En la década de 1930, Estados Unidos, Gran Bretaña y los Países Bajos establecieron el curso de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico conspirando contra Japón. Los tres gobiernos requisaron las cuentas bancarias japonesas que Japón utilizaba en sus países para pagar las importaciones y bloquearon el acceso de Japón al petróleo, el caucho, el estaño, el hierro y otras materias primas vitales. ¿Fue Pearl Harbor, la respuesta de Japón?
Ahora, Washington y sus títeres de la OTAN están empleando la misma estrategia contra China.
Las protestas en Túnez, Egipto, Bahréin y Yemen, surgieron de pueblos que protestaban contra los tiránicos gobiernos títeres de Washington. Sin embargo, las protestas contra Gaddafi, que no es un títere de Occidente, parecen haber sido organizadas por la CIA en el este de Libia, donde se halla el petróleo y donde China tiene grandes inversiones en energía.
El ochenta por ciento de las reservas de petróleo de Libia, presuntamente están en la Cuenca de Sirte en el este de Libia, ahora controlado por los rebeldes apoyados por Washington. Como el setenta por ciento del PIB de Libia es producto del petróleo, la división exitosa de Libia dejaría empobrecido al régimen de Gaddafi con sede en Trípoli.
El People’s Daily Online (del 23 de marzo) informó que China desarrolla 50 proyectos de gran envergadura en Libia. El estallido de las hostilidades ha detenido estos proyectos y dio lugar a que 30.000 trabajadores chinos fueran evacuados de Libia. Las empresas chinas dan a entender que esperan perder cientos de millones de yuanes.
China confía en África, principalmente en Libia, Angola y Nigeria, sus necesidades energéticas futuras. En respuesta a la presencia económica de China en África, Washington se involucró militarmente en el continente con el Comando Africano de Estados Unidos (AFRICOM), creado por el presidente George W. Bush en 2007. Cuarenta y nueve países africanos acordaron participar con Washington en el AFRICOM, pero Gaddafi se negó, creando por tanto una segunda razón para que Washington apuntara a Libia como adquisición.
Una tercera razón para apuntar a Libia es que Libia y Siria son los únicos dos países con costas del mar Mediterráneo que no están bajo control o influencia de Washington. Curiosamente, las protestas también han estallado en Siria. Sin importar lo que los sirios puedan pensar de su gobierno, después de ver el destino de Irak y ahora el de Libia es poco probable que los sirios deseen la intervención militar de Estados Unidos. Tanto la CIA y el Mossad reconocen utilizar sitios de redes sociales para fomentar protestas y difundir desinformación. Estos servicios de inteligencia son los probables conspiradores a los que los gobiernos de Siria y Libia culpan por las protestas.
Sorprendido por las protestas en Túnez y Egipto, Washington se dio cuenta de que las protestas podrían ser utilizadas para sacar a Gaddafi y Assad. La excusa para la intervención humanitaria en Libia no es creíble considerando que Washington dio luz verde a los militares de Arabia Saudita para aplastar las protestas en Bahréin, la base de operaciones de la Quinta Flota de Estados Unidos.
Si Washington logra derrocar al gobierno de Assad en Siria, Rusia perdería su base naval en el Mediterráneo en el puerto sirio de Tartus. Por lo tanto, Washington tiene mucho que ganar si se puede utilizar el manto de la rebelión popular para expulsar a China y Rusia del Mediterráneo. El mare nostrum («nuestro mar») de Roma se convertiría en el mare nostrum de Washington.
«Gaddafi se tiene que ir», declaró Obama. ¿Cuánto tiempo pasará antes que también escuchemos «¿Assad se tiene que ir?»
La cautiva prensa estadounidense está trabajando en demonizar tanto a Gaddafi como a Assad, un oculista que regresó a Siria desde Londres a la cabeza del gobierno después de la muerte de su padre.
La hipocresía pasa inadvertida cuando Obama llama a Gaddafi y Assad dictadores. Desde el comienzo del Siglo XXI, el Presidente de Estados Unidos ha sido un César. Sobre la base de nada más que un memorando del Departamento de Justicia, George W. Bush fue situado por encima del derecho legal estadounidense, el derecho internacional, y el poder del Congreso, mientras actuaba en calidad de comandante en jefe en la «guerra contra el terrorismo».
El César Obama ha hecho las cosas un paso mejor que Bush. El César Obama ha llevado a Estados Unidos a la guerra contra Libia, sin siquiera tener la pretensión de pedir al Congreso su autorización. Se trata de un delito procesable, pero un Congreso impotente es incapaz de proteger su poder. Al aceptar las demandas de la autoridad ejecutiva, el Congreso ha dado su conformidad al cesarismo. El pueblo norteamericano no tiene más control sobre su gobierno del que tienen los pueblos en los países gobernados por dictadores.
La búsqueda de hegemonía mundial de Washington está conduciendo al mundo hacia la Tercera Guerra Mundial. China no es menos orgullosa de lo que era Japón en la década de 1930 y es poco probable que preste a ser acosada y dominada, por lo que China considera como un Occidente decadente. El resentimiento de Rusia frente a su cerco militar va en aumento. La arrogancia de Washington puede conducir a error de cálculo fatal.
en la biblia dice claramente que dios no permitirá un 3ra guerra mundial
No mames alfonso.