El Consejo de Estado de China publicó documentos técnicos titulados «Reforma Judicial en China» el 9 de octubre a las 10 a.m. Este mismo día, Jiang Wei, jefe de oficina del Grupo Directivo Central para la Reforma Judicial, discutió información sobre los libros blancos y respondió las preguntas de los periodistas en una conferencia de prensa.
Un periodista del diario alemán Die Welt (El Mundo) planteó el tema de los campos de trabajo forzado del sistema chino, señalando que no se abordó en el Libro Blanco y preguntó por qué los problemas existentes, aún no se resuelven a pesar de que numerosos representantes de la Asamblea Popular abogan por su abolición.
Jiang Wei respondió que el sistema de campos de trabajo forzado desempeña un papel en «mantener el orden social», pero admitió que hay «problemas de regulación» en el sistema. Actualmente este sistema se usa con frecuencia para reprimir a los disidentes.
«Hemos llegado a un acuerdo sobre las reformas de los campos de trabajo forzado», afirmó Wei. «Los departamentos correspondientes realizan gran cantidad de investigaciones y toman el consejo de expertos y representantes de la Asamblea Popular, a fin de llegar a un plan de acción específico».
Los críticos dicen que el sistema de campos de trabajo forzado viola los derechos humanos y permite el abuso de poder de la policía. En 2009, alrededor de 190.000 chinos fueron llevados a 320 campos de trabajo forzado en todo el país, con otros 1.6 millones de personas en prisión.
Originalmente establecida en 1950 para suprimir a los opositores del gobierno, hoy en día el sistema de campos de trabajo forzado permite a la policía detener a las víctimas durante tres años sin juicio y agregar un año más si los detenidos «se portan mal» a los ojos del Partido.
Aunque el sistema se utiliza con frecuencia para castigar a drogadictos, prostitutas y otros acusados de delitos menores, también se usa para perseguir a disidentes políticos y practicantes de Falun Gong.
Guo Jun, editor en jefe de las ediciones en chino de La Gran Época, fue invitado a hablar en la 21º reunión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, donde se señala que: «En nuestra investigación encontramos que los prisioneros, detenidos en campos de trabajo forzado y prisiones, eran casi la única fuente de órganos para trasplantes en China. La gran mayoría eran practicantes de Falun Gong, una práctica espiritual china».
Arne Schwartz, investigador de la sustracción forzada de órganos en China, dijo que los cálculos informados de practicantes de Falun Gong asesinados por sus órganos llegan a 65.000. Los órganos de los practicantes fueron sustraídos antes de morir.
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