Artur Mas. Foto: EPA
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Sobre los españoles que se debaten en una crisis económica más aguda que se registra en otros países europeos, gravita otro problema: el separatismo. Igor Kudrin analiza la actual situación en Cataluña.
Me imagino los sentimientos de un español “medio”. Por la mañana, al abrir un periódico, encuentra en la primera plana las dos noticias más preocupantes. Una tiene que ver con el desempleo que ha batido todos los récords de la UE, pasando de los cinco millones de personas. La otra, con la política. Si el presidente del gobierno Mariano Rajoy promete a sus compatriotas en los próximos dos años cambios para mejor, las tendencias secesionistas del presidente de la Generalitat de Cataluña Artur Mas la mayoría las recibe muy negativamente. Ante todo ahora, cuando para las elecciones autonómicas quedan dos semanas y la campaña de Mas se hace bajo la única y dudosa consigna de la inevitable separación de Madrid.
Según Rajoy, “agotó todas las posibilidades de diálogo”, pero no permitirá nunca realizar el criminal propósito de separar Cataluña de España. Tal política contradice la Constitución y va contra la historia. En efecto, las opiniones de los partidarios de la transformación de Cataluña en un Estado independiente de Europa les parecen desatinadas a los españoles y a muchos socios suyos en el exterior. Escuchemos lo que dijo el separatista Xavil Matas en una manifestación en Barcelona:
—Queremos una Cataluña independiente. Pues, somos catalanes, una nación aparte. Tenemos nuestro territorio y nuestra lengua. Y ahora, cuando España se va a pique, no queremos quedar en esta nave que se hunde.
Las palabras de este estudiante no coinciden con el parecer de muchos de sus compatriotas, en primer lugar de las personas expertas, conocedoras de los acontecimientos de los siglos XIX y XX, cuando los secesionistas catalanes trataron tres veces y siempre en vano de proclamar su Estado independiente. Según los expertos, el cuarto intento de separarse de Madrid terminará con un fracaso similar. A propósito, ayer en Bruselas políticos europeos se lo recordaron una vez más. Ellos no ven perspectiva alguna de la separación de Cataluña de España, sobre todo en el actual tiempo de crisis.
Al propio tiempo, los principales empresarios catalanes declararon en su reunión en Barcelona: sin Madrid para los catalanes no hay salida de la enredada situación económica y no se ve perspectiva alguna para tornar a la bonanza de antes. Como dijo uno de los conocidos economistas, “la proclamación de Estado catalán es una historia de intentos fallidos”.
En tales circunstancias Madrid, Valencia, Sevilla no deben practicar en caso alguno “catalanofobia”, que algunos funcionarios del gobernante PP quieren imponer en la lucha contra los secesionistas catalanes. No en vano el partido socialista, opositor, ve una sola salida de la actual situación: un diálogo permanente y concreto.
Ayer esta idea fue expuesta con nitidez en la conferencia “España ante la crisis” por el secretario general del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba. Creo que es la mejor salida de la situación en la que una parte desbarra confusamente de la independencia y la otra le objeta duramente: “no te irás”. A fin de superar la situación de hoy se necesitan no solo las reformas que acaba de trazar Mariano Rajoy para los dos próximos años, sino asimismo la unidad en la aspiración de superar los embarazos. Para que el país, ayer próspero, se enrumbe hacia el bienestar.
vs/as
http://spanish.ruvr.ru/2012_11_08/espana-cataluna-separatismo-independencia-crisis/