Diwali y Loy Krathong: iluminando la vida.

No pierdas el tiempo
Pensando en lo que ya pasó
O en lo que aún no ha pasado.
Tañe las campanas que aún pueden repicar,
Olvídate de tu ofrecimiento perfecto;
Todo tiene una grieta:
Así es como entra la luz.
 
 Leonard Cohen, poeta, novelista y cantante.
La vida tiene sus retos: un revés en tu carrera, una discusión, una tragedia real como la muerte de un ser querido… y las más de las veces sentimos que todas estas desgracias nos llegan a la vez, sin darnos tiempo a respirar… ¿o es que no encontramos tiempo para hacerlo? Sogyal Rimpoché, maestro tibetano, advierte que “en un mundo dedicado a la distracción, el silencio y la quietud nos aterrorizan, y nos protegemos de ellos por medio del ruido y las ocupaciones frenéticas. Contemplar la naturaleza de nuestra mente es lo último que nos atreveríamos a hacer. Algunas veces pienso que no queremos plantearnos realmente ninguna pregunta acerca de quiénes somos, por miedo a descubrir que existe otra realidad distinta a ésta. A veces, aunque la puerta de la celda esté abierta de par en par, el preso no quiere escapar.” Así que, a veces, es necesario recalibrar y dejar pasar la luz, tanto mejor en compañía.
El Diwali o la Fiesta de las Luces (también llamado Divali o en sánscrito, Deepavali o Deepawali) es la gran fiesta de India: la entrada del nuevo año hindú. Se celebra en torno a mediados de octubre y mediados de noviembre, en la noche de luna nueva. Es una fiesta religiosa que celebran varias religiones en India, como el hinduísmo, el budismo, el sijismo y el jainismo. Por eso, Diwali es celebrado también en Nepal, Singapur, Sri Lanka, Myanmar, Fiji, Trinidad y Tobago, Islas Mauricio, Malasia y Guayana.
La Reina de las Fiestas es Lakshmí, esposa del dios Vishnú, diosa que simboliza la buena suerte, la belleza y quien otorga la prosperidad y la riqueza. También, el popular dios Ganesha es especialmente venerado (el Señor de comienzos auspicios) y Hánuman (Eliminador de Obstáculos).
Por su parte, los sijs celebran la liberación de su sexto gurú, Hargonbind, y para los jainitas, en el día de Diwali falleció el santo Mahavirá (549 – 477 a. C.), creador del jainismo, de forma que la mayoría de las personas en India tienen un motivo religioso de celebración.
La fiesta tiene lugar en el decimoquinto día de la quincena oscura del mes de kārttika (que cada año puede caer entre el 21 de octubre y el 18 de noviembre), y puede durar cuatro o cinco días.
Conmemora la muerte del demonio Narakasura a manos de Krishná y la liberación de las dieciséis mil doncellas que tenía prisioneras. Celebra también el regreso a la ciudad de Ayodhyā del príncipe Rāma tras su victoria sobre Rāvaṇa, rey de los demonios.
Según la leyenda, los habitantes de la ciudad llenaron las murallas y los tejados con lámparas para que Rāma pudiera encontrar fácilmente el camino. De ahí comenzó la tradición de encender multitud de luces durante la noche.
Las casas se limpian de forma especial y se adornan con diversos motivos y lámparas de aceite o velas que se encienden al atardecer. Es el momento para renovar los libros de cuentas, hacer limpieza general, reemplazar algunos enseres del hogar y pintarlo y decorarlo para el año entrante. Es usual celebrar una comida compuesta de sabrosos platos y dulces, hacer regalos a las personas cercanas y familiares, los fuegos artificiales y los juegos. En muchos pueblos y aldeas pueden verse en los días de Diwali los llamados “melas”. Algo así como ferias en las que los campesinos venden y compran los productos, mientras las chicas y mujeres visten de formas muy coloridas estos días a lo largo del país, decorando manos y muñecas con henna y adornándose con vistosas joyas.

Además,  la diosa favorecerá de forma especial a quienes se reconcilien con sus enemigos.


