A partir del pasado lunes en Francia entró en vigor la ley que prohíbe a las mujeres llevar el velo musulmán, una prenda que gran parte de los ciudadanos y políticos en el país ven como un símbolo de la opresión a la mujer y como estandarte del Islam fundamentalista.
La normativa, aprobada el 12 de octubre del 2010, por iniciativa del presidente del país Nicolas Sarkozy, entonces causó acalorados debates en el Parlamento, por lo que tuvo que ser enmendada considerablemente. En particular, uno de los cambios fue la exclusión del texto de la palabra ‘burka’, por lo que oficialmente la ley fue dirigida a ‘prohibir tapar la cara en lugares públicos’.
El descontento con esta norma, que algunos consideran como un paso contra las minorías étnicas y religiosas del país, ‘se calienta’ además por diferentes acciones de protesta por parte de grupos extremistas. Así el grupo terrorista Al-Qaeda, de forma reiterada, había difundido en Internet mensajes amenazantes hacia los dirigentes franceses. Tal vez para calmar un poco la situación, la entrada en vigor de la ley fue aplazada por seis meses.
Según los datos del Ministerio del Interior de Francia, en el país hay más de 2.000 mujeres que llevan el burka y el nicab. Los representantes de partidos de izquierda han subrayado varias veces que la adopción de esta normativa no se basa en la situación real por lo que agravará las relaciones entre la comunidad musulmana y el Estado.
La ley prohíbe llevar prendas que oculten el rostro en espacios públicos, ya sea la calle, transporte colectivo, tiendas, colegios, juzgados, hospitales o edificios gubernamentales y prevé una multa de 150 euros (unos 190 dólares) a quienes se opongan a cumplirla. Mientras tanto los maridos o concubinos (u otra persona) que obliguen a sus parejas (o esposas) a usar el velo podrán ser condenados a un año de cárcel y a 30.000 euros de multa.
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