Braulio Ferreira de Souza Dias, secretario ejecutivo del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CBD). Crédito: Secretaría de la CBD, Montreal, Canadá
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BHUBANESWAR, India, 5 oct (IPS) – La 11 Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB) se celebrará entre el 8 y el 19 de este mes en medio de una «tragedia de los bienes comunes»: la veloz pérdida de especies en bosques, océanos y tierras agrícolas indígenas.
Se espera que 10.000 personas asistan a la conferencia, o COP 11, que adoptó el lema «La naturaleza protege si está protegida» y se llevará a cabo en Hyderabad, un centro de tecnologías de la información en el sur de India.
En dos semanas, los 193 países miembros del CDB evaluarán si se ha avanzado en convertir las metas de Aichi –adoptadas en la COP 10 de la ciudad japonesa de Nagoya en 2010– en planes de acción y estrategias nacionales de biodiversidad y abordarán la cuestión del dinero que se necesita para cumplirlos.
Con tanto en juego, al secretario ejecutivo del CDB, Braulio Ferreira de Souza Dias, le sobran preocupaciones.
Con tres décadas de experiencia que combinan la formación científica y un amplio currículum como negociador de temas de biodiversidad, Dias dialogó con IPS sobre sus expectativas ante la conferencia.
IPS: ¿Por qué los gobiernos no cumplen sus obligaciones de frenar la rápida pérdida de biodiversidad?
BRAULIO FERREIRA DE SOUZA DIAS: En 2010, el informe «Perspectiva Mundial sobre la Biodiversidad 3» sostuvo que estábamos avanzando poco en la implementación de medidas, y que los principales agentes de la pérdida de diversidad biológica seguían siendo poderosos.
Las políticas nacionales aún promueven el cambio del uso del suelo, degradando ecosistemas para potenciar la producción insostenible de alimentos –incluso los procedentes de los océanos– y de energía. El cambio climático y la acidificación oceánica han exacerbado esta situación.
Aunque vemos un mayor compromiso de los gobiernos y de la sociedad civil sobre la necesidad de proteger la naturaleza y potenciar la conservación, todavía no coinciden los compromisos con la verdadera acción.
IPS: Las áreas más explotadas y las que presentan la máxima pérdida de biodiversidad, son los bienes comunitarios. ¿Cómo corregir ese fenómeno?
BFSD: La sobrepesca es un ejemplo clásico de la tragedia de los bienes comunes, y la pérdida de biodiversidad en los océanos se vuelve cada vez más evidente. Uno de los objetivos de Nagoya fue que los países reformaran instrumentos económicos que impactan negativamente en la biodiversidad y en los ecosistemas.
En la mayoría de los países, la pesca insostenible está promovida por los subsidios al combustible y a la construcción de flotas pesqueras. Necesitamos eliminar esas subvenciones y utilizar esos fondos (para promover medios alternativos de sustento para los pescadores, por ejemplo), y también crear áreas de exclusión temporarias, para que las especies agotadas se repongan.
Sabemos qué se necesita hacer para cambiar la situación actual. Lamentablemente, las políticas y los instrumentos económicos todavía promueven el modelo de dejar todo como está, que hace imposible la sostenibilidad.
IPS: ¿Se puede orquestar un sistema legal para proteger las prácticas tradicionales indígenas de los daños que le pueden infligir las patentes?
BFSD: Eso es lo que esperamos. Luego de muchos años de negociaciones muy duras, el CBD fue esencial para llegar en 2010 al Protocolo de Nagoya sobre Acceso y Participación en los Beneficios, que introdujo este concepto de compartir las ganancias con quienes son los custodios de la biodiversidad, esencialmente comunidades indígenas de países en desarrollo.
En forma previa, India, Brasil y Australia habían implementado reglas nacionales para el acceso y la participación en los beneficios que iban contra la biopiratería. El hecho es que la mayoría de las empresas de los países industrializados no se sintieron obligadas a cumplir esas leyes, porque no había en vigor ninguna norma mundial (que así lo estableciera).
IPS: ¿Cuánto falta para que la cantidad requerida de países ratifiquen el Protocolo de Nagoya y permitan su entrada en vigor?
BFSD: Necesitamos que por lo menos 50 de las 193 partes del CBD ratifiquen ese protocolo a fin de que adquiera estatus legal. Tenemos 92 firmas, pero solo cinco países han completado las formalidades requeridas para ratificarlo.
Según nuestra información, es probable que otros 12 lo ratifiquen a fin de este año. Sin embargo, esto alcanzará para llegar apenas a un tercio de las ratificaciones necesarias. Espero que en la COP 12, en 2014, consigamos las que faltan.
Actualmente, nuestro acento está puesto en promover la conciencia, crear capacidad y efectuar consultas con diferentes sectores, como la salud, la agricultura y la biotecnología, a fin de que los gobiernos tengan toda la información que necesiten para ratificar el protocolo y para promover los cambios internos necesarios.
IPS: Ínterim, ¿qué otros mecanismos pueden adoptar los gobiernos de inmediato para frenar la alarmante desaparición de especies y proteger a las comunidades locales?
BFSD: Un mecanismo es el área protegida. En muchos países los gobiernos las establecen y las controlan. El CBD reconoce que también podemos tener áreas protegidas supervisadas por las comunidades, que sean plenamente reconocidas y apoyadas con financiación de las autoridades nacionales.
Este es un proceso participativo deseable, que promueve la equidad socioeconómica y tiene un resultado totalmente positivo de potenciar la conservación de la biodiversidad y el sustento de las comunidades locales.
Namibia ya ejecutó 70 de esos acuerdos formales de conservación con comunidades locales. Bolivia, Australia, Brasil y México también tienen historias de éxito. En la COP 11, el CDB presentará un estudio que reúne estas experiencias positivas a lo largo de un día entero de debates para alentar a los países a adoptar este instrumento.
IPS: ¿Qué rol atribuye usted a las mujeres en la preservación de la biodiversidad?
BFSD: Las mujeres, especialmente en las comunidades indígenas, proveen de alimento a las familias, crían a los hijos y son las custodias de una relación tradicional con la naturaleza, así como del conocimiento colectivo sobre sistemas de producción alimentaria.
Es muy importante asegurarnos de contar con este conocimiento para un mejor manejo de la conservación, reconociendo el papel femenino y alentando su participación en la toma de decisiones.
http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=101681
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