Se aconseja instalar un altar en un lugar preferente de las casas donde esté presente una imagen de Lakshmí a la que se le ofrecerán flores, incienso y monedas. Al anochecer se abren todas las ventanas y puertas de las casas y en cada una de ellas se realiza un ofrecimiento de luz con una lámpara de aceite o una vela, repitiendo el mismo mantra, para que Lakshmí entre para el resto del año. Actualmente, es muy popular jugar a las cartas durante los días de Diwali, ya que al ser unas fiestas relacionadas con Lakshmi, se piensa que traerán fortuna a todos aquellos que participen.
También se lanzan barcos de papel o lamparillas encendidas a los ríos sagrados. Se dice que cuanto más lejos vayan, mayor será la felicidad en el año nuevo y se elaboran unos diseños llamados manorā, que son unos dibujos hechos en las paredes y que se adornan durante el festival.
A la salida del sol es de ritual lavarse la cabeza, lo que tiene el mismo mérito que bañarse en el sagrado río Gangā (el Ganges). El simbolismo de la fiesta consiste en la necesidad del ser humano de avanzar hacia la luz de la Verdad desde la ignorancia y la infelicidad.
Mientras, en Tailandia, se celebra la fiesta de “Loy Krathong” o la fiesta de los farolillos tailandeses. La traducción de “Loy” es “flotar” y “Krathong” es “balsa”. Normalmente se fabrica con el tronco del banano y tiene unos 20 o 25 centímetros de diámetro. Dentro, se decora con flores, pequeñas hojas y 3 inciensos (aunque los departamentos gubernamentales, grandes empresas y otras organizaciones construyen balsas mucho más grandes y elaboradas, que toman parte en concursos). En esta noche la gente ofrece las balsas construidas artesanalmente al río y las despide con un ritual y mucha fe.
Según los escritos de S.M. el Rey Rama IV (1863), el festival, brahmánico en su origen (Diwali), habría sido adaptado por los budistas tailandeses como ceremonia en honor de Buda. Además de venerar a Buda con las luces de las candelas de las pequeñas balsas, el acto de hacer navegar éstas por el río simbolizaría la renuncia y superación de todos los rencores, malos humores y puntos flacos de cada uno, a fin de comenzar una nueva vida sin ellos y dando gracias a todo lo positivo. Antiguamente, los tailandeses solían hacerse cortar las uñas de sus manos y los cabellos, haciéndolos flotar también con las balsas, como símbolo de las partes negativas de uno mismo que se dejan atrás, . Muchos tailandeses creen que dejar flotar un “krathong” les proporcionará buena suerte y lo hacen en honor y agradecimiento a la diosa del agua, Phra Mae Khongkha.
Cuando se ofrece la krathong a esta diosa, se acostumbra a pedir un deseo y el ritual es la unión con los dioses y la naturaleza. A medida que los miles de farolillos se alejan flotando, bajo los mismos se celebra una fiesta asombrosamente bella y feliz en la que tienen lugar espectáculos de fuegos artificiales y concursos de belleza, que se conocen como “Concursos de la Reina Noppamas”. Según la leyenda, Noppamas fue la consorte del rey Loethai de Sukhothai (siglo XIV) y la primera en hacer flotar “krathongs” decorados.
Ventana externa
Fuentes:
http://www.boston.com/bigpicture/2012/11/diwali_2012_festival_of_lights.html
http://blog.lasociedadgeografica.com/festividades/que-es-diwali-sociedad-geografica-de-las-indias/
http://tuguiaenchiangmai.com/fiesta-de-loy-kratong-en-chiang-mai/
El libro tibetano de la vida y la muerte- Sogyal Rimpoché.
http://unaantropologaenlaluna.blogspot.com.es/2012/11/diwali-y-loy-krathong-iluminando-la-vida.html

Un comentario en “Diwali y Loy Krathong: iluminando la vida.

  1. ¡Qué bonito!!! Gracias. Sin mencionar a Leonard Cohen mi ídolo. Soy mucho de velas e inscienso, pero según tengo entendido hay que esperar un tiempo para no retener a nuestros seres amados que ya se fueron, no es el caso aquí, pero quería decir que las velas nos ayudan, su luz es BIEN y CAMINO.
    Con su permiso Maestroviejo recomiendo un libro «La troisième oreille» de Belline.
    http://intelligence-infinie.e-monsite.com/pages/bibliotheque/la-troisieme-oreille-belline.html
    Espero no haberme «pasado»

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