocidad y la distancia del flujo de esta corriente, de acuerdo con los científicos.
«A partir del tamaño de la grava, se puede inferir que el agua fluyó a unos 0,91 metros por segundo» a una profundidad de un metro, o sea la distancia «del tobillo a la cadera».
La forma redondeada de algunas de estas rocas indica que fueron transportadas por largas distancias desde la parte superior de la cuenca, donde un «canal» llamado «Peace Vallis» se unía a la corriente aluvial.
«La forma de esta gravilla indica que fue transportada y el tamaño confirma que no fue arrastrada por el viento sino por el flujo de agua», dijo Rebecca Williams, del Instituto de Ciencias Planetarias en Tucson (Arizona, sureste de EEUU), miembro del equipo científico del Curiosity.
La abundancia de canales en la cuenca aluvial sugiere que estos flujos de agua fueron continuos o repetidos durante un largo período de tiempo, y no ocasionales o de unos pocos años, explicaron los científicos
